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Estandarte que ha sido retirado por indicacion del obispado de Ciudad Real.

Ciudad Real, 31 oct-  El Foro por la Memoria de Castilla-La Mancha ha mostrado su satisfacción por la retirada del estandarte ‘vejatorio’ para las víctimas del nazismo que hasta el pasado abril sacó en procesión la Hermandad Nuestra Señora de las Angustias de Ciudad Real durante la Semana Santa tras hacer caso a la petición que le realizó el Obispado.
La retirada del estandarte de la División Azul, que lucía una cruz de malta  como la utilizada por unidades militares del tercer Reich, y el yugo y las flechas de Falange, se ha producido después de la mediación del obispado de Ciudad Real,
según ha informado hoy esta organización. Para el Foro por la Memoria, así como para todas aquellas personas respetuosas de los derechos humanos, de la Democracia y el antifascismo, la decisión del Obispado de Ciudad Real es “una agradable noticia”.
El Foro para la Memoria ha expresado su satisfacción por la “sensibilidad” que el Obispado de Ciudad Real ha mostrado hacía las víctimas del nazismo y ha agradecido, también, el apoyo “incondicional” que le ha mostrado Izquierda Unida en la campaña llevada a cabo en contra del mantenimiento de este estandarte.

Esta asociación denunció, en su momento, que “la ignorancia o la insensibilidad democrática” no podía ser excusa para mostrar en lugar de honor los emblemas criminales que devastaron Europa.
A su juicio, “voluntaria o involuntariamente” eran testimonio de homenaje y renovación pública del compromiso de los divisionarios que fundaron la hermandad en 1943 y que participaron en la guerra de agresión que asoló Europa. Para los 106 ciudadrealeños muertos en la deportación nazi, recordaron en su día, “esa cruz nunca fue la cruz del perdón” y, por eso, “nunca podía simbolizar los valores cristianos de paz y salvación. entre esos 106 ciudadrealeños había sin duda, creyentes”.

El Foro por la Memoria de Castilla-La Mancha pidió hace meses que no se confundiera “la cruz del nacionalcatolicismo con la del cristianismo”, pues “para miles de demócratas esa cruz que figura en
el escudo de la División Azul nunca será un símbolo de redención, sino de esclavitud de millones de hombres, mujeres y niños”.

El Foro desea expresar no obstante, al obispado, quien se queja en su carta de la “politización” del estandarte, que “no es ahora cuando se está politizando el estandarte,  sino desde la misma creación de la misma, en 1943, pues el citado emblema estaba formado por el yugo y las flechas falangistas y la Cruz de Malta usada por las divisiones del tercer Reich, entre las que se encontraba la “Blau División”.

Al señor presidente de la Hermandad de Cofradías, que en su blog critica al obispado de Ciudad Real por  hacer “caso  a miembros de la izquierda desnortada, trasnochada y anticatólica de nuestra región,”,  desde el Foro le indican “que desde luego, militamos con orgullo en la izquierda democrática y antifascista,  no sabemos si tan trasnochada como el yugo y las flechas que porta el estantarte retirado, pero que para afirmar  y defender lo que hemos dicho, no necesitamos ser de izquierdas, nos basta con ser DEMÓCRATAS. Que sepan los creyentes miembros de cofradías de su ciudad, por quien están siendo representados y que valores representa. Los valores democráticos son para todos, creyentes o no.”

Enlace al articulo que denunciaba el hecho, en castellano y alemán:

http://articulosmemoriaguadalajara.wordpress.com/2012/04/05/estandartes-de-semana-santa-que-vejan-a-las-victimas-del-nazismo/

ESPAÑA HOGAR DE LA DIVISIÓN AZUL: MADRID, 20/02/1942.- Fachada exterior del "Hogar de la División Azul", instalado por Falange en la madrileña Estación del Norte para ayudar a los divisionarios en viaje de permiso o que por cualquier circunstancia hayan de detenerse en Madrid. EFE/Hermes Pato

Negacionistas de la Shoah defienden la presencia de la División Azul en la Cofradía de las Angustias y olvidan a las víctimas de la deportación 

[Foro por la Memoria de Castilla La Mancha. 25 de abril de 2012] En el artículo «la Semana Santa, la División Azul y la memoria histórica», Carlos Caballero Jurado realiza algunas consideraciones críticas al comunicado emitido por el Foro por la Memoria de Cartilla La-Mancha en relación al estandarte de una unidad de la wehrmacht alemana empleado orgullosamente por una Cofradía de Ciudad Real y al desprecio absoluto a las víctimas ciudarealeñas en la deportación de los campos nazis. Ante esto debemos recordar públicamente que nuestra asociación incluye entre sus propósitos fundacionales el siguiente:

«1° la recuperación y divulgación de la memoria democrática de todos aquellos que lucharon contra el fascismo, el nazismo y el franquismo en el territorio de la actual Comunidad Autónoma de Castilla La Mancha, desde el golpe militar de 18 de julio de 1936 hasta el momento presente y la defensa y extensión de los valores culturales y ciudadanos que constituyen la base cultural de la convivencia democrática.» [Estatutos del Foro por la Memoria de Castilla La Mancha]

Debemos señalar que, a nuestro entender, este propósito que recogemos como básico en nuestros estatutos es algo que en toda la Europa democrática es asumido como consustancial a la propia democracia y sus valores en los que nos reconocemos plenamente.

En su artículo, Caballero Jurado no dedica ni una sola línea a nuestros paisanos muertos en los campos de Mauthausen, Bergen Belsen, Gusen y Ravensbruck, algo que no nos sorprende dada la conocida trayectoria negacionista de la Shoah de este caballero. Toda su preocupación se centra en desligar a la División Azul del nazismo, a los símbolos del estandarte de su origen inequívoco y a infamar a las víctimas y a la República Española acusándoles de todo tipo de crímenes de forma que quede justificado el golpe, la guerra, la monstruosa represión franquista y, desde luego y sobre todo, la participación voluntaria de los fascistas españoles en la guerra de agresión emprendida por Hitler. Si Caballero Jurado es capaz de negar el Holocausto de millones de personas, y dedica tiempo y esfuerzo a difundir las hazañas de los que vistieron orgullosamente el uniforme del III Reich ya no nos sorprende nada de lo que pueda decir. Un análisis de su pretendida respuesta nos ofrece, no obstante, notable luz sobre las contradicciones de la extrema derecha española, pues mientras siguen fascinados por el fulgor genocida del Reich que les ayudó a aplastar al pueblo español, la condena de la historia al nazismo tras 1945, les obliga a distanciarse en algunas cuestiones formales. La forma concreta de la simbología, la oficialidad o no de los escudos elegidos, le dan munición a Caballero Jurado para pretender reconocer como nazi o no lo que le conviene. Veamos algunos de sus argumentos; escribe en relación a la forma del escudo divisionario presente en el estandarte:

«El análisis del texto (…) nos da interesantes pistas. Para empezar, contrariamente a lo que sugiere, el estandarte motivo de su denuncia no incluye ningún símbolo nazi. Aparecen el yugo y las flechas, sin duda, el escudo de la División Azul, con los colores de la bandera nacional y la palabra “España” y una versión tan estilizada de la Cruz de Hierro que hace que apenas se asemeje a ella. Ninguno de esos símbolos es “nazi”.»

El estandarte procesional es denominado «estandarte de la División Azul», como señala la propia Hermandad, y representa por tanto a esta unidad y encarna la identificación de la Hermandad con los valores de la citada división. El escudo original de la División no es el elegido para el estandarte y ese sí que es explícito; comprendemos que se avergüencen de ello y que lo intenten ocultar, pero lo cierto es que mantienen lo fundamental, esto es, mantener año tras año y bien alta, orgullosamente su identificación con la División 250 de la Wehrmacht. El señor Caballero no se da por enterado de que el el verdadero problema que denunciamos, no es la iconografía escogida, sino el hecho simbólico del recuerdo orgulloso de la unidad que lo fue del ejército nazi, algo fuera de toda duda.

Los emblemas del yugo y las flechas rodean, en la iconografía escogida, una versión «estilizada» del escudo verdadero. El yugo y las flechas, unidos a al escudo, componen ya una imagen con un contenido claro, no son elementos aislados, juntos tienen una lectura inequívoca, ya no es necesario saber más, ni quienes son, ni cuando fundaron la cofradía: son gente orgullosa de esa «combinación» y lo que representa.

En el centro del escudo figura una variación de la Cruz empleada por la Wehrmacht. El conjunto no ofrece lugar a dudas: es una representación de la División Azul, es una variante maquillada del escudo original de esta unidad, pero sobre todo es el paseo orgulloso por nuestras calles de una representación simbólica de una unidad del Wehrmacht alemana que, compuesta por españoles, participó voluntariamente en la guerra de agresión perpetrada contra toda Europa.

El análisis que se nos ofrece de los motivos de crítica añade: «La Cruz de Hierro, que según este personaje esta perseguida en toda Europa, adorna en realidad los carros de combate y los aviones de las Fuerzas Armadas de la muy democrática y antinazi República Alemana».

Esta observación demuestra que algunos no quieren entender nada. No existe ninguna unidad del ejército alemán actual que mantenga iconografía de unidades del III Reich. Que elementos heráldicos tradicionales alemanes fuesen utilizados por el Reich es otro asunto. El rechazo explícito a la simbología nazi es radical; no se acepta nada que implique ni remotamente, simpatía o identificación con el régimen nazi. Las cruces de las Fuerzas Armadas alemanas actuales son anteriores al nazismo, que por otra parte se apropió de la historia alemana en lo que quiso y la prostituyó al límite. Exactamente igual que los falangistas y el régimen franquista con los símbolos heráldicos de los Reyes Católicos. El yugo y las flechas, en este contexto, significan falangismo, fascismo hispano nacional-católico, y unidas al escudo divisionario, apología del nazismo. Esa cruz, estilizada, de Malta o de Hierro, que nos da igual, no figura en el estandarte por ser «cristiana», sino por formar parte de la unidad militar que criticamos. Lamentamos que el sectarismo les impida ver algo tan obvio. No es una cruz cristiana, es otra cosa.

Sobre el juramento de fidelidad al Führer, una de las especificidades de los «divisionarios», señala:

«La División Azul juró fidelidad al Führer, pero única y exclusivamente en la que se bautizó como Cruzada contra el Comunismo. Nunca nadie –ni las autoridades soviéticas en su día- ha acusado a la División Azul de haber perpetrado ningún Crimen de Guerra o Crimen contra la Humanidad.»

Como señalábamos en el comunicado, el juramento de fidelidad a Hitler, fue voluntario, no obligado como en el caso de los reclutas alemanes, los divisionarios lo hicieron sin coacción alguna, lo que les da una marcada impronta ideológica. La misma que llevó a numerosos fascistas de toda Europa a vestir el uniforme nazi, con parecidos razonamientos. El anticomunismo es empleado aquí como excusa para abrazar el paquete completo de la solución nazi-fascista. ¿Donde situamos a Churchill entonces? ¿Como es posible entonces que un anticomunista reconocido como W. Churchill no vacilara en aliarse con la URSS para combatir al III Reich? La respuesta es clara y sencilla: los fascismos, y la variante nazi en particular, fueron algo sui generis, incompatible con la civilización, no precisaban traicionar ningún ideal fundacional para devenir totalitarios y criminales, lo eran por definición, siendo genocidas respondían a su propia lógica. Es por eso que el antifascismo es una seña de identidad inexcusable de todos los demócratas. La canciller alemana Angela Merkel, poco sospechosa de comunista, lo ha demostrado recientemente retirando la tumba de los padres de Hitler para evitar que sean un lugar de peregrinación neonazi.

La pretendida "cruzada contra el bolchevismo" lo fue sobretodo contra los judios y las democracias, como muestra este cartel pro nazi francés

La División Azul participó en lo que está tipificado como un “Crimen contra la Paz”, la guerra de agresión, algo perseguido en la legislación internacional, y lo hizo voluntariamente fuera de toda duda. Una vez en combate, la unidad tuvo las responsabilidad de todas las acciones cometidas en su jurisdicción, participó en el bloqueo por hambre al que se sometió a Leningrado y fue parte necesaria y actor activo en las agresiones a la población civil de la ciudad en la que murieron cientos de miles de personas, muchos de ellos cristianos, sin duda. Igualmente, y eso es conocido ahora gracias al acceso a los archivos, la División ejecutó a partisanos españoles y rusos que combatieron en las filas soviéticas.

La defensa de la agresión a la URSS y de la actuación del III Reich que realiza Caballero Jurado le lleva desgranar los tópicos usuales en medios revisionistas. La guerra de agresión emprendida por Hitler estaría justificada por los ataques de la URSS a los países Bálticos, a Polonia o a Finlandia. Se olvida que a la caída del zarismo, las fronteras quedaron rotas y se tuvieron que redefinir, algo que no fue fácil, precisamente. Si vemos el caso de Finlandia, las hostilidades en la frontera se prolongaron en los años 20 e incluso en la guerra mundial se produjeron algunos hechos realmente curiosos: ni los fineses aceptaron atacar Leningrado más allá de la antigua frontera, ni los soviéticos, pese a su victoria aplastante en 1944 en ese frente, fueron más allá de lo que consideraron su territorio en Carelia. Tanto Mannerheim como Stalin supieron establecer un acuerdo de paz y respetarlo; una conclusión perfectamente defendible es que ni Mannerheim fue tan traidor a su patria como Franco, ni Stalin tan poco de fiar como Hitler. Pero estos detalles históricos no parece que le importen a nuestro interlocutor, pues en su razonamiento trata, sobre todo, de mostrar al contrario como algo odioso, de forma que el juramento de fidelidad al Führer sea «aceptable» en sociedad.

Critíquese a la URSS lo que se vea conveniente, argumentos y datos no faltan para establecer un dialogo que ayude a esclarecer las cosas, pero eso es una cuestión y otra muy diferente es defender al nazismo y a los fascistas españoles. No puede olvidarse que en realidad el asalto a la URSS era una obsesión hitleriana de años atrás, formaba parte de la esencia de su programa existencial: destruir el comunismo, a los judíos y esclavizar a los pueblos eslavos. Lo que hiciera la URSS era irrelevante, pues su destino estaba «previsto» en la cosmogonía nazi.

Agitar la actuación de la URSS en su política internacional para defender que en la Semana Santa de Ciudad Real se paseen orgullosos símbolos de una unidad militar de la wehrmacht y se desprecie a las victimas de la deportación, es un despropósito más.

Y un tópico que no podía faltar:

«La presencia de los españoles en la campaña contra la URSS fue la respuesta a un hecho bien establecido: el masivo apoyo de ese país al Frente Popular durante la Guerra Civil Española. Un apoyo que convirtió al gobierno frentepopulista en un satélite del régimen soviético.»

Estas dos consideraciones son la almendra central de las tesis revisionistas en lo que respecta a la División Azul. Y si una es inexacta, la otra es completamente falsa. Los españoles que estuvieron en la campaña contra la URSS adujeron, sin duda, el apoyo soviético a España en su guerra contra la sublevación y la intervención alemana e italiana que convirtió un golpe fracasado en una guerra. Pero lo esencial es el anticomunismo. El mismo que llevó a algunos franceses, belgas, holandeses, escandinavos, y de otras naciones a unirse a esa campaña. En esos países no hubo «intervenciones bélicas» soviéticas, pero sí hubo anticomunismo, el factor que une a todos esos voluntarios. Se olvida algo fundamental: el apoyo de la URSS a España, al gobierno democrático de la República Española, fue algo justo y positivo, como justo y positivo fue para la causa aliada el que la URSS se uniera a Inglaterra y Estados Unidos en su lucha contra el nazismo. Exactamente igual. La pena es que no fuese un apoyo «masivo» como califica Caballero Jurado, pues la prudente actitud de Stalin, que no deseaba propiciar una guerra mundial, le llevó tan sólo a prestar ayuda militar suficiente para resistir, pero sobre todo a intentar favorecer que Inglaterra y Francia, los aliados naturales de la España democrática, fuesen quienes dieran la ayuda definitiva para el triunfo de la República. No fue así, los franco-británicos, optaron por las políticas de «apaciguamiento» y entregaron al fascismo a España y a Checoslovaquia.

Respecto de la afirmación sobre la satelización del gobierno del Frente Popular por parte de la URSS, la respuesta es clara: falso, rotundamente falso. Un tópico revisionista más. España mantuvo notoriamente su independencia en la relación con la URSS durante toda la guerra, y su gobierno hizo cuanto pudo para intentar sumar a su causa a una Inglaterra y a una Francia temerosas por el conflicto español y sus complicaciones internacionales, sobre todo por el temor a una guerra con Alemania. Este tipo de argumentaciones son simétricas a la propaganda nazi antibritánica durante el conflicto mundial: Churchill como supuesto juguete de Stalin y los judíos, como la República Española, marioneta de los «judio-masónicos» y de la URSS. Es igual de absurdo e injusto, pero, sobre todo, rotundamente falso.

En la defensa del estandarte «divisionario» de la Cofradía de Ciudad Real, el sr. Caballero Jurado abandona las heladas estepas rusas y se nos instala en la persecución religiosa durante los años de la República y la Guerra. Nos acusa de olvidar la «persecución religiosa» frente populista. Y afirma:

«Pretende que olvidemos, por ejemplo, que tras su victoria en febrero de 1936, en Ciudad Real como en toda España, la celebración de la Semana Santa fue prohibida.»

¿La Semana Santa prohibida en 1936?

No sólo no fue prohibida, sino que transcurrió sin incidentes. Otro tópico más de la intoxicación franquista. Es más, la conflictividad religiosa disminuyó notablemente en el invierno del 36, aumentando, sin embargo, el terrorismo falangista e integrista. Debe recordarse que en la España de la Restauración, el estado era «católico», la confesión profesada por el estado era una muy concreta, y la autonomía católica respecto de la ley civil muy notable. Las procesiones, por ejemplo, podían salir a la calle sin tener que avisar de su horario, trazado o duración: lo hacían, simplemente. La República les obligó a tener que comunicar esos datos, para que los ayuntamientos pudieran regular el tráfico. Tal pretensión de regulación del uso de la vía pública se interpretó como una agresión por sectores integristas. No, la Semana Santa de 1936, no registró incidentes y desde luego, no fue prohibida. Durante la guerra, no se celebró, claro, pero tampoco hubo vuelta ciclista a España ni elección de Miss España, ni Liga de fútbol.

Se nos acusa de olvidar a las miles de víctimas religiosas de los «crímenes» del Frente Popular, y se recuerdan casos famosos de asesinatos en Ciudad Real, Daimiel, Almagro, los destrozos en el patrimonio artístico-religioso, y cómo esos hechos generaron una reafirmación de la fe que llevó a algunos combatientes veteranos a asociarse en una Hermandad de Semana Santa. Nosotros no dudamos de que el impacto de tanto sufrimiento vivido en época tan convulsa, lleve a una reafirmación de la fe religiosa, lo que lamentamos es que tal sentimiento no alcanzase para un cristiano acto de contrición y se reconociesen los crímenes cometidos en nombre de esa misma fe.

Nosotros exigimos en nuestro comunicado que quienes pasean estandartes de la División Azul pidan perdón a las víctimas de la represión nazi. Lo hacemos porque entendemos que el estandarte de la Blau Division es una vejación a las víctimas del nazismo y concretamente a los ciudarealeños muertos en los campos nazis. No se puede estar orgulloso de ese estandarte, olvidar a las víctimas en la deportación y pretender no ser objeto de crítica democrática. Hasta el momento actual, en ninguna de las reacciones a nuestro comunicado se mencionan a los asesinados en los campos. Ni el sr. Caballero Jurado, ni el Cofrade mayor, ni nadie. Y eso es un escándalo, eso es indecente, y, desde luego, incapacita moralmente a quienes callan ese crimen y se lavan las manos ante él.

Entre los muertos en la deportación nazi en Ciudad Real había muchos católicos, no tenemos la menor duda de ello, pero para ellos tampoco se tiene un recuerdo. Como entre los miles y miles de asesinados por el franquismo. Entérese, sr. Caballero Jurado, el mayor asesino de católicos en España fue Franco.

Nadie duda de los religiosos asesinados en la retaguardia republicana y son crímenes que condenamos como los condenaron las autoridades republicanas en su momento con toda claridad. Esos crímenes infaman a los que los cometieron y nadie los defiende, ni entonces, ni ahora. La República en guerra no condenó a los religiosos por serlo, no hubo leyes que les proscribiesen, ni persecución oficial y legal, es más, la Fiscalía de la República actuó contra los crímenes cometidos como demuestran las acciones llevadas a cabo y que son las que recogen, fundamentan y datan esos abusos. La represión de ese tipo no fue una acción fomentada o consentida por el estado republicano ni por el Frente Popular que apoyaba al gobierno, fue resultado de otra dinámica, la nacida del golpe militar salvaje que trituró las estructuras republicanas y que provocó en la zona leal acciones contra los contrarios a la República desde distintos frentes. Sólo cuando se pudo reorganizar el estado y las estructuras de control se pudo contener la oleada de acciones que costaron la vida a esos religiosos en el verano-otoño de 1936.

En la legislación católica, «mártir de la fe» es una expresión que se refiere a los que son muertos por odio a Cristo, a los que mueren por ser testigos de Cristo y que por afirmar y defender su fe en él, son asesinados. Es una premisa clara. Sin embargo, en la casi totalidad de los casos de religiosos asesinados, los motivos aducidos por los asesinos son otros muy distintos, no es el rechazo a Cristo, sino el rechazo al papel terrenal de la Iglesia, a la alianza con los poderosos, a la indiferencia ante el sufrimiento del pueblo, a la condición de enemigos declarados de las libertades públicas. Esto ha llevado a numerosos católicos sinceros a reconsiderar la condición de «mártires» a esas víctimas. Es imprescindible en el debate de este asunto el documentado estudio que realiza el padre Hilari Raguer, abad que fue de Montserrat, en su obra «El incienso y la pólvora». Y sobre la conflictividad religiosa en 1936, la reciente monografía «En nombre del pueblo», del profesor Rafael Cruz, un estudio que marca el estado de la cuestión en que al momento historiográfico sobe ese periodo de preguerra se refiere y expone con claridad las dinámicas violentas de los provocadores en el invierno de 1936.

Y es que, con el golpe de estado y la guerra posterior, católicos murieron por todas partes. Los primeros en caer, por centenares en los dos primeros días, fueron, eso se olvida siempre, los militares de carrera que se mantuvieron leales a la República, la práctica totalidad de ellos católicos practicantes. De hecho, las decenas de miles de españoles asesinados por el fascismo eran en su mayoría también católicos, como católicos eran los sacerdotes vascos, mallorquines, castellanos o andaluces en todos esos territorios hay casos de fusilamientos franquistas a religiosos. Católico fue el párroco mallorquín fusilado por ayudar a escapar de la muerte a sus feligreses aunque alguno de ellos no fuese muy practicante, católico fue el sacerdote recientemente identificado en una fosa común en Burgos junto a decenas de campesinos y trabajadores del ferrocarril, católica la cruz que le acompañó en ese instante y fue enterrada junto a él. Fueron incontables los católicos que se negaron a seguir a los integristas y a los fascistas en su golpe genocida y fueron muertos por ello. No deja de ser absurdo que se nos acuse de ser maniqueístas, cuando precisamente nos negamos a aceptar interpretaciones de ese tipo.

La argumentación del régimen franquista justificó siempre las ejecuciones de católicos, incluidos sacerdotes, declarados y reconocidos como tales sacerdotes, no por el hecho de serlo, sino por su compromiso con la causa del pueblo y su rechazo del golpe militar. En el famoso caso del sacerdote Gregorio Tobajas, abogado, periodista y presidente de la Diputación Provincial de Guadalajara en 1938, se le acusa en la farsa de juicio a la que se le somete en 1940, de «haberse casado» civilmente sin ocultarse. Becado en Roma, ordenado sacerdote, estudió en la Universidad Gregoriana, culto, educado, fue párroco en pueblos de la campiña de Sigüenza y llevado de su compromiso moral con los campesinos y la dignidad de los trabajadores fue un ardiente defensor de la República. Acabada la guerra, fue detenido, encarcelado, salvajemente torturado y ejecutado. Su condición de sacerdote fue interpretada como un agravante, como consta en la parodia de sentencia que le dictaron.

Curiosamente el caso más claro de persecución religiosa salido de una orden reconocida es la detención, encarcelamiento y proceso de los protestantes españoles, que se vieron perseguidos y acosados brutalmente en la España ocupada por los fascistas. En ese caso no existe la menor duda de la existencia de persecución religiosa explícita.

Lo que no estamos dispuestos a consentir es a que se pretenda afirmar que todos los católicos españoles apoyaron al fascismo porque no es cierto y es tremendamente injusto. Fueron tantos los católicos que supieron estar al lado de los que sufrían y eran perseguidos, los que se sacrificaron por amor a los demás y dejaron testimonio vivo de su fe, que consentir que su recuerdo sea prostituido por los integristas portavoces del odio, no es algo que debamos consentir los demócratas, sean o no creyentes.

Aunque la respuesta a nuestro comunicado no ha dudado en sacar los viejos tópicos de la propaganda fascista, queda claro que lo esencial de nuestra crítica está justificado. Se reafirman a través de la firma de un reconocido negacionista de la Shoah, en su defensa orgullosa de un estandarte de una unidad militar nazi que participó voluntariamente en una guerra de agresión, olvidan por completo a las victimas de la deportación a los campos, y se escudan en los mismos viejos argumentos del fascismo para desencadenar la mayor tragedia de la historia de España. Nos dicen claramente que sólo mediante la ley se les podrá obligar a retirar sus símbolos y dejan claro que en sus corazones no existe ni un asomo de piedad cristiana por los que murieron católicos incluidos en los campos nazis. Luego se ofenden porque les llamemos indecentes. El que negacionistas y filonazis actúen como portavoces oficiosos de la Cofradía de las Angustias es algo que causa todavía mayor inquietud y escándalo. Confiamos en que se desmienta tal conexión y que este debate público acabe con un reconocimiento a las victimas de la deportación en Ciudad Real.

Foro por la Memoria de Castilla La Mancha

Bibliografía y enlaces:

Comunicado del Foro por la memoria de Castilla La-Mancha

http://www.foroporlamemoria.info/2012/04/estandartes-de-semana-santa-que-vejan-a-las-vicitmas-del-nazismo/

Página oficial de la Cofradía (insignias y patrimonio)

http://angustiasdeciudadreal.blogspot.com.es/p/insignias.html

Artículo de respuesta del sr. Caballero Jurado

http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=22149

Amical de Mauthausen

http://www.amical-mauthausen.org

Sobre la iglesia y la guerra civil española

Raguer, Hilari, La polvora y el incienso: la iglesia y la guerra civil española (1936-1939), Península, 2008.

Sobre la dinámica que condujo al golpe y la situación en el invierno de 1936

Cruz, Rafael, En el nombre del pueblo: rebelión y guerra en la España de 1936, siglo XXI, 2006.

Sobre la dinámica internacional de la GCE y las relaciones con la URSS

Viñas, Ángel, La República en guerra. Contra Franco, Hitler, Mussolini y la hostilidad británica, Crítica, 2012.

Estandartes de Semana Santa que vejan a las víctimas del nazismo

Foro por la Memoria de Castilla-La Mancha, – 4 abril 2012

Denunciamos la insistencia de la Cofradía de la Virgen de las Angustias de Ciudad Real en seguir exhibiendo impúdicamente un estandarte con emblemas de la División Azul
COMUNICADO: ESTANDARTES DE SEMANA SANTA QUE VEJAN A LAS VICTIMAS DEL NAZISMO

El Foro por la Memoria de Castilla-La Mancha, asociación para la defensa de la memoria democrática y antifascista en nuestra región, denuncia la insistencia de la Cofradía de la Virgen de las Angustias de Ciudad Real en seguir exhibiendo impúdicamente un estandarte con emblemas de la División Azul.

En esta asociación consideramos que la ignorancia o la insensibilidad democrática, no pueden ser excusa para mostrar en lugar de honor los emblemas criminales que devastaron europa, pues voluntaria o involuntariamente son testimonio de homenaje y renovación pública del compromiso de los divisionarios que fundaron la hermandad en 1943 y que participaron en esa guerra de agresión que asoló Europa.

Pedimos públicamente al señor Hermano Mayor de la Cofradía, D. Francisco Javier González Ontiveros, que no se esconda tras sus creencias para despreciar los valores democráticos. Éstos están por encima de partidos y creencias religiosas y son para todos los ciudadanos.

Le informamos de que los miembros de la División 250 de la Werhmach, más conocida como División Azul, hicieron un juramento de lealtad a Adolf Hitler al igual que el resto de soldados y cargos del ejército alemán que ayudaron a esclavizar a Europa bajo la bota del nazismo. Muchos de ellos, claro, ya estaban acostumbrados a romper juramentos de lealtad, pues ya se habían sublevado contra el gobierno elegido democráticamente en febrero de 1936. Las mismas esvásticas adornaban su uniforme, y servían a la misma maquinaria bélica que asesinó a millones de personas entre 1939 y 1945. Vistieron el mismo feldgrau.

La cruz de Malta que figura en su estandarte, y que era el símbolo de la División 250, no era exhibida con un símbolo cristiano por el ejército del tercer Reich. Como no era el Dios cristiano el que figuraba escrito en las hebillas de sus cinturones, “Gott mit uns”. Para los 106 ciudadrealeños muertos en la deportación nazi, esa cruz nunca fue la cruz del perdón, nunca puede simbolizar los valores cristianos de paz y salvación, sino que es el símbolo de tortura de los romanos, la cruz de Espartaco. No confundan la cruz del nacionalcatolicismo con la del cristianismo. Para miles de demócratas, esa cruz en concreto que figura en el escudo de la División Azul, nunca será un símbolo de redención sino un símbolo de esclavitud de millones de hombres, mujeres y niños.

El Ejército Español ni sus miembros no deberían en un estado democrático participar en ese gigantesco insulto a las víctimas. Para empezar porque la División Azul no perteneció nunca orgánicamente al ejército español, debía lealtad al Führer de Alemania, y a diferencia de los soldados alemanes, los españoles que participaron en la División Azul lo hicieron voluntariamente, es decir, participaron voluntariamente en una guerra criminal de agresion en la que murieron millones de personas. Participaran directamente en sus crímenes o no, formaron parte de la misma maquinaria bélica. Recordamos que estos crímenes han sido condenados y perseguidos por las leyes y tribunales internacionales, y la exhaltación pública de los símbolos militares que sirvieron a esa maquinaria militar ha sido prohibida y perseguida en toda la europa democrática. La posible participación de militares en activo del Ejército Español en la exhibición de este estandarte, constituye por sí mismo un acto de humillación colectiva para la dignidad de todos los españoles y su estado democrático.

A los fieles que con ilusión acompañan a estas imágenes, les solicitamos que muestren un gesto de piedad y buena voluntad y renuncien a desfilar bajo los simbolos de los criminales de la segunda guerra mundial. No se puede aducir ignorancia, pues sólo es un gesto de desprecio a los 106 ciudarealeños que murieron en los campos nazis de Güsen y Mauthausen por su compromiso con las libertades.

Así mismo, nos dirigimos a la señora alcaldesa de Ciudad Real para que tome partido en estos hechos. Apelamos a su sensibilidad, pues es la dignidad democratica lo que esta en juego. Le pedimos que no se muestre pasiva, condescendiente o indiferente ante este acto, pues supondria una falta de respeto a la diginidad democratica de los ciudadanos y por ello le pedimos que actúe.

Enviamos copia de este comunicado a los señores embajadores de Israel y Alemania, para pedirles que soliciten oficialmente que los emblemas del ejército nazi que figuran en la cofradía sean retirados.

Foro por la Memoria de Castilla-La Mancha
Reg. ncal. de asociaciones nº 23506
http://www.foroporlamemoria.info
foroporlamemoriaguadalajara@gmail.com
http://www.memoriaguadalajara.es/

(SPANIEN) STANDARTE DER KARWOCHE BELEIDIGEN DIE OPFER DES NAZIONALSOZIALISMUS

Das ‚Foro por la Memoria’ aus Kastillien-La Mancha, ( Spanien) eine Vereinigung die es sich zum Ziel gemacht hat, die demokratische und antifaschistische Erinnerung wachzuhalten, kritisiert das Beharren der Bruderschaft (Cofradía) der Jungfrau de las Angustias in Cuidad Real in der Karwoche eine Standarte mit Wahrzeichen der Blauen Division vorzuführen.
Diese Vereinigung glaubt, dass die demokratische Ignoranz oder Unsensibilität keine Ausrede sein kann um verbrecherische Symbole zu zeigen, die Europa zerstört haben. Die Symbole stellen nämlich -beabsichtigt oder unbeabsichtigt- eine öffentliche Ehrung und Anerkennung der Divisionsteilnehmer, die diese Bruderschaft 1943 gegründet haben und die in jenem Agresssionskrieg teilnahmen, der Europa verwüstet hat, dar.

Wir möchten den Grossen Bruder dieser Cofradía, Herrn Francisco Javier Ontiveros, dazu aufrufen, sich nicht hinter seinem Glauben zu verstecken, um damit die demokratischen Werte zu verachten. Diese stehen nämlich über den Parteien und Glaubensrichtungen und sind für alle Bürger gültig.

Die Mitglieder der 250. Division der Wehrmacht, besser bekannt als Blaue Division, haben einen Trueschwur auf Adolf Hitler gegeben, genauso wie alle anderen Soldaten und Offiziere des deutschen Heeres, die halfen Europa unter das Joch des Nazistiefels zu bringen. Viele von ihnen waren natürlich schon daran gewöhnt Treueschwüre zu brechen. Sie hatten sich schliesslich schon 1936 gegen die gewählte Regierung erhoben. Die gleichen Swastika haben ihre Uniformen geschmückt und dienten der gleichen Kriegsmaschinerie, die zwischen 1939 und 1945 Millionen von Menschen ermordeten. Sie trugen das gleiche feldgrau.

Das Malteser Kreuz, welches auf ihrer Standarte zu sehen ist und welches Symbol der 250. Division war, wurde vom Heer des III. Reiches nicht als christliches Symbol geführt. Genauso wenig wie der christliche Gott gemeint war, der in ihren Schnallen als „Gott mit uns“ geschrieben stand. Für die 106 Menschen aus Ciudad Real, die in der Nazideportation starben, war dieses Kreuz nie ein Kreuz der Vergebung. Es kann nie die christlichen Werte des Friedens und der Erlösung symbolisieren, sondern das Symbols der Folter der Römer, das Kreuz des Spartakus. Verwechseln Sie nicht das Kreuz des Nationalkatolizismus mit dem des Christentums. Für tausende Demokraten wird dieses Kreuz im Schild der Blauen Division niemals ein Symbols der Erlösung sondern ein Symbol der Versklavung von Millionen von Männern, Frauen und Kinder sein.

Weder das spanische Heer noch dessen Mitglieder dürften jemals in einem demokratischen Staat an solch eine gewaltigen Beleidigung der Opfer teilnehmen. An erster Stelle, weil die Blaue Division niemals organisch dem spanischen Heer angegliedert war . Sie war zur Treue zum deutschen Führer vepflichtet. Ausserdem, haben die spanischen Soldaten, im Gegensatz zu den deutschen, freiwillig an der Blauen Division teilgenommen, das heisst, sie haben freiwillig an einem verbrecherischen Angriffskrieg teilgenommen in dem Millionen von Menschen gestorben sind. Sie haben direkt an den Verbrechen teilgenommen, und, wenn nicht, waren sie teil der gleichen Kriegsmaschinerie. Wir erinnern daran, dass diese Verbrechen geahndet wurden von den internationalen Gesetzen und Gerichten, und dass die öffentliche Vorführung von militärischen Symbolen die dieser Kriegsmaschinerie gedient haben im demokratischen Europa verboten ist und verfolgt wird. Die mögliche Beteiligung von aktiven Militärs des spanischen Heeres an der Vorführung dieser Standarte stellt schon an sich eine kollektive Erniedrigung der Würde der Spanier und ihres demokratischen Staates dar.

Die Gläubigen, die mit Freude diesen Bildnissen in einer Prozession folgen, möchten wir bitten, dass sie ein Zeichen der Barmherzigkeit und guten Willens zeigen und darauf verzichten unter den Symbolen der Verbrecher des Zweiten Weltkriegs zu defillieren. Man kann das nicht mit Unwissen begründen, denn es ist einzig und allein ein Zeichen der Missachtung der 106 Einwohner von Ciudad Real, die in den Lagern von Güsen und Mauthausen wegen ihres Engagements für die Freiheit starben.

Wir bitten auch die Bürgermeisterin von Ciudad Real, sich in dieser Sache zu engagieren. Wir apellieren an ihr Einfühlungsvermögen, denn es ist die demokratische Würde, die auf dem Spiel steht. Wir bitten sie, sich nicht passiv, nachgiebig oder gleichgültig zu verhalten, denn es käme einer Respektlosigkeit gegenüber der demokratischen Würde der Bürger gleich. Deswegen bitten wir sie, zu handeln.

Wir senden eine Kopie dieses Kommuniqués den Botschaftern von Israel und Deutschland um sie zu bitten, ofiziell zu beantragen, dass die Embleme des Naziheeres, die in der Bruderschaft vorgeführt werden, entfernt werden.

Xulio García Bilbao
Foro por la Memoria de Castilla-La Mancha
Spanien
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