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Trijueque (Guadalajara), 18/03/2022.- Siguiendo la serie de homenajes que el Foro por la Memoria de Guadalajara viene realizando a los luchadores y luchadoras por la libertad, y con ocasión del LXXXV Aniversario de la Batalla de Guadalajara, hemos querido en esta ocasión homenajear al mayor de milicias Gonzalo Pando Rivero, jefe de la 9ª Brigada Mixta del Ejército Popular, quien luchó heroicamente en la Batalla de Guadalajara. en marzo de 1937. El mayor Pando, médico de profesión, se hallaba destinado en el pueblo de Rascafría, y al comienzo de la guerra de España fundó el batallón Thaelman, con el que combatió en los frentes de la Sierra de Madrid. Afiliándose al Partido Comunista, fue nombrado jefe de la 9ª Brigada Mixta . Gonzalo Pando fue uno de los más apreciados jefes de la 11 División, comandada por Enrique Líster. Pando falleció en combate el 31 de julio de 1937, durante la batalla de Brunete.

El homenaje al mayor Pando consistió, una vez más en la entrega de un diploma con la propuesta de Medalla de la Libertad, que el Foro por la Memoria venimos entregando a veteranos luchadores y sus descendientes. El primero de estos diplomas se entregó personalmente a 2013 a Trifón Cañamares, de 102 años, comisario en la 49ª BM. El diploma para el comandante Pando el pasado 18 de marzo en Trijueque, ha sido el homenaje número 75 y le ha sido entregado a su sobrina nieta Ana Pérez Groba Pando (o Ana Afzali), quien aceptó emocionada la propuesta de medalla al valor en nombre de la familia Pando. Ana es la autora, además de una excelente biografía sobre su antepasado,Gonzalo Pando Rivero: De médico a comandante republicano de la Guerra Civil Española”. Ana aceptó la medalla, además portando una bandera tricolor de la República en una mano, y con una gorra de oficial republicano adornando su cabeza. (Aunque era de teniente y no de de mayor como su tío abuelo). Tras el homenaje en Trijueque, acudió a visitar Brihuega y tambien el monumento Memorial a las victimas de la dictadura inaugurado en el Cementerio de Guadalajara.
La Medalla de la Libertad fue una condecoración auténtica que fue creada por el gobierno de la República Española en 1937. El Foro por la Memoria no entrega la medalla, por supuesto, sino que lo que hace es una sencilla propuesta simbólica, “en ausencia del gobierno legítimo de la República Española”, para que le sea entregado al portador o descendientes, cuando la República sea proclamada.
Gracias Gonzalo Pando y gracias a Ana Pérez por aceptar ese sencillo homenaje.

Homenaje al mayor Gonzalo Pando, en Trijueque (Guadalajara)

AABI

Tras los sucesivos fracasos del ejército de Franco en la conquista de Madrid (noviembre de 1936) y en las operaciones posteriores sobre Pozuelo y Boadilla (diciembre), tendentes a rodear Madrid por el noroeste, el mando  republicano intentó sorprender al franquista mediante una operación lejos de Madrid y en un día poco esperado: el 1 de enero de 1937. Se trataba de tomar tres pueblos del norte de Guadalajara -Algora, Mirabueno y Almadrones- al objeto de, si era posible, llegar hasta Sigüenza y perforar aquel frente relativamente desguarnecido.

La fuerza encargada de la operación fue la XII BI junto con una brigada mixta, caballería, doce carros de asalto y dos baterías, todo ello bajo el mando del general Lukacs. Pacciardi pasó a dirigir la XII BI y Guido Picelli sustituyó a Pacciardi al mando del batallón Garibaldi. Los otros batallones siguieron con su mando: El franco belga o André Marty  con Jean Marie Geoffroy y el Dombrowski con Kochanek. El ataque comenzó en la madrugada del 1 de enero de 1937. Desde la zona de Las Inviernas salieron desplegados dos batallones internacionales con el objetivo inicial de tomar dos pueblos: el Franco-Belga tomaría Algora, el Garibaldi Mirabueno.

El asalto a Mirabueno.

Así lo cuenta Giovanni Pesce:

Llega la noche del 29 de diciembre de 1936; se sale hacia el frente. Ahora todos los garibaldinos están armados. La 2ª Compañía es acuartelada en una escuela [del pueblo de Las Inviernas]. A pesar de ser invierno el clima es templado; parece primavera.

A primera hora [del día 1 de enero] salimos y, tras 20 kilómetros, bajamos de los camiones para proseguir a pie. La carretera Madrid-Zaragoza está ocupada por las fuerzas fascistas. Avanzamos lentamente observando el terreno. El ruido de los dos tanques que nos preceden romper el silencio del campo. En el bosque los carros de combate  derriban plantas y setos abriéndonos el camino. Picelli observa las posiciones fascistas con los prismáticos. La caballería intenta tomar contacto con el enemigo. Acampamos. Mientras preparamos la comida el comandante de la compañía y los comisarios son convocados por el mando. Tras una detallada exposición, el mando reparte las tareas de cada unidad: el batallón Garibaldi tiene que ocupar Mirabueno; los franceses tienen que ocupar por sorpresa Algora y los polacos Almadrones.

Comienza el avance. No encontramos resistencia, se teme cualquier sorpresa. Picelli ordena enviar por delante pequeñas patrullas… Avanzamos a través de los campos divididos por muretes, lo que nos permite avanzar rápidamente sin ser vistos por el enemigo… En un momento a Giordano le parece oír un ruido que viene de detrás de un muro. Damos la voz de alarma. Unas sombras  saltan y desaparecen. Estamos en posición de tiro. Corremos tras el enemigo para no darle tiempo a prepararse. Tras unos 300 metros vemos moverse otras sombras. Mientras emplazamos la ametralladora el enemigo dispara las primeras ráfagas.  Los fusiles ametralladores nos protegen mientras avanzamos. Los fascistas disparan a lo loco pero se retiran abandonando armas y municiones. Las ráfagas de nuestros tanques golpean con precisión  las defensas del enemigo.

En las primeras casa de Mirabueno encontramos mayor resistencia. Hay fascistas emboscados que nos disparan. Dirigiendo la operación está Pacciardi; al mando del batallón Garibaldi está Picelli, al que vemos correr de un lado a otro, dar órdenes y consejos sin dejar de disparar… Los fascistas huyen desordenadamente. Capturamos algunos prisioneros y entramos en Mirabueno…. Nos hacemos con tres ambulancias y varios coches, uno de ellos cargado con paquetes de regalo enviados por Franco a sus tropas…

La toma de Algora

Narración escrita por Raymond Hantz, Jefe de Sección de la Compañía de Ametralladoras del Batallón André Marty:

Geoffroy [en la mañana del 1 de enero] reúne a los suboficiales para explicarnos nuestra misión.  Tres batallones estarán en línea, cada uno con su objetivo.  El nuestro es Algora, un pueblo que está a 8 km al que debemos atacar y tomar. Como apoyo tenemos la batería Thälmann, que se encuentra donde ahora estamos. Tenemos que atacar a las 8h. Haremos una marcha de aproximación hasta llegar a 2 kms de Algora, nos detendremos y entonces la batería Thälmann iniciará los disparos contra Algora durante media hora.  Los 3 tanques que se nos asignan avanzarán sobre la misma línea de la 3ª compañía, donde estará el Comandante.  La 1ª irá a la derecha y la 2ª a la izquierda. Formación en triángulo.  La compañía de ametralladoras se distribuirá entre todas las compañías; mi sección va con la 2ª, a la izquierda por tanto. Una vez terminado el bombardeo, los tanques avanzarán delante del batallón y formarán el centro de ataque, sirviendo de punto de encuentro. Estoy completamente de acuerdo con el plan de ataque y comienzo a tener confianza en Geoffroy.

A las 8h ya estamos en la línea de partida.  Se da la orden de avanzar; atravesamos campos y más campos, nuevo esfuerzo para los ametralladores. El sol comienza a pegar fuerte.  No paramos ni un instante ya que hay que seguir a los tanques.  En cierto momento aparece una nube de aviones a solo 100 metros de altitud. Son los nuestros.  Vuelan sobre nuestras cabezas.  Los saludamos con el puño en alto pero, de repente, sus ametralladores disparan.  ¿Qué sucede?  Nuestros aviones se han equivocado al tomarnos por fascistas. Vuelan casi al ras del suelo y tiran sin parar.  Intentamos hacerles comprender con señales que se equivocan, pero siguen disparando; no nos queda más remedio  que dispersarnos lo mejor posible.  Aunque están al alcance de nuestros fusiles –algunos pasan a 20 metros de nuestras cabezas– no les tiramos. Hieren a varios compañeros y finalmente se van.  Este error nos ha desconcertado un poco, pero retomamos nuestra formación y avanzamos.[1]

Llegamos a 2 km de Algora.  Allí creo que, siguiendo el plan de ataque, nos vamos a parar, pero no es así, hay que continuar.  Comienzo a inquietarme.  A 800 metros del pueblo los fascistas abren fuego.  Los tanques responden al cañón de 37 mm y seguimos avanzando.  Cosa sorprendente, las balas se hunden a nuestro alrededor y no hay heridos.  A unos 600 metros del pueblo, veo que desde nuestra izquierda también llegan balas.  Hago colocar dos piezas con algunos fusileros sobre un alto.  Los camaradas tienen la posibilidad de ver de dónde vienen los tiros y responder.  Coloco mis otras dos piezas detrás de parapetos de piedra y ordeno abrir fuego sobre Algora.  En el campanario se encuentra una ametralladora que nos tira continuamente.  Con unas ráfagas de Maxim bien dirigidas se queda en silencio. Llegan tiros de fusil de una casa situada en la parte delantera; otras ráfagas de Maxim bien dirigidas hacen un barrido y acalla los tiros. Hacemos también algunos disparos de fusil en el momento en que los fascistas comienzan a evacuar el pueblo.  Los tanques no dejan de disparar; los compañeros se lanzan a la bayoneta, unos pocos disparos más de fusil y el pueblo está en nuestras manos.  Arrebatamos bastante fusiles y munición a los fascistas; tienen un oficial herido.  Todo el batallón, incluidas mis 4 piezas, está en el pueblo.  Los compañeros están felices.  Solo tenemos que lamentar algunos heridos.

Por la tarde se produce la reacción de los franquistas, su presencia es advertida al jefe del batallón, Geoffroy, pero éste comete el grave error de no dar el aviso por bueno:

Un destacamento de once camaradas había tomado posición a vanguardia del pueblo, sobre la cumbre de la colina. Un poco antes de anochecer ese destacamento envía un enlace para informar que hay movimientos de tropas por esa zona. Geoffroy desatiende la información y manda regresar al enlace…  Tras reunirse con sus camaradas, en enlace vuelve para informar que hay caballería que se dirige a la derecha del pueblo.  Respuesta del Geoffroy: “Se trata de caballería española, no hay problema”.  El camarada vuelve de nuevo, pero ven acercarse las tropas y la caballería; el destacamento vuelve para anunciar que se trata de infantería y caballería fascista en gran número.  El comandante no se preocupa…  Uno de mis camaradas, Castille, jefe de sección de ametralladores y convencido de las certezas de Geoffroy,  avanza a su encuentro.  Habla español e intenta iniciar una conversación. Cuando está a poco pasos se da cuenta del error pero los fascistas lo matan sin darle tiempo a defenderse; también toman prisionero a un enlace. Sin esperar la orden, los camaradas abren fuego.  ¡Ya era hora!  ¡Los fascistas iban a recuperar el pueblo sin apenas disparos!  Reculan ante el tiroteo, pero se refugian detrás de pequeños muros desde los que disparan a placer.  Caen numerosos compañeros. Piet Akkerman, el comisario político del batallón, cae mortalmente herido.  Los fascistas, numerosos, rodean el pueblo.  Desde mi posición había visto llegar a la caballería; podría haberla obligado a replegarse con el fuego de las 4 ametralladoras. Envié un enlace para pedir órdenes.  Pero… prohibición de disparar. Durante mucho tiempo lamenté no haber actuado de forma distinta.[2]

El combate dura hasta el amanecer. Los voluntarios han trepado hasta los techos de las casas y disparan. Hacia medianoche el médico del batallón va en busca de refuerzos. Vuelve por la mañana con tres carros de combate…

El ataque a Almadrones

El Dombrowski, con la ayuda de la brigada española, debe tomar Almadrones, pero se encuentran con el fuego cruzado de las ametralladoras franquistas,  apostadas en el km 103 de la carretera de Zaragoza, que impiden el avance. Al día siguiente, cuando el mayor Kochanek sale del carro de combate para alentar a sus hombres, cae mortalmente herido por ráfagas de ametralladoras. El día 3, por fin, cae Almadrones. Así lo cuenta Giovanni Pesce:

Hoy [3 de enero] las Compañías 2ª y 4ª  [del Garibaldi] dan apoyo al batallón Dombrowski. Atravesamos el bosque, protegidos por los tanques, sin encontrar resistencia… Un fuego violenta se desencadena a nuestras espaldas. Nos creemos rodeados, pero no, es un malentendido. Al iniciar la maniobra envolvente hemos caído bajo el fuego de nuestras ametralladoras [del Dombrowski]. El mando restablece las transmisiones y los contactos son perfectos… Avanzamos por un bosque espeso; la artillería enemiga dispara a ciegas. Tenemos que avanzar más deprisa para evitar que los fascistas se atrincheren en el pueblo. Arrastramos las ametralladoras por turnos, aunque casi siempre tenemos que llevarla a hombros. Gracias a la maniobra, dirigida personalmente por Pacciardi, avanzamos hacia el objetivo. Los garibaldinos le ganan la retaguardia al enemigo y las unidades de choque de la 4ª Compañía se lanzan al asalto del pueblo; nosotros, los de la 2ª, les guardamos la retaguardia. Almadrones es por fin liberada por el Ejército Republicano. La carretera de Francia queda expedita a lo largo de 116 kilómetros desde Madrid.

El día 4  las fuerzas republicanas toman tres pueblos situados junto a los ríos Dulce y Henares: Matillas, Castejón de Henares y Villaseca de Henares.

Al día siguiente, 5, hay dos misiones: seguir avanzando por el río Dulce hacia Aragosa (en dirección a Sigüenza) y tomar la altura dominante de toda aquella zona: el cerro de San Cristóbal, defendido por una unidad requeté. Los garibaldinos se lanzaron a cubrir el espacio boscoso de El Roblazo (entre Mirabueno y Algora) mientras el batallón Dombrowski, a su derecha, tiene que atacar el cerro de San Cristóbal. 

De nuevo Pesce describe aquella acción:

Los garibaldinos se dirigen a sus objetivos. Picelli va a la cabeza; su presencia infunde valor. Le decimos que no se exponga demasiado, que no vaya siempre delante. Sabemos que no nos va a escuchar. Y helo aquí en cabeza bajo un tiroteo intenso. Los polacos se baten con furia, pero los fascistas resisten; parece imposible ocupar el cerro, posición clave para conservar Algora. La lucha prosigue con más violencia y en el furor de la batalla nos dan la triste noticia: Guido Picelli ha caído como un héroe a la cabeza de sus hombres…

Su muerte es un duro hándicap para la culminación del propósito. Su cadáver no pudo ser recuperado hasta la noche y al día siguiente, tras ser velado en una casa de Mirabueno, fue trasladado a Madrid y posteriormente a Barcelona, donde fue enterrado. Le sustituyó Albino Marvin, que también cayó herido.  Se previó proseguir el ataque el día 6 de enero, pero  los internacionales recibieron la orden de trasladarse a Collado Villalba. Una brigada de Carabineros sustituyó a la XII BI, que marchó  para participar en la detención de la ofensiva franquista sobre la carretera de La Coruña. En esa operación participaron la XII BI, que atacó Majadahonda el 11 de enero, y la XIV BI, que lo hizo sobre Las Rozas. 

[1] El error se debe a que los batallones André Marty y el Garibaldi no habían puesto los paneles de señalización previstos para estos casos. 

[2] El comportamiento de este mando se repetiría con demasiada frecuencia. Geoffroy (su nombre real era Jean Marie François) era un antiguo capitán francés que se enroló al grupo de voluntarios extranjeros que en agosto de 1936 se unieron a los milicianos vascos con los que lucharon hasta que Irún cayó el 5 de septiembre. En octubre actuó como jefe provisional de los primeros batallones de Albacete hasta que, finalmente, el general Kleber fue nombrado jefe de la XI BI. En diciembre fue nombrado comandante del batallón André Marty en sustitución de François Bernard, herido en Boadilla. Su actuación militar no fue acertada ni en Algora ni en la batalla del Jarama, por lo que fue destituido. Raymond Hantz dice, además, que se emborrachaba con frecuencia en plena batalla.

AABI

Ha fallecido Gregorio Escolano, capitán republicano.

Natural de Alcolea, era uno de los últimos oficiales republicanos que quedaban con vida en Guadalajara,

Diploma a Escolanop

El ex capitán Gregorio Escolano, cuando recibió un homenaje del Foro por la Memoria en 2013, posa acompañado de sus familiares. FMGU

Guadalajara, 26/04/2017.- Ha fallecido el veterano republicano Gregorio Escolano García, natural de Alcolea del Pinar (Guadalajara) a la edad de 101 años. Gregorio fue capitán del Ejercito Popular Regular (EPR) de la República, y un hombre lúcido y valiente durante toda su vida. Que la tierra le sea leve. Siempre le recordaremos.

En enero de 2013, a la edad de 97 años, el Foro por la Memoria de Guadalajara le hicimos un sencillo homenaje como forma de reconocimiento. consistente en la entrega de una placa con la medalla de la Libertad, En aquel momento era la segunda que entregábamos, y hasta el momento hemos entregado cerca de 50 placas. El Foro por la Memoria pretende con estos actos de entrega dar una llamada de atención a las instituciones democráticas sobre la necesidad de un reconocimiento institucional a estos veteranos que incluya, entre otras cosas, la anulación de sus sentencias condenatorias, totalmente legales todavía en la España de 2017, algo indignante en una democracia.

El ex capitán republicano Gregorio Escolano García era natural de Alcolea del Pinar. Gregorio fue militante en su juventud de Izquierda Republicana, el partido de Manuel Azaña.

Gregorio nació en 1916 y era estudiante de farmacia antes de la guerra, pero como miles de jóvenes tuvo que dejar los estudios por culpa del conflicto, cuyo inicio le sorprendió de vacaciones en su pueblo.

El padre de su novia (quien luego sería su suegro), era el alcalde de Alcolea del Pinar, Faustino Clemente Alda, por Izquierda Republicana, dueño en la localidad de un garaje y taller de automóviles.

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Faustino Clemente, alcalde de Alcolea del Pinar, de Izquierda Republicana.

La tranquilidad en Alcolea era total antes de la guerra, y hasta había un casino republicano al que acudían personas de toda ideología y condición.

 

Durante los primeros días no hubo apenas movimiento en el pueblo, pero ante la alarma creada por el golpe, se constituyó en Alcolea un comité de defensa por miembros del Frente Popular, y se estableció comunicación continua con el gobernador Miguel Benavides, para informarle de cualquier movimiento que allí ocurriera. Alcolea, era junto a Guadalajara y Sigüenza, una de las tres localidades de la provincia que tenía teléfono público, y estas comunicaciones con la capital eran decisivas en esos confusos momentos. Poco a poco se fue viendo pasar a refugiados y el día 23 de julio se presentó en el pueblo el diputado de Unión Republicana por Soria, Benito Artigas Arpón, huído de esta provincia tras el golpe y múltiples visicitudes, quien les comunicó lo ocurrido en la vecina provincia, y siguió su camino hacia Madrid, donde constituyó el batallón Numancia.

El día 24 de julio, el anarquista Cipriano Mera llegó al pueblo, acompañado de varios autos, y con más de 60 hombres, dejando un grupo de sus seguidores allí y regresando a Madrid para pedir refuerzos.

Gregorio recordaba que Mera y sus hombres no establecieron allí ningún tipo de defensa, aunque sí se reunieron con el alcalde.

También, hecho que disgusta profundamente a Gregorio, como que requisaron jamones y comida o destruyeron las imágenes religiosas que había en la iglesia, que fue quemada el 26 de julio. Gregorio recuerda que pensó en ese momento que sin duda las culpas de esto último caerían sobre los vecinos del pueblo, como así fue efectivamente. También supieron por un caminero del hallazgo de un sacerdote muerto en la carretera cerca de Estríegana, que luego resulto ser el obispo. El peón caminero que lo encontró, Indalecio Jaraba, fue tras la guerra condenado y torturado, aunque él nada tuvo que ver con la muerte del obispo. Gregorio comenta que este caminero fue tan maltratado que intentó suicidarse en la Prisión, valiéndose de una lata de sardinas. Algunas noches veían pasar un coche negro, “el coche de la muerte”, le llamaron. Era un coche que patrullaba los pueblos. No obstante, el propio Mera reprobaba estos sucesos, como demuestra en una entrevista realizada en 1974 por el periodista Vicente Talón (Publicado en su libro “Luchamos por la República”. Grafite Ediciones (2006).

Gregorio afirmaba que la mayoría de estos milicianos ni siquiera pasaban la noche en el pueblo, yendo y viniendo, con lo que resultaba difícil saber a qué columna o grupo pertenecían. A la mayoría él los califica como simples ladrones. Tras el primer indicio de que las tropas sublevadas se hallaban próximas, todos se marcharon rápidamente, recuerda Gregorio.

A los pocos días la práctica totalidad de los vecinos de Alcolea evacuan el pueblo el día 1 de agosto, entrando las tropas rebeldes finalmente el día 3 de agosto. Allí ya les esperaba un enlace del puesto local de la Guardia Civil, que hacía tiempo estaba en conexión con los rebeldes.

Al llegar a Guadalajara capital en guerra, Gregorio recordaba una ciudad en ebullición por la guerra, con gente y soldados de acá para allá, pero tranquila y sin altercados. Gregorio decidió entonces presentarse voluntario en Guadalajara, alistándose en el batallón Marlasca, llamado así por el militar liberal José Marlasca. Este batallón, fue promovido entre otros, por Marcelino Martín, ex alcalde socialista de Guadalajara, contaba con gente de todas las adscripciones políticas.

El batallón Marlasca se situó en Cifuentes y allí pasó un tiempo Gregorio, aunque se encontraba de permiso en Guadalajara el fatídico día 6 de diciembre de 1936, en que la ciudad fue salvajemente bombardeada por la aviación nazi, muriendo al menos una treintena de personas y causando centenares de heridos entre la población civil, produciéndose a continuación el terrible asalto a la cárcel de Guadalajara en el que centenares de personas de derechas y religiosos fueron asesinados por una multitud enfurecida, sin que ninguna autoridad pudiera evitarlo. Gregorio nada tuvo que ver con estos hechos, porque el bombardeo le hizo quedarse escondido y aterrorizado en su casa en la calle Ingeniero Mariño, pero siempre condenó estos hechos injustificables.

En enero de 1937, y respondiendo al decreto de militarización de las milicias y creación del Ejército Popular Regular (EPR) de la República, el Batallón Marlasca, situado en Cifuentes. pasó a llamarse batallón 286 (Marlasca) y junto a los números 287 (Alto Aragón) y 288 (Zaragoza), de las Milicias Aragonesas, formó la 72 Brigada Mixta del nuevo IV Cuerpo de Ejército Republicano.

En un principio, Gregorio, al tener estudios superiores y ser estudiante de farmacia, fue asignado alférez y destinado a oficinas, para realizar papeleo. Posteriormente ascendió a teniente, y finalmente a capitán.

Durante la batalla de Guadalajara, la 72 BM estaba en la finca “el Picaño” en el municipio de Torremocha del Campo, aunque próxima a Cifuentes. Les ordenaron avanzar por el carrascal de Brihuega y el 20 de marzo tomaron Masegoso. Recuerda que al registrar el pueblo, encontraron una veintena de fascistas italianos escondidos en tinajas en una de las casonas de la localidad. Un soldado republicano murió en un accidente en el río Tajuña, al volcarse una barca puesta por los pontoneros, y ese fue el primer muerto de Gregorio vió en su vida. Desde luego no sería el último.

Posteriormente, en junio de 1937, la Brigada fue trasladada al Huesca y separada en dos: por una parte, con el primer batallón, y añadiendo mozos recién reclutados de las quintas del 32 al 35, se creó en Villena la 102 Brigada Mixta (BM), mientras que el segundo batallón, al que pertenecía Gregorio, conservó la numeración de 72 BM.

Su brigada fue una de las que quedó aislada en el valle de Arán, con la 43 División, en la famosa “bolsa de Bielsa” teniendo que pasar por Francia para regresar a zona republicana.

Durante la llamada batalla de Sabiñánigo, Gregorio, ya teniente, fue herido en un hombro en la localidad de Biescas. Se encontraba hablando con los otros tenientes de su batallón, y cometieron el error de fumar, lo que indicó su posición a un tirador enemigo.

En febrero de 1938, estando toda la 72BM en Segorbe acuartelada sobre un cerro, se produjo un terrible bombardeo fascista, el más salvaje que Gregorio recordaba. Afortunadamente, dada la orografía de la localidad aragonesa, la mayor parte de las bombas caían fuera del cerro, produciéndose muchos destrozos, pero pocas víctimas.

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Gregorio Escolano, con uniforme de capitán, en 1938.

Gregorio sufrió un verdadero calvario para ser evacuado, primero hacia Molino Escartín (Huesca), en mula, un suplicio para alguien herido como él. En esta localidad estaba la ambulancia. Desde allí a Boltaña donde recibió las primeras y dolorosas curas, pues allí estaba el Hospital de Sangre, y desde allí a Barbastro en donde cuando se juntaron suficientes heridos para llenar un tren, fue evacuado a Barcelona. La herida no era mortal, pero tardó muchísimo en poder mover la mano.

Tras unos meses de rehabilitación se incorporó al Cuadro Eventual en espera de un nuevo destino cuya espera hizo en Tárrega. Con objeto de estar cerca de su novia, y ver a su hermano también herido como él, Gregorio había solicitado el destino al Ejército del Centro, pero no le fue concedido, siendo en su lugar, incorporado al Ejército de Levante. Para pasar desde Cataluña a Valencia tuvo que hacerlo en barco pesquero camuflado pues ya se había producido el corte de la zona republicana en Vinaroz. El 25 de septiembre fue ascendido a capitán, tal y como fue publicado en el Boletín Oficial, aunque su antigüedad era del mes de abril.

Allí pasó el resto de la contienda cuyo final le pilló en la zona de Castellón, donde se hallaba la compañía que mandaba Gregorio, cuyas órdenes hasta entonces no habían sido fortificar y prepararse. Para ello, los ingenieros militares habían construído una red de fortines de cemento armado y en cada uno de ellos se instalaron dos nidos de ametralladoras, que se cruzaban para mejor cubrir el terreno.

El 29 de marzo de 1939 se presentó en su posición un enlace motorizado informándole de la rendición y que tenía “que dejar allí mismo el armamento porque la guerra había terminado”.

Gregorio siempre opinó sobre lo ocurrido entonces. “a mí no me han vencido” pues su posición nunca fue conquistada. Se vió obligado a rendirse y presentarse en Valencia. Al llegar a Valencia, Con el fin de ocultarse frente al lugar donde estaban siendo recluidos los presos, Gregorio prudentemente tomó habitación en una pensión que conocía, justo enfrente de la plaza de toros. Allí se puso ropas de paisano y esperó. Recuerda que no hacían más que entrar presos y más presos en la plaza de toros y pensó ¿Es esta la paz que nos habían prometido? Por eso Gregorio consideraba que “si Franco fue un traidor, el coronel Casado no lo fue menos”.

Se mantuvo en la pensión viviendo sin salir, pero observando todo, durante 18 días. Con el último dinero que le quedaba, pudo coger un tren a Madrid, eludiendo los controles de documentación. A su llegada a la estación de Atocha, recuerda encontrarse con alguien del pueblo, Saturnino Tejedor, veterinario y miembro del PCE, quien se hallaba como él perdido y desesperado. Tomando un tren a Guadalajara y un autobús a Alcolea, se presentó en su casa el 20 de abril de 1939, a las cuatro de la tarde. Inmediatamente le dijeron que tenía que presentarse ante la Guardia Civil. Una vez allí él explicó su situación y todo lo que le había pasado en la guerra, sin ocultar nada, como el hecho de que había sido capitán, pues nada tenía que ocultar. Nada más terminar su relato, fue conducido a la improvisada cárcel del pueblo, que se había instalado casualmente, en la tienda de su suegro.

El médico local, don Saturnino, le exploró y reconoció físicamente y se inventó una argucia para que pudiera dormir en su casa. Dijo a los guardias que Gregorio que tenía fiebre, cosa que era mentira, y gracias a eso pudo dormir en su cama aquella primera noche. Lamentablemente, la segunda noche volvió al improvisado calabozo.

Estando allí, trajeron a otro preso, absolutamente destrozado por una paliza. Era alguien apodado “el ternillas”, un pastor proviniente de la localidad de Hortezuela de Océn y al que apenas pudo reconocer, por el estado en que venía. El médico recomendó el inmediato traslado de esta persona a Sigüenza, donde murió al día siguiente. Hortezuela es uno de esos pueblos, donde no había pasado absolutamente nada, como hasta la propia Causa General franquista reconocía en sus informes.

Tras tres días en el calabozo en los que hasta su familia le traía la comida, fue trasladado a la Prisión Central de Guadalajara, donde ingresó el día 24 de abril de 1939. En el trayecto en camión hacia Guadalajara, recuerda cruzarse con otro camión que trasladaba a 12 presos a Alcolea. Cuando llegó a la Prisión Central de Guadalajara, pudo comprobar las duras condiciones de hacinamiento y el terror de las “sacas” de presos condenados con pena de muerte. Celdas que estaban preparadas para dos personas, albergaban a 10 o 12. Dormitorios atestados de presos y comida infecta. Allí convivió en la misma celda con Mariano Almendros y Francisco Lacerda, primeros fusilados de la ciudad, la noche del 30 de abril.

Gregorio recordaba que en el polígono del Balconcillo había un campo de concentración con cientos de presos de toda la provincia, donde eran clasificados y distribuídos en tres sitios. Prisión Central, prisión militar de la calle Martín Puebla, donde llevaban a los de más edad y condenados a muerte, y Convento del Carmen. Las mujeres primero estuvieron en un patio de la Central para luego ser llevadas al colegio de las Francesas. Él las recuerda, rapadas, pues se veía parte de su patio desde su celda.

Fue pasando el tiempo, y Gregorio recordaba vívidamente el  terror con el que los presos vivían las noches. Pronto aprendió a distinguir si una noche había “saca” de presos para fusilar. Cuando la noche era normal es decir, sin “interrupciones” molestas, las luces se apagaban por un interruptor general y todos dormían tranquilos. Pero si esa noche se iba a proceder a la ejecución de presos, las celdas eran apagadas una a una, individualmente, quedando sólo encendidas aquellas donde estaban algunos de los elegidos. Recuerda también la llegada del contingente con los alcaldes y otras autoridades republicanas que fueron capturados en Alicante y con ellos, a don Marcelino Martín. Recuerda también cómo un grupo de falangistas locales subían a la Prisión y pedían determinados presos, a los que daban terribles palizas impunemente. Los elegidos volvían o los traían siempre ensangrentados tras la paliza.

El día 1 de agosto se produjo el “juicio” o mejor, simulacro de juicio de Gregorio Escolano. Tuvo lugar en el palacio de la Diputación. Allí mismo, en el pasillo, conoció a su defensor, un militar. La acusación contra él era por supuesto, de ser “elemento destacado de izquierdas” y haber sido capitán, pero también hubo una argucia para intentar elevar la pena. Se le acusó de “pasarse al campo enemigo” , es decir, algo parecido a una deserción del ejército. Gregorio adujo que él nunca había estado en el ejército rebelde, con lo que nunca pudo huir de él. En todo caso, pasó a su propia zona. Con ello logró escapar de la Pena de Muerte, y fue condenado a 30 años de cárcel por “adhesión a la rebelión”. Además tuvo que pagar 7500 pesetas, tras ser condenado por el Tribunal de Responsabilidades Políticas. Un capital en esa época y que por supuesto Gregorio no tenía.

El día 1 de enero de 1940, en compañía de otros 120 presos de Guadalajara Gregorio fue traslado a Burgos. Antes, pasó unos días en lo que se llamaba “transeúntes” que era un campo de presos instalado en un colegio Marista en la Ronda de Atocha. Llegaron a Burgos el día 18 de enero, donde Gregorio estuvo en la farmacia penitenciaria. Tras un periodo en Burgos, fue trasladado de nuevo a Madrid, al laboratorio y farmacia penitenciaria de la cárcel de Yeserías, donde gracias a una revisión de condena salió en enero de 1942. El régimen no podía sostener ya un sistema penitenciario con casi 200.000 presos y se decidió a liberar a muchos de ellos. Al salir, Gregorio Escolano no sabía que le esperaba un calvario aún mayor.

muchos otros combatientes republicanos pertenecientes a las quintas del 35 y del 36, “la quinta del biberón”, al salir de la cárcel, fue reclamado para cumplir con el servicio militar. Es curioso para alguien después de tres años de guerra, habiendo incluso alcanzado el grado de capitán.

Como ex preso, tuvo además que hacerlo en un batallón penal de trabajadores. En septiembre del 42 fue movilizado y enviado a Algeciras (Cádiz), al 95 Batallón de Soldados Trabajadores (penados), encargado de las obras de reconstrucción de la vía del ferrocarril Algeciras-Málaga, para cual, en régimen de esclavitud, sus componentes eran obligados a trabajar en una cantera donde tras cuartear la piedra debía transportarla y picarla con mazas y porrillos de cantero para ponerla en las vías del ferrocarril. Gregorio estuvo haciendo estas tareas, entre otros sitios, en la estación de Málaga y también en la Almoraima. Como la zona donde estaban es montañosa, había movimiento de guerrilleros en los alrededores. Un día, en agosto de 1944, los barracones donde dormían, y sin saber por qué, aparecieron rodeados por soldados de Regulares que les hicieron salir para formar, encañonándoles. Gregorio supo luego que una patrulla de la Guardia Civil había tenido un “encontronazo” con la guerrilla y eso les hizo tomar estas medidas, en prevención de que hubieran contactado con los presos y estos se les unieran. El caso es que el grueso del batallón fue trasladado dos meses después a Collado Mediano (Madrid), donde las condiciones para todos mejoraron algo aunque seguían trabajando en canteras. Estando allí le ocurrió algo digno de mencionar.

Un día le dicen a Gregorio que se presente ante el comandante del batallón, de nombre Román Alonso Burilla, quien le pregunta si sabe poner inyecciones. Al parecer, a este comandante le estaban poniendo un tratamiento y le faltaba una inyección para terminarlo. Gregorio dijo que él había sido estudiante de farmacia hacía diez años, pero que nunca había puesto ninguna. El comandante le dijo que le obligaba a que se la pusiera. En ese momento Gregorio recordó a un preso en el penal de Burgos que se equivocó en el botiquín poniéndole un colirio a un guardián, y había sido severamente castigado. El caso es que le puso la inyección como pudo y tras ello el comandante le dijo. – En la puta vida me han puesto tan bien una inyección, te concedo un permiso. Pero los soldados de batallones penales como él sólo podían gozar de un permiso durante todo el tiempo de servicio militar, y Gregorio ya había usado el suyo, para ir al entierro de la madre de su mujer. Continuando la conversación con el comandante, este le preguntó que de donde era. Y al responder, que era de Alcolea del Pinar, el comandante, que era de caballería, le dijo que había estado allí durante la guerra y le contó que había entrado en Alcolea con su escuadrón y tras preguntar por la casa del alcalde, pues sabían que tenía el granero lleno, comenzaron a desvalijar el granero con 30000 kg de trigo. El comandante subió al granero, donde encontró un par de miles de kg de cebada, que rápidamente usó para sus caballos. El comentario del comandante fue: “gracias a esa cebada, tuve los caballos salvados”. Gregorio, que no le dijo que el alcalde era su suegro, pensó en ese momento: “salvados si, pero no pagado” (se refería a la cebada).

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Gregorio Escolano, (fila de arriba, 3º dcha) con los médicos del botiquín y farmacia del penal de Burgos (1942)

Escolano fue puesto en libertad en mayo de 1945. Recuerda la sensación de salir de una cárcel pequeña a otra mayor, toda España, porque una vez en la calle no había trabajo para los vencidos, ni posibilidades de prosperar pues estaban vetados todos los puestos de responsabilidad para personas como él.

Escolano siempre creyó necesario desmentir una falsedad. Primero nos aclara:

– Yo no soy ni he sido comunista, El comunismo no me entra en la cabeza. Pero cuando los franquistas dicen: hemos derrotado al comunismo, están mintiendo”. Gregorio recuerda que “Rusia fue uno de los pocos países que ayudaron a la República y por eso muchos se afiliaron y el PCE creció”

Gregorio sin embargo opina que en esas brigadas comunistas, como las de Líster, Modesto, etc, “había verdaderos luchadores. Todo ese miedo al comunismo en España es fruto de la propaganda. Aquí no había comunismo ni peligro tenerlo. Los comunistas tuvieron un diputado en 1931, Balbontín, y unos pocos en el 36, pero nada había que temer.”

Gregorio cree que la transición hizo un gran olvido de los combatientes y ex presos republicanos y por eso critica la ley de amnistía, comentando: “¿A mí de que me tenían que amnistiar, si no he hecho nada?” Igual enfado le produce la llamada Ley de Memoria Histórica, pues no ha sido capaz de anular las sentencias de los republicanos condenados, que a fecha de hoy, siguen teniendo valor legal.

-“A mí nunca me han vencido”, repite Gregorio Escolano. – “A nosotros no nos vencieron, nos entregaron, nos engañaron”, comenta, pues el alto mando les ordenó a rendirse. Nunca pensó que le iba a pasar todo lo que pasó. “y no hice nada malo, sólo defender a mi gobierno”. Y añade:

-“Nunca tomaron Madrid, se pasearon por Madrid”. Gregorio siempre creyó que había que haber seguido los combates, porque la 2ª guerra mundial estaba cerca. Gregorio opina que la guerra se perdió en las cancillerías europeas y por el cierre de fronteras a material bélico para la República. “A Madrid no entraron conquistándola, no pudieron, ni por el Guadarrama, ni por el Jarama, ni por Guadalajara, con tanto ejército como tenían, cuando tomaron Madrid, se pasearon por Madrid, allí no había nadie”. “Entraron gracias a una traición”, opina Gregorio.

-“La transición ha sido legalizar el franquismo. Aquí trajeron a la Pasionaria, a Carrillo, al otro, y con eso dijeron que habían hecho la paz, pero ¿Donde están los enterrados? ¿Qué pasa con los que estábamos en la cárcel? De eso nada de nada. ¿Donde estan los muertos, quien saca a los muertos? No los sacarán nunca. Ahi están, No hay dinero. Cuando desaparece una chica joven como estos casos que ha habido, remueven medio mundo para sacar un cadáver. ¿Y los nuestros, donde están?”

Son frases extraídas de nuestra conversación y que demuestran su lucidez sobre este asunto, a pesar de sus 97 años y se lamenta de no que no se han puesto soluciones a este problema:

-“Como [la dictadura] no podía aguantar, vinieron los americanos a salvar a Franco, a quien dejaron hacer lo que quiso internamente, a cambio de las bases americanas”. “Mucha culpa del franquismo la tienen los americanos. Pero ¿y los miles y miles de muertos? Y además, los partidos republicanos no se pudieron presentar en las primeras elecciones democráticas. “

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Gregorio Escolano García, durante su entrevista en 2008. FMGU

A pesar de haber sido nombrado capitán en abril de 1938, Gregorio sigue hoy día cobrando una pensión como capitán, lo que considera una injusticia, pues los alféreces provisionales del ejército franquista fueron “elevados a los altares”, pasando incluso por encima de los profesionales, como bien nos recuerda Gregorio, pero la democracia no se dio ninguna prisa por equiparar a los oficiales republicanos como él haciéndolo tarde y mal. Gregorio comenta que durante la guerra los profesionales pronto o murieron o se retiraron del frente, y que tras unos meses, sólo había en primera línea alféreces provisionales y oficiales de milicias. Gregorio cobró su primera paga como ex combatiente en 1984, pero tardaron un año en dársela. Esta paga era equivalente a la pensión mínima de entonces. No ha sido hasta el año 2000 en el que ha cobrado el 100% de la paga, aunque la correspondiente al empleo de capitán. Gregorio piensa, que tras tres años de guerra, cuatro de cárcel y tres de batallón de trabajadores, merece la paga de un profesional. Hace unos años recibió una indemnización por su estancia en la cárcel, pero insuficiente, y desde luego, su condena sigue siendo legal.

El homenaje a Gregorio Escolano en 2013 consistió en la entrega de una placa simbólica, que reproduce una medalla republicana de 1937 entregado en presencia de su nieto Dani y uno de sus hijos. acompañado de Félix Rodriguez, de Izquierda Republicana. Con motivo de su centenario, su nieto Dani le regaló una gorra de plano de capitán del ejército republicano, idéntica a la que Gregorio usó durante la guerra.

 

Nuestro más sentido pésame a su familia y amigos y todo nuestro reconocimiento a su persona, valiente y lúcido hasta el final.

Xulio García. Foro por la Memoria de Guadalajara

(Entrevistas en 2008 y 2013, correcciones realizadas con motivo de su fallecimiento, el 26-4-2017)
Entrevista en video a Gregorio Escolano, capitán de la 72 Brigada Mixta del EPR, realizada en su casa de Alcolea del Pinar (Guadalajara) en 2008 (fragmento)
https://www.youtube.com/watch?v=JkIBNBH6z4U

 

CARTEL 80 ANIVERSARIO BATALLA DE GUADALAJARA
ACTOS CONMEMORATIVOS
80 ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE GUADALAJARA.
“La prima sconfitta del fascismo / La primera derrota del fascismo”
– Viernes 24 de marzo. 
Conferencia-coloquio:
– “Garibaldinos en la batalla de Guadalajara“.
Ponente: Marco Puppini. Profesor universitario. Vicepresidente de la Associazione Italiana Combattenti Volontari Antifascisti di Spagna – (AICVAS)
-“La batalla de Guadalajara, 80 años después”
Ponente: Pedro A. García Bilbao. Profesor universitario. Presidente del Foro por la Memoria de Guadalajara (FMGU)
Lugar: Biblioteca Pública Provincial del Palacio de Dávalos. Salón de Actos. 19 – 21 h.
Dirección: Plaza de Dávalos, 19001 Guadalajara
Sábado 25 de marzo.

VI MARCHA MEMORIAL “BATALLA DE GUADALAJARA

10:00 h Punto de encuentro: Plaza del Coso de Brihuega. (Frente al Ayuntamiento)
Saludo del alcalde de Brihuega, Luis Viejo.

11:00 h (Aprox) Acto en la tapia exterior del cementerio, Zona del Castillo de la Peña Bermeja, Brihuega.

12:00 h Ascenso al Cerro de San Cristóbal (Algora). Punto de Encuentro. Junto a la antigua N-II. (Se recomienda calzado deportivo).

14:30 h (Aprox) Comida de hermandad en Restaurante “Area 107” Carretera Nacional II, km 107, Mirabueno. Inscripción comida, Coste estimado 12 €. Reservas: 618388794 foroporlamemoriaguadalajara@gmail.com

Nota; Itinerario y horario sometido a cambios según número de participantes y climatología. Se proporcionará itinerario por escrito a los participantes y  guía y explicaciones en cada punto escogido.  

Organiza:
Foro por la Memoria de Guadalajara (FMGU)
Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales (AABI)

Colabora: Ahora Brihuega, AICVAS, CNT-AIT, IU Guadalajara, PCE, UJCE

Información:  618388794 foroporlamemoriaguadalajara@gmail.com

 

Trifón posa con una gorra de Comisario como la que usó en la guerra civil. Foto: FMGU

Trifón posa con una gorra de Comisario como la que usó en la guerra civil. Foto: FMGU

Trifón en el homenaje que recibió cuando cumplió 100 años (2011)

Trifón en el homenaje que recibió cuando cumplió 100 años (2011). Foto FMGU

 

Trifón Cañamares, con su compañera Rosa Moreno. Foto: Familia Cañamares

Trifón Cañamares, con su compañera Rosa Moreno, pocos años después de salir de la cárcel. Foto: Familia Cañamares

HA FALLECIDO TRIFÓN CAÑAMARES VETERANO COMUNISTA ALCARREÑO.

Afiliado al Partido Comunista ininterrumpidamente desde hace 79 años, Trifón Cañamares, hubiera cumplido 104 años el próximo 3 de julio.
Natural de Cendejas de Enmedio, era vecino del barrio madrileño de El Pozo del Tío Raimundo, del que fue uno de sus mayores defensores, junto al padre Llanos, con quien compartió lucha y militancia.

En 2011, Trifón recibió el merecido homenaje de sus vecinos y compañeros de lucha, al cumplir los 100 años. “Os deseo que me paséis en años y en salud, pero con las ideas claras”, fueron las palabras que este guadalajareño, puño en alto, quiso dedicar a los asistentes al acto.
Nacido en una familia de campesinos, labor que su padre compaginaba además con una carnicería, desde pequeño sufrió la injusticia, por lo que decidió hacer todo lo que estuviese en su mano para acabar con ella. Trifón se afilió al Partido Comunista en Jadraque, como muchos antifascistas de la zona, poco tiempo después de que comenzase la Guerra Civil. Muy pronto fue nombrado Comisario Delegado en la 49º Brigada Mixta del Ejército republicano, creada en Guadalajara. Condenado a pena de muerte en 1939 que fue conmutada a 30 años de cárcel, pasó por varias prisiones, principalmente Guadalajara y Burgos. Su hermano Ciriaco, y otros familiares y amigos de Cendejas también sufrieron prisión. Sin embargo, el franquismo no pudo con este hombre de fuertes ideales y durante ese periodo Trifón siguió trabajando activamente en la clandestinidad,

Ya llegada la transición se esforzó por la reconstrucción del Partido Comunista en Guadalajara. Toda una vida de lucha, con dos heridas de combate y varias condenas en cárceles y campos de concentración, no conseguieron que este guadalajareño perdiera el entusiasmo y las ganas de seguir peleando por sus ideales hasta el último día de su vida. En 2013 el Foro por la Memoria de Guadalajara entregó una placa a Trifón en reconocimiento de toda una vida de lucha y tambien vivió con mucha emoción un acto de homenaje al brigadista Guido Picelli, en un pueblo próximo al suyo, Mirabueno. En 2014, la agrupación provincial de UJCE de Guadalajara, pasó a denominarse “Agrupación Trifón Cañamares”:

Trifón Cañamares Garcia nació el 3 de julio de 1911 y ha fallecido el 11 de marzo de 2015. La capilla ardiente será instalada esta tarde en el Tanatorio de la M-40 de Madrid en el barrio de San Fermin, Avda de los Rosales, sala 11.

 

Homenajeado en enero de 2013 por el Foro por la Memoria. Foto: FMGU

Homenajeado en enero de 2013 por el Foro por la Memoria. Foto: FMGU

Homenaje de UJCE de Guadalajara a Trifón Cañamares (2014) Foto FMGU

Homenaje de UJCE de Guadalajara a Trifón Cañamares (2014) Foto FMGU

PIET AKERMAN

 

PIET AKKERMAN UN CHE GUEVARA DE AMBERES EN LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA

(Será homenajeado el próximo dia 21 de marzo en Torija, Guadalajara)

De todas las guerras nacen leyendas, y durante mucho tiempo, me he preguntado, ¿por qué entre los casi 2.400 voluntarios que salieron de Bélgica para luchar en España, ninguno se ha convertido en un icono, en un referente ideológico o al menos estético para nuevas luchas?.

En una visita que hice a Bruselas el año pasado me reuní con el historiador belga Rudi Van Doorslaer, quien se sorprendió de que yo no conociera a ninguno de los hermanos Akkerman. Ya en 1991, Van Doorslaer había escrito un interesante artículo sobre Piet. Este compatriota, que era un joven cortador de diamantes y líder sindical de Amberes, con tan sólo 23 años alcanzó el grado de comisario político de batallón en una de las brigadas internacionales al poco de que estas fueran creadas. Su temprana muerte en combate el día 1 de enero de 1937 frente al pueblo de Algora en Guadalajara no impidió que brillaran sus cualidades de luchador antifascista y buen organizador.

El próximo 21 de marzo, durante la marcha anual organizada por El Foro de la Memoria Histórica de Guadalajara, tendrá lugar un sencillo pero sentido homenaje en recuerdo de este combatiente de Amberes.

 

El malestar de un inmigrante de segunda generación.
Piet era el hijo de Joseph Akkerman, un inmigrante polaco originario de Radom que emigró a Amberes en 1905. Dos años después de este traslado, Joseph se casó con Bluma Klipper, también proveniente de Polonia, y cuyos padres también habían emigrado a Amberes, en 1896. El primer hijo de esta pareja, Emiel, nace en 1908, y cinco años más tarde, el 22 de junio de 1913, su hermano, Israel.. Al igual que muchos otros inmigrantes judíos de Europa del Este, Joseph Akkerman logró abrirse camino con bastante rapidez en la industria del diamante, floreciente en ese momento, trabajando como partidor.

El segundo hijo, Israel, recibió su educación política en el movimiento de pioneros judíos marxista-sionista Hashomer Hatsaïr – “Joven Guardia”. El Hashomer Hatsaïr era una organización cuyos miembros se preparan para emigrar a Palestina, donde buscaban crear los primeros Kibbutz. A finales de los años 20, esta organización dio un giro político rspecto a lo que era su trayectoria previa, adoptando un pensamiento marxista radical que llevó a parte de sus miembros a cuestionarse incluso la legitimidad de pretender emigrar a Palestina.

Dentro de esta misma evolución, Israel, que era un inmigrante de segunda generación y se sentía atrapado entre dos culturas, se irá acercando progresivamente al partido comunista belga, con todo lo que esto supone. Con solo 17 años, es detenido por la policía en una protesta anti-colonial organizada por las juventudes comunistas. Es en ese tiempo cuando Israel decide cambiar su nombre, eligiendo el de Piet, uno típico flamenco. Con este cambio cargado de simbolismo, Piet deja de ser el judío “de la calle” perteneciente a la comunidad judía que habla en yiddish, para convertirse en un joven politizado que a través del comunismo se integra más plenamente en la sociedad belga. Evoluciona por decisión propia de judío oprimido a proletario oprimido.

 

Líder comunista y sindical
Debido a la debacle económica de los primeros años 30, la industria y el comercio del diamante vivirán una profunda crisis, no obstante lo cual, en 1930, Piet se inscribe como aprendiz cortador de diamantes en el Sindicato General de Trabajadores del Diamante, la A.D.B.
La situación de su gremio, y en general del resto de la economía llevan a Piet al paro y a tomar la decisión de buscar trabajo allí donde pueda encontrarse, por ejemplo en la cuenca minera en Lieja. La impotencia y la ira serán los sentimientos que han de acompañar a Akkerman cuando descubre las condiciones laborales a las que están sometidos los mineros en Walonia, en el sur de Bélgica. En 1931, su hermano Emiel, que por aquel entonces ya se había convertido en un importante líder comunista, tomó parte destacada en la organización de una violenta huelga en Wervik, así como en el levantamiento de barricadas protagonizado por los trabajadores temporales flamencos en el norte de Francia. Durante aquel verano, unos 120.000 trabajadores, de los que unos 40.000 eran belgas, sostuvieron una huelga que duró diez semanas y consiguió parar toda la industria del textil en Roubaix y Tourcoing, dos ciudades situadas en el norte de Francia.
Durante 1935 y 1936, Piet y su hermano, nuevamente reincorporados al gremio del diamante, condujeron exitosamente varias huelgas convocadas y sostenidas por el sindicato A.D.B., en Amberes, una ciudad donde los dos hermanos eran muy populares en los barrios obreros, lo que les llevó a chocar frecuentemente con la policía. En junio de 1936, el subjefe policial del distrito 7 de Amberes describía a Piet como “uno de esos elementos oscuros, buen orador, que se presenta con una profesión honrada, pero que que en cuanto algo pasa en la calle, se hacen presentes, como agitadores”.

 

La decisión de participar en la Guerra Civil Española

 

El 17 de octubre 1936, Emiel parte hacia España junto a una veintena de judíos polacos y húngaros de Amberes. Su hermano Piet le seguirá diez días después. En una carta que escribe a su madre explicando las razones que hay detrás de su decisión de incorporarse a la lucha de los trabajadores españoles dice: “Madre, no tengo derecho a no ir, siento que tengo la obligación de ir. En España hay un polvorín que va a convertir la tierra en polvo y llamas y que oprimirá a la humanidad entera. Aún con mis pocas fuerzas tengo que ayudar a prevenir una guerra mundial y derrotar al fascismo”. Para el historiador belga Van Doorslaer, Piet Akkerman era alguien que tenía las cualidades necesarias para ser uno de esos líderes sindicales excepcionales que Bélgica ha sabido producir durante de los siglos XIX y XX. Su compromiso radical de izquierda le llevó a ofrecer su vida en el campo de batalla de la Guerra Civil Española”. Él y su hermano mayor Emiel fueron a España para luchar en la que consideraban guerra de las guerras.
Instrucción en Albacete.

Aparte de los nacionales, hubo cerca de 800 voluntarios extranjeros que también salieron de Bélgica. De ellos, unos 350 eran originarios de Polonia, siendo judíos unos 100. Según el historiador ya citado Rudi Van Doorslaer, estos no eran voluntarios en tránsito ni tampoco refugiados políticos, sino trabajadores inmigrantes previamente asentados en Bélgica, a donde habían llegado durante los años 20 y 30 expulsados de sus países de origen por la pobreza y el desempleo.

 

En Albacete, base de las Brigadas Internacionales, Piet y Emiel se incorporan a un batallón formado principalmente por franceses y belgas. En esos primeros momentos en los que todo se estaba organizando por primera vez, el entrenamiento militar que recibieron no solo fue demasiado corto – de una semana – sino que también carecía de profundidad. A esto a hay que sumarle que los voluntarios tampoco recibieron uniformes, y los cascos solo llegaron cuando estaban en el frente. La mayoría de estos nuevos soldados utilizaban además sus propios zapatos y la misma ropa de abrigo con la que llegaron a España.

El 9 de noviembre, apenas dos días después de iniciada la batalla de Madrid, llegó a la base de Albacete la orden de enviar con la máxima urgencia todas las fuerzas disponibles para sostener la defensa de la capital. A pesar de la insuficiente preparación de los voluntarios y la falta de equipo, se crearon a toda velocidad tres batallones con los que constituir una nueva brigada internacional, la XII. El batallón franco-belga de Piet y Emiel se llamó André Marty, comunista francés y comandante de la base de Albacete. Además, de este, la XII BI estaba entonces formada por el batallón italiano Garibaldi y el alemán-eslavo, Thaelmann.

La partida de una banda armada.

El 10 de noviembre, antes que la nueva brigada partiese en un tren nocturno hacia el frente de Madrid, los hombres del batallón André Marty recibieron sus nuevas escopetas de la marca Remington. Estas eran unas excelentes escopetas… ¡para cazar conejos!, pero como puede imaginarse, estaban muy lejos de satisfacer las condiciones que debía tener un arma de guerra. Las escopetas de caza que les dieron no tenían ni correa, y la munición, por carecerse también de cartucheras, hubo que guardarla en los bolsillos del pantalón. En un informe que seis meses más tarde el Estado Mayor de la XII BI envió a Miaja se decía sobre aquellos días de noviembre que “la brigada que fue enviado al frente se parecía más a una banda armada que a una unidad organizada.”

 

Inicio caótico.

El 13 de noviembre, por parte republicana se lanzó un contraataque local sobre el cerro Rojo (cerro de los Ángeles) para disminuir la presión que las tropas de Franco ejercían sobre Madrid. Piet y Emiel recibieron allí su bautismo de fuego. También Marcel Baiwir, un obrero metalúrgico de Lieja, quien en una entrevista con el diario flamenco De Morgen en 2006 recordaba “… Allí he visto morir a mi primer camarada. Nunca lo olvidaré. Era un chico guapo, fuerte, un cabecilla que días antes estaba ansioso por partir al frente. Fue alcanzado por una bala en la boca. (…) Volaban tantas balas alrededor de nosotros que al final no les prestábamos atención. En el frente hubo un proverbio que todo el mundo conocía: a la bala que te mata no las oyes llegar”.

Con sus armas ligeras, los brigadistas no eran rival para el ejército de Franco, por lo que las pérdidas fueron grandes. Cuando cayó la noche, la XII BI recibió la orden de retirarse. El fracaso de este ataque se debió a una serie de problemas y errores que se repetirían con demasiada frecuencia: una mala planificación de la operación, problemas de transporte, insuficiente apoyo de la artillería y falta de entrenamiento militar entre los brigadistas.

 

El 20 de noviembre, la XII BI relevó a la XI en la Ciudad Universitaria. Entonces el batallón André Marty se hizo cargo de las posiciones existentes en la Facultad de Medicina y Odontología. Raoul Baligand, otro brigadista belga del André Marty que estuvo allí también contará muchos añois más tarde “Los fascistas ya habían entrado en el sector, por lo que les hicimos un contraataque sostenido, de edificio en edificio. A veces, mientras nosotros estábamos en la primera planta, los marroquíes ocupaban justo en el piso inferior. Cada uno de nosotros daba el máximo de si mismo. La manera de luchar era nueva, tuvimos que improvisar constantemente “.
Fue en una de las luchas por la Facultad de Medicina y Odontología en la que Emiel cayó, probablemente entre el 20 y 28 de noviembre, fecha en que el André Marty fue retirado de primera línea para permitirle descansar en el monte de El Pardo. Antes de eso, Emiel fue enterrado por sus compañeros cerca de la facultad en que cayó.

Piet, comisario político.

En esa misma semana, pero algo más al oeste, en los combates sostenidos en los bosques de Boadilla del Monte, murió el comisario político Lorenzi. Entonces Piet se convirtió en el nuevo comisario, lo que significa que se hizo cargo de cuidar de la moral , la disciplina, la formación política y el bienestar personal de cientos de hombres de distintas nacionalidades. Sin duda el hecho de que hablara varios idiomas jugó a su favor.

Entre sus funciones como comisario político, Akkerman dio prioridad al aspecto espiritual y moral de sus soldados. En su diario escribe: “El hombre debe ser la primera preocupación del comisario.” Esto implicaba hablar con todos y estar siempre dispuesto a resolver sus problemas, asegurarse de todo el mundo estaba bien alimentado y vestido y no desatender las necesidades culturales, porque eran “esenciales para fortalecer la conciencia de clase.” Con este fin era fundamental leer en grupo la prensa que llegaba o se escribía en el frente, pensada para avanzar en la educación política.

En su cuaderno de notas personal Piet no solo criticaba la falta de disciplina y la embriaguez entre las tropas, sino también los errores militares cometidos por el mando. Para Akkerman, la fuerza de las brigadas consistía en el hecho que el soldado debía “comprender” el por qué de la lucha, y conseguir esta comprensión era la tarea más importante del comisario político.

Para el historiador Van Doorslaer, este énfasis en la motivación política del brigadista – voluntario, pone en evidencia la lucha interior que vivió Akkerman entre sus convicciones antimilitaristas y la necesidad de empuñar las armas dentro de una organización militarizada para luchar contra el fascismo. Ese conflicto interno existió también entre muchos españoles que lucharon del lado de la República, los cuales en una alta proporción consideraban al Ejército como uno de los pilares característicos del antiguo régimen represivo. La necesaria militarización de las milicias populares, la obediencia a los oficiales, el saludo y la disciplina fueron aceptadas de buen grado entre los comunistas, pero generaron distintos grados de incomodidad o resistencia entre otros grupos ideológicos.

 

La estratégica carretera Madrid – Zaragoza – Barcelona.

En diciembre de 1936 el general Pozas, jefe militar de la zona central, decidió atacar ciertos objetivos en la región de Guadalajara. El propósito, aparte de intentar recuperar parte del terreno perdido tras la caída de Sigüenza, era el de llevar el peso de las operaciones lejos de Madrid, donde tras fracasar en el asalto frontal a la ciudad, el enemigo parecía reagruparse para intentar nuevos asaltos.

El mando determinó que la zona que se atacaría debía ser la de los pueblos de Almadrones, Mirabueno y Algora. Cerca de Algora, Piet llevó por primera vez a sus hombres a la batalla. “Fue realmente notable cómo ese muchacho, que parecía tan joven como un niño, con sus ojos risueños, su pequeña estatura y sus labios amigables, representaba para cientos de camaradas un líder y un iniciador”, afirmó tiempo después el brigadista y amigo de Piet, Bob Claessens en “Vers la Liberté”, el periódico del batallón André Marty.

La última operación de Piet

En la víspera de Año Nuevo, el batallón André Marty abandonó la aldea Las Inviernas para marchar en dirección a Algora. Justo antes de alcanzar este pueblo, cuentan que Piet Akkerman cayó en una emboscada en la que primero resultó alcanzado por una bala y luego por una bayoneta, que un soldado enemigo clavó en su abdomen. Esta última herida sería fatal. Según el comisario político de la XII BI, el Aléman Gustav Regler, las últimas palabras de Piet fueron: “Han podido conmigo pero, con nosotros no podrán”.

¿Podemos atribuir la muerte de Piet a su falta de experiencia militar?. Es posible, pero nunca lo podremos afirmar con rotundidad. Raoul Baligand que también participó en el ataque a Algora, pronosticó ese mismo día que “las decisiones erróneos del mando tendrán consecuencias trágicas”. Esta frase quizás sonó entonces como preludio de una tragedia y no nos sirve para explicar la muerte de Piet, pero cobra mayor sentido si profundizamos en el mismo testimonio “según las previsiones del mando, teníamos que llegar al pueblo a las 15 horas, pero la resistencia del enemigo se derrumbó más rápido de lo esperado. A las 13 horas ya dominamos la situación, pero el comandante del batallón no hizo lo que había que hacer, que era comunicar nuestra situación inmediatamente al mando. Nuestro oficial de enlace con la aviación, no hizo bien su trabajo. El resultado fue que nuestros propios aviones nos ametrallaron”. Este último hecho está contrastado. Dentro de Mirabueno murieron siete brigadistas italianos cuando fueron ametrallados por cazas propios.

Según se deduce de los imprecisos testimonios que nos han llegado, Piet habría sido enterrado en algún punto de la cañada que une Algora con Las Inviernas, posiblemente cerca de la ermita de San Miguel. Para evitar que su tumba fuera violada por el enemigo después de una posible pérdida del terreno, aquella no fue señalada de ninguna manera especial. El cuerpo de Piet, que no fue el único que recibió sepultura allí, tiene al lado desde entonces una botella que contiene una hoja de papel con su nombre.

El mismo día en que se produjo la muerte de Piet Akkerman fueron recuperados para la República Algora, Mirabueno y Almadrones. Después, la ofensiva se estancó, entre otras cosas, porque la XII BI tuvo que regresar apresuradamente a Madrid para enfrentarse a una nueva ofensiva franquista sobre la zona de la carretera de La Coruña. A la zona de Guadalajara que dejan atrás y en la que descansan varios compañeros caídos todavía le queda mucha guerra por vivir. De momento, los tres pueblos citados volverán a manos franquistas el 17 de enero. Cuando llegue el mes de marzo de 1937, justo allí se iniciará la ofensiva italiana que, aunque ganan terreno, acabará en una sonora derrota de los fascistas. Todavía un año más tarde se producirá casi en el mismo sector una nueva ofensiva republicana sobre la zona cercana a Sotodosos.

Los compañeros de lucha de Piet, y de tantos otros, finalmente no consiguieron evitar que pudieran con ellos, pero pusieron tanta fuerza en la lucha desigual y tanta fe en la victoria, que casi 80 años después somos muchos, cada vez más, los que estamos deslumbrados por su compromiso y su valentía.

Conmemoración

Por iniciativa del Foro por la Memoria de Guadalajara, los Amigos de las Brigadas Internacionales y Brunete en la Memoria, 78 años después de su muerte, brindaremos un homenaje a la memoria de Piet, tal vez el primero en España.

IV MARCHA MEMORIAL BATALLA DE GUADALAJARA
TORIJA 21 de MARZO 2015

Esta es la convocatoria:

10h00: Plaza Mayor de Torija, conmemoración en memoria de Piet Akkerman

11h30: Algora, Marcha hacia el Cerro de San Cristóbal
14h00: Comida en Mirabueno

16h30: Algora, visita al lugar donde supuestamente fue enterrado Akkerman
Sven Tuytens

http://wp.me/p3Cfkm-z2

 

cartel pequeño guada 15

IV MARCHA MEMORIAL BATALLA DE GUADALAJARA

Primera derrota del fascismo

SÁBADO 21 de Marzo 2015

Punto de encuentro: Plaza Mayor de Torija (10.00 h)

HOMENAJE A PIET AKKERMAN (Amberes 1913 – Algora 1937)

Organiza: Foro por la Memoria de Guadalajara, Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales

Colabora: Sindicato AAVV Algemene Centrale, (Amberes Bélgica) Izquierda Unida, PCE, UJCE, CCOO, UGT, CNT

Punto de cita (10.00 h) Plaza Mayor de Torija (Guadalajara) (

Es necesario llevar comida y bebida. Recomendable calzado deportivo.

Información: marchaguada15@gmail.com

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Tropas fascistas en la ciudad de Guadalajara en uno de los desfiles posteriores a la ocupación de la ciudad. Archivo FMGU

Tropas fascistas en la ciudad de Guadalajara en uno de los desfiles posteriores a la ocupación de la ciudad. Archivo FMGU

LA OCUPACIÓN MILITAR DE GUADALAJARA Y EL REGRESO DE LOS PRESOS DESDE ALICANTE.

28 de marzo de 1939, tras tres años de infructuosos intentos, las tropas fascistas italianas tomaron finalmente Guadalajara. Los mussolinianos tuvieron ese “privilegio” como compensación por su humillante derrota en la batalla de Guadalajara dos años antes, en los campos alcarreños de Brihuega en marzo de 1937.

tres meses después, el 17 de junio, una expedición de falangistas alcarreños fue a Alicante para detener y traer a 50 Guadalajareños capturados en el puerto de Alicante. Se encontraban repartidos por diversos improvisados campos de concentración en toda la ciudad : La plaza de toros, la cárcel, el castillo de Santa Bárbara y el tristemente campo de Albatera, entre otros.

ellos se hallaban los tres alcaldes republicanos. Antonio Cañadas, Facundo Abad y Marcelino Martín, y varios alcaldes de la provincia. Fueron paseados en camiones y sometidos a escarnio por la calle mayor, en algo parecido a un auto de fe. Estos fueron los inicios de una época de opresión y persecución de los democratas que arrastó a 7169 alcarreños (un 4,5% de la población en 1939) condenados bajo el régimen de Franco. 822 de ellos (incluyendo 13 mujeres) fueron fusilados mediante un simulacro de juicio. Y hasta 1700 murieron en la cárcel, paseados en cunetas o en los campos nazis (89 concretamente). La democracia tiene una deuda con todos ellos

Estos fueron los cincuenta presos de la expedición que recorrieron en camionetas la ciudad, a través de la calle Mayor, calle Museo, Ramón y Cajal, la Carrera, Virgen del Amparo y allí finalmente a la Prisión Central. Todos fueron maltratados y varios de ellos fueron fusilados tras un simulacro de juicio:

Aurelio Cañadas Ortego, Atilano Navarro Iglesias, Emiliano Muñoz Cubero, Mariano Pardo Delgado, Vicente Rodríguez Castilla, José Pérez Barba, Julio Sánchez Morán, Facundo Abad Rodilla, Juan Antonio García Torres, Mariano Colina Lozano, Felix Medrano Navarro, Humberto Melero Carillo, Antonio Palacios Rodrigálvarez, José Barcelona Causapié, Luis Calvo de la Fuente, Telesforo Ballesteros Alique, Lorenzo Martínez Ruano, Emilio Hurtado Romo, Luis Cravioto Balboa, Jesús Notario Gil, Dionisio Ciruelas Irala, Miguel Ruiz Luna, Lucio Blanco Utrilla, Servando Cambronero Luna, Saturnino Recio Cebrián, Federico Muñoz Guijarro, Wenceslao Jiménez Pérez, Román Esteban Garcilópez, Isidro Bodega Fernández, Quintín Cliveros Delgado, Gregorio Tobajas Blasco, Gabriel Crespo Ruiz, Eloy Sánchez Inglés, Eleuterio Escolín Ambite, Doroteo Cabrera Antón, Marcelino Martín Martínez del Arco, Valentín Martínez Fernández, Benito Calero Vázquez, Santos Esteban González, Porfirio Sánchez Navas, Marciano Alfonso Cubillo, Rafael Pardo Borda, Marcelino Viejo Canalejas, Antonio Cañadas Ortego, Modesto Gil García, Andrés Arralde, Antonia Álvarez Redondo, Isabel Sacristán López, Julián Vera Ramírez. 1

Sirvan estas palabras para recordar a estos hombres y mujeres de Guadalajara, y honrar su memoria. 

http://www.memoriaguadalajara.es