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157 asesinatos investigados por la Justicia

Según el Foro por la Memoria de Guadalajara, serían milicianos hechos prisioneros en 1936 tras la Batalla de Sigüenza.

Por Gloria Magro. El Hexágono de Guadalajara.

La policía judicial investiga el hallazgo de cuerpos en el cementerio de Las Casas (Sorias); Foto: FMGU

El escenario del crimen es rápidamente acordonado por la policía judicial. A la espera del juez a cargo de la investigación, los agentes impiden la labor de los fotógrafos y mantienen a distancia prudencial a los familiares de las víctimas y a los investigadores que han hecho el descubrimiento. A sus pies, la fosa del cementerio de Las Casas, en Soria, donde han aparecido los restos revueltos de lo que podrían ser en total en todo el recinto más de un centenar de personas asesinadas, muchas de las cuales, según el Foro por la Memoria de Guadalajara, serían milicianos hechos prisioneros en 1936 tras la Batalla de Sigüenza.

Soria asiste estos días fascinada al último episodio de la Guerra Civil, que se escribe en un cementerio de su capital. Los periódicos publican día a día las últimas novedades de un caso histórico que desvela uno de los episodios más dramáticos sucedidos en los primeros meses de la contienda y del que los historiadores tenían constancia aunque la fosa no hubiera sido aún localizada. En la cata anterior, el pasado otoño, ahora saben que se quedaron a escasos centímetros de acertar. Los primeros siete cuerpos han aparecido justo ante la puerta principal del recinto y se cree que hay muchos más, tanto dentro como extramuros.

Más de ochenta y seis años después de aquellos sucesos y a diferencia de lo que ocurre en otros lugares, en esta ocasión el paisaje dantesco de huesos y balas de procedencia alemana localizado en Las Casas no está siendo tratado como mera arqueología forense sino como el escenario de un crimen, de un crimen a gran escala. Los juzgados de Soria han procedido con diligencia en la excavación realizada por los investigadores de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y la asociación soriana Memoria y Dignidad. Los familiares de algunas de las víctimas, allí presentes, confían en que las pruebas de ADN confirmen el final de una búsqueda que ha durado décadas de dolor e incertidumbre.

Maribel Dorado Marín ha ido en varias ocasiones a Soria, estuvo presente en la excavación del pasado otoño y también ha querido presenciar ésta. Busca a sus tíos, desparecidos en Sigüenza tras la toma de la catedral. El rastro de ambos se pierde entre los cientos de milicianos prisioneros trasladados en tren al convento soriano de Santa Clara, reconvertido por aquel entonces en prisión del ejército sublevado. «Todos los que están aquí enterrados merecen estar con sus familias», afirma emocionada después de haber presenciado la aparición de los primeros restos óseos y de haber visto las huellas claras de disparos en los cráneos que surgen de entre el barro. Esa imagen ha recorrido todos los medios de comunicación nacionales e internacionales estos días.

Los investigadores creen que en ese recinto yacen vecinos de los pueblos de alrededor, represaliados en los meses iniciales de la guerra, y también prisioneros provenientes de Guadalajara. El juzgado de Soria ha solicitado al Foro por la Memoria de Guadalajara que proporcione las listas de presos que localizaron en 2011 en archivos militares. Se trata de dos listados con nombres, apellidos y filiación que da cuenta de los milicianos capturados en Sigüenza por el ejército sublevado. El primero de ellos, fechado el 16 de octubre de 1936, tras la toma de la catedral, con los datos de 490 hombres, 47 mujeres y 54 niños, y el segundo, procedente de la prisión de Soria, a donde fueron trasladados, fechado en enero de 1937. Entre un lista y otra, la diferencia es de 157 nombres, cuyos cuerpos podrían ser los que se han encontrado estos días y los que aún pueden aparecer cuando se realicen las siguientes prospecciones.

Entre ellos podrían estar los restos de Enrique Bispo Blanco, miliciano del Batallón Ferroviario, desaparecido cuando se encontraba bajo custodia de las fuerzas fascistas después de combatir en Sigüenza. Su nieta, Olga Quijada Bispo, asistía estos días a la excavación. Al igual que ella, Maribel Dorado Marín; cementerio soriano ha sido la última parada de su búsqueda. Tres de sus tíos, apenas adolescentes, se alistaron en defensa de la República en el verano de 1936. A dos de ellos, Carmelo Agustín Marín Martínez, los más jóvenes, el Foro por la Memoria de Guadalajara los sitúa en Sigüenza durante la toma de la catedral. Sus nombres figuran en el listado de los milicianos que llegaron después a Soria y ahí se desvanece su pista, estando bajo custodia de los militares sublevados. La familia no ha dejado de buscarles desde entonces.

En España, a diferencia de lo ocurrido en otros conflictos de la época, tras el fin de la Guerra Civil no estalló la paz, sino la represión. El Régimen franquista no levantó sistemáticamente fosas y cunetas, no identificó a los caídos, ni proporcionó descanso a todas las familias. “Solo lo hizo con los suyos –explica Xulio Garcia Bilbao, documentalista y responsable del Foro por la Memoria de Guadalajara, presente también en el levantamiento de la fosa de Soria-. En el BOE del 1 de mayo de 1940 Franco publicó una orden para exhumar, identificar y homenajear a los muertos del bando franquista, ignorando a los republicanos”.

Los años venideros se cebaron aún más con los españoles que perdieron no solo la guerra, sino también a sus padres, tíos o hermanos. La democracia no recogió tampoco la petición de estas familias. Y no ha sido hasta esta última legislatura, más de ochenta y cinco años después, con la La ley de Memoria Democrática, cuando se abrió una ventana de esperanza para los que aún manifiestan su derecho legítimo de encontrar sus restos. Y sin embargo, siguen siendo las asociaciones memoralistas quienes buscan la información y las respuestas. Muchas veces a pie de fosa, como estos días en Soria.

La Ley de Memoria Democrática entró en vigor en noviembre de 2021, su texto se puede consultar en el B.O.E y sitúa a España al mismo nivel que otras democracias europeas , ajustando a nuestro país a los principios de derecho internacional. La Ley se basa en los principios de verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición, así como en los valores democráticos de concordia, convivencia, pluralismo político, defensa de los derechos humanos, cultura de paz e igualdad de hombres y mujeres, como reza el comunicado de Presidencia del Gobierno. Para el ministro de presidencia y memoria democrática, Félix Bolaños, con esta ley «pasamos definitivamente página de la etapa más negra de nuestra historia, de la Dictadura y de la Guerra Civil, y abrazamos y reivindicamos lo mejor de nuestra historia, a las personas que lucharon por la democracia, por la Transición, por la Ley de Amnistía y por la Constitución».

Sin embargo, y aunque se trata de la legislación que más ha avanzado en asistencia a las víctimas de la Guerra Civil y del franquismo, y que más ha trabajado en crear una conciencia histórica sobre esos años, no supone una reparación o un marco legislativo completo, ni tampoco ha desarrollado en estos años su articulado. De hecho, la falta de un banco nacional de ADN es una de las trabas más importantes a la hora de identificar los restos cuando aparecen. Las asociaciones, como el Foro por la Memoria de Guadalajara, trabajan con laboratorios privados que almacenan estas pruebas, supliendo así la labor que no efectúa el Estado y que previsiblemente de llegar el Partido Popular al Gobierno ya no se llevará a cabo. La Ley de Memoria Democrática es una de las que el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijoo ha anunciado que derogará si gobierna la próxima legislatura.

Los listados de prisioneros y la información proveniente de archivos militares encontrada por el Foro por la Memoria de Guadalajara donde se prueban crímenes de lesa humanidad según la legislación española e internacional vigente ya en 1936 fueron presentadas el 24 de septiembre de 2013 ante el relator especial de Naciones Unidas para desapariciones Forzosas, (OHCHR) Ariel Dulitsky, durante su visita a España y en el seno de una reunión con distintas entidades memorialistas.

Aquellas familias que tengan información o sospecha de un familiar desaparecido en la Guerra Civil y quieran practicarse pruebas de ADN pueden contactar a través del correo electrónico con foroporlamemoriaguadalajara@gmail.com