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FMGU.- Informamos de la triste noticia del fallecimiento de nuestro compañero Domingo Bartolomé Pinar, colaborador del Foro por la Memoria en Sigüenza (Guadalajara). Domingo, ferroviario de profesión, fue concejal de Izquierda Unida en Sigüenza hasta 2019. Militante del PCE y de CCOO, Un luchador incansable, Domingo siempre estaba dispuesto para ayudarnos y acompañar a famliares y ejerció de anfitrión en varios actos de nuestra asociación, pues era un gran recopilador de la memoria histórica en Sigüenza,
Que la tierra te sea leve, compañero

Domingo Bartolomé, en 2016 acompañado de dos familiares de desaparecidos de la catedral de Sigüenza, Foto: FMGU

Foto propiedad de Paco Naranjo, de CCOO
Marzo de 1985, Entrega en deposito al Museo Ferroviario de RENFE, de un cuadro que nos pinto Rafael Alberti para el Congreso del Sector Ferroviario de CCOO, celebrado en Cádiz. De izquierda a derecha: Manuel Fernandez Aller, Paco Naranjo, Paco Caballero, Miguel Zurdo, dos directivos del Museo y Domingo Bartolome.


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Germinal Lázaro durante su visita a Guadalajara en 2012, posa frente a la antigua Prisión Central, donde estuvo preso su abuelo Eusebio. Foto: FMGU

Compañeros Germinal y Justo Lázaro, que la tierra os sea leve.
FMGU- 09/01/2017.- El final del año 2016 nos ha sorprendido con la triste noticia de la defunción de uno de nuestros buenos amigos, Germinal Lázaro. Su tio Justo Lázaro, también simpatizante y buen amigo del Foro, había fallecido en abril de 1015.

Germinal Lázaro (n.1944)  era uno de esos tantos familiares de victimas del franquismo que frecuentemente se dirigen a nosotros para pedir información, guiados por esa necesidad de saber, de romper ese dictado de silencio y olvido dictado por la dictadura y sus verdugos y que lamentablemente, tampoco en los últimos 40 años se ha podido destruir. Germinal tenía muy claro que quería reivindicar la figura de su abuelo y de su padre.

El tio de Germinal, Justo Lázaro (n. 1927) fallecido en abril de 2015, fue uno de nuestros principales informantes sobre la represión franquista en Brihuega, y mantenía en su memoria mucíisimos datos que compartió con nosotros. Ambos, tio y sobrino, Justo y Germinal han fallecido con unos meses diferencia,

En estos casi 10 años de existencia de nuestra asociación, hemos acompañado a varios cientos de familiares de represaliados por la dictadura franquista en su búsqueda de información y Germinal fue uno con los que más tiempo pasamos pues quería escribir un libro sobre su familia y la lucha que llevaron a cabo. Hemos mandado cientos de sentencias y documentos. Germinal no quería restos, si documentos, y sobretodo información, memoria y reivindicación.

Germinal Lázaro nació en Francia en 1944 pues su padre se exilió. Era hijo de un luchador anarcosindicalista,  Julio Lázaro Corral natural de Brihuega. Militante de la CNT, durante la guerra española combatió en Sigüenza, en el frente de Madrid y otros, como soldado de la 37 Brigada Mixta del Ejército Popular. Julio pudo exiliarse a Francia y por eso Germinal nació alli. De la ideología de su padre heredó su nombre libertario. Ello no le impidió llegar a hacerse policía en su país, llegando a ser comisario de policía de Albi (Francia).

 

Germinal, Justo y Toñi Lázaro (dcha-izda) con Pedro A. Garcia presidente del Foro por la Memoria, en la fosa común del antiguo cementerio civil, donde fue fusilado su abuelo Eusebio en 1939. Foto: FMGU

Germinal, Justo y Toñi Lázaro (dcha-izda) con Pedro A. Garcia, presidente del Foro por la Memoria, en la fosa común del antiguo cementerio civil, donde fue fusilado su abuelo Eusebio en 1939. Año 2012. Foto: FMGU

Germinal queria ávidamente saber sobre su pasado y recopilaba toda la información sobre el caso de su abuelo Eusebio, sobre los escenarios de lucha y combate de su padre Julio.  Incluso durante su visita asistió a varias presentaciones de libros libertarios con gran interés, Con todo ese material  y lo que pudo recuperar hizo un libro publicado en francés.

Vuestra memoria no se perderá compañeros Justo y Germinal. Queremos desde estas palabras dar el pésame sincero a su familia y especialmente a Toñi Lázaro, hija de Justo.

Que la tierra os sea leve, compañeros.

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Justo Lázaro Barriopedro, (1927-2015).

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Germinal Lázaro (dcha) escucha las indicaciones de nuestro compañero Domingo Bartolomé, sobre los combates en el entorno de Sigüenza Foto: FMGU

 

ANIVERSARIOS:

24-09-1936 José Fitor Cabot

24-09-1936 José Fitor Cabot

JOSÉ FITOR CABOT, (Madrid 08/05/1885,  Olmeda de Jadraque, 24/09/1936)
Maestro de La Olmeda de Jadraque (Guadalajara). Asesinado hace 80 años.

FMGU.- 24/09/2106.- Se cumplen 80 años del asesinato de José Fitor Cabot. maestro Nacional de la Olmeda de Jadraque (Guadalajara). José fue detenido ese mismo día 24 por dos conocidos guardias civiles del puesto de Imón (Guadalajara). concretamente el cabo C.N.H y el guardia A.M.B , quienes acompañaron a un grupo de falangistas Estos guardias fueron, según diversos testimonios , presuntamente los principales ejecutores de la represión contra los defensores de la legalidad republicana en la comarca de Sigüenza.

Eduardo Sánchez Miño, Vicente Díaz González, Wenceslao Fernández Flórez, Joaquín Arias de Miranda y José Fitor Cabot (1909).

José Fitor era de origen valenciano, aunque nacido en Madrid. Estaba casado con Luz Gómez, persona tambien de gran cultura que aunque no tenía el titulo de maestra, ayudaba a José en su tarea docence. Ambos tenían cuatro hijos, José, Carlos, Pilar y Chelines, la única que vive.
En su juventud José Fitor emigró junto a sus padres a América y vivieron en Argentina, Uruguay y Estados Unidos. Cuando llegó la época de empezar sus estudios superiores, José regresó a España para cumplir su sueño de ser maestro. Tuvo muchos destinos, pero en nuestra provincia, según hemos localizado en su expediente, fue maestro en Hiendelaencina (1908) y Balbacid (1909). En 1930 es citado como maestro en la Escuela Elemental de niños de Humanes de Mohernando. Allí en compañía de su esposa montó un cuadro artístico con sus alumnos, y junto con ellos y algunos vecinos, representaron obras de teatro que hicieron las delicias de los vecinos.

Al ser trasladado a la Olmeda, José Fitor comprobó la terrible situación social y laboral en que se encontraban los campesinos de la zona y sobretodo los trabajadores de las salinas de Imón y la Olmeda, al paso del río Salado. No era una novedad seguramente para este veterano maestro el ver la condición de los campesinos, tras destinos como Hiendelaencina, donde había visto la explotación a la que eran sometidos los trabajadores de las minas de plata de esa localidad. En Imón y La Olmeda, los trabajadores de las salinas eran tratados en condiciones de semi esclavitud, con jornadas de 10 y 12 horas removiendo sal, para ganar un jornal de 3,50 ptas en 1936. Cada trabajador además, estaba obligado a sacar al menos dos quintales métricos de sal mínimo para poder cobrar. El maestro se conmovió sin duda al ver esos cuerpos semidesnudos cuyas heridas no cicatrizaban por acción de la sal. El sueldo medio de un albañil, por ejemplo, era de unas 7 ptas.
En junio de 1936, además, el pueblo sufrió una terrible tormenta de pedrisco, y los pequeños huertos y cultivos que algunos de estos trabajadores usaban como un complemento a su mermada economía, se perdieron casi totalmente. Lo que vino fue miseria y hambre. Los empleados de la salina acudierOLMEDA IMON .jpgon entonces al patrón, A.B, quien en lugar de compadecerse de su terrible desgracia, se aprovechó de la situación obligándoles a una rebaja mayor de su sueldo. La recientemente creada sección local de UGT organizó entonces una protesta pidiendo justas mejoras laborales. La misma fue disuelta a tiros por los guardias civiles, con el resultado de varios heridos, entre ellos una mujer, y numerosos detenidos. La organización de los trabajadores para reclamar derechos era algo inaceptable para los señoritos reaccionarios de la zona.

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13-07-1936 Francisco Gonzalo de Francisco

En Sigüenza, el presidente y fundador de la Casa del Pueblo de UGT, fundador de la Agrupación Socialista en Sigüenza, Francisco Gonzalo, de profesión cartero rural, recibió serias amenazas por los esbirros de los señoritos locales tras denunciar estos hechos en el semanario “Abril” de Guadalajara, de carácter de izquierdas. A la semana siguiente, el maestro José Fitor mandó una carta solidarizándose con Gonzalo, y exponiendo que él mismo estaba siendo amenazado por los caciques locales y sus esbirros en el pueblo de la Olmeda.

El 13 de julio, Francisco Gonzalo  fue asesinado a tiros por un grupo de falangistas locales. En Sigüenza puede decirse que la guerra empezó ese día.

Lo sucesos durante la mal llamada “batalla de Sigúenza” son conocidos y serán objeto de otro artículo con interesantes novedades, pero lo que sabemos de José Fitor es que se queda en el pueblo de La Olmeda, a pesar de la evacuación de la zona, y de tener conocimiento del avance de las tropas golpistas de Mola hacia Sigüenza, que iban acompañadas de una terrible maquinaria de “limpieza” de la retaguardia. Supo seguramente de la resistencia de las milicias republicanas en la Catedral, y seguramente llegó a su conocimiento los asesinatos cometidos en la retaguardia republicana. El propio sacerdote de La Olmeda, Rufino Lapastora fue asesinado en Sigüenza, hecho que José ni siquiera conoció,  pues ocurrió apenas dos días antes que su propio asesinato y lejos de su pueblo. El sacerdote llevaba años viviendo en Sigüenza y según la propia Causa General este sacerdote fue asaltado para robarte 1.500 ptas. El hecho es que José Fitor se queda en La Olmeda, pues no tenía conciencia de haber hecho absolutamente nada malo.

El 24 de septiembre, un camión con falangistas llega al pueblo buscando a varios vecinos. Les acompañan los citados guardias civiles. Por testimonio directo de una de sus hijas, la única que vive, Chelines Fitor, sabemos que Chelines se encontraba en la escuela con las otras niñas, y a través de los cristales vió como se llevaban a su padre, gritando ¡mis hijas, mis hijas! La maestra y las tres hijas de José se abrazaron llorando.

Cuando volvieron a casa, su madre y sus hermanos lloraban sin parar. Unas vecinas misericordiosas les habían llevado algo de comer. Las niñas comieron algo de sopa. Los demás no probaron bocado. La esposa de José y las hijas pasaron la noche en vela, esperando acontecimientos. Al día siguiente, casi al alba, llamaron a la puerta. Un peón caminero conocido, que vivía a cinco kilómetros, vino a darles la terrible noticia. Este hombre, todavía conmocionado, había presenciado el asesinato de José. Sus asesinos le bajaron del camión, disparándole y dejándole abandonado. Al parecer los guardias civiles impidieron que le fuera robado el reloj. El camión, con otros detenidos y la partida de ejecutores, siguió su camino de muerte. Con mucho miedo, y al oir gemidos, el caminero se acercó para comprobar que se trataba del viejo maestro, que se hallaba agonizante. El caminero pudo escuchar sus últimas palabras que usó para pedirle que entregara su cartera y su reloj ensangrentados a su viuda. En pocos minutos, José falleció. El caminero cumplió la promesa

Doña Luz, la esposa de José, siempre guardó en su corazón el triste consuelo de saber que su marido al menos no murió solo, y agradeció al peón Caminero su generosidad y valor.

Dejó a las niñas con las vecinas y se fue corriendo acompañando al caminero. Se pusieron a buscar entre la zanja y las cunetas, se adentraron en el matorral, pero no encontraron más que un rastro de sangre seca. Al parecer un camión habia pasado recogiendo los cadáveres dejados en las cunetas. Este extremo no nos consta pues el Foro por la Memoria tiene localizadas algunos lugares de enterramiento muy precisos que por cierto pondremos a disposición de la fiscalía si desea investigar estos crímenes de lesa humanidad. Los sacerdotes y otras personas asesinadas en la retaguardia republicana, fueron en su mayor parte exhumadas en la posguerra al amparo de un decreto de mayo de 1940 que obligaba al nuevo estado franquista a su exhumación. Las familias de estas víctimas recibieron si lo solicitaron, ayudas, pensiones y reconocimiento. Fueron victimas de crímenes que la propia República condenó y nunca ordenó. Pero aquellos que fueron asesinados por las tropas y voluntarios fascistas, no sólo sabemos todavía cuantos son, sino que incluso sus crímenes son todavía considerados legales e impunes.

Sirvan estas palabras de homenaje muy especialmente a su hija Chelines, y sobretodo a su nieta Pilar, gran preservadora de su memoria.

Foro por la Memoria de Guadalajara

foroporlamemoriaguadalajara@gmail.com

Información extraída tras varias entrevistas con los familiares, expedientes personales de los guardias civiles, prensa y documentación de la época.

El 17 de noviembre de 2007 se descubría un cuadro en la galería de retratos de la Diputación Provincial de Guadalajara. En un emotivo acto, uno de los presidentes de la institución durante la guerra civil, Gregorio Tobajas Blasco, recibía un merecido homenaje. Con el paño que cubría el lienzo cayó también la sombra que ocultaba su memoria desde que fuera fusilado en 1940 por su adhesión al bando republicano.

Con la voz quebrada por la emoción, su nieto Francisco, agradecía a la institución “el haber permitido que esto se cierre de una vez, ya está donde tiene que estar…”. “No sabia ni como era, ahora se le ven los ojos, está la figura… con verle me siento satisfecho”. Para la presidenta de la Diputación, Mª Antonia Pérez León, fue un día feliz y recordó que su antecesor en el cargo “fue asesinado por defender unos ideales democráticos y constitucionales” con los que fue consecuente hasta el final. Rasgos de un carácter honesto y comprometido que presidieron su corta vida.

 

Una vida intensa

Gregorio Tobajas nació en Sigüenza el 17 de noviembre de 1907 en una familia de cinco hermanos. Pronto comenzó a cursar estudios en el seminario seguntino para ser sacerdote y muy joven, con apenas 22, viaja a Roma para lograr su Doctorado en Teología como atestiguan algunos pases para moverse por el Vaticano que conserva la familia. En su vuelta a España logró cierto reconocimiento en la Diócesis con “la colocación de una placa conmemorativa en la Catedral de Sigüenza con su nombre porque había completado sus estudios de teología en apenas un año cuando la norma eran tres”, recuerda su nieto Francisco Tobajas.

Una vez ordenado sacerdote fue mandado a ejercer su ministerio a Cubillo de la Sierra. En este pequeño pueblo de la provincia conoció las duras condiciones de vida de la España rural: el analfabetismo, la incultura, la miseria generalizada y “pudo compararlas con la riqueza que había visto en el Vaticano o la vida acomodada que había tenido en su infancia seguntina”, conjetura su nieto Francisco Tobajas, “debió decirse: esto no puede ser, hay que hacer que la gente aprenda porque sino esto no funciona, y a ello se dedicó”. En ese tiempo también conoció a Francisca Redondo, la maestra del pueblo, debió de enamorarse y con ella se casó por lo civil al poco tiempo abandonando definitivamente la Iglesia en 1932 y comenzando una activa vida sindicalista y política.

Afiliado a UGT y al PSOE, redactor jefe del diario “Abril”, en enero de 1936 fundaba la Federación de Trabajadores de la Tierra de Guadalajara. Su intenso trabajo recorriendo la provincia y sus cualidades de orador hicieron que rápidamente la Federación contara con 18.000 afiliados alcarreños. Un año más tarde fue elegido secretario nacional del sindicato agrario y diputado provincial, un cargo que compatibilizó con el de Gobernador. El 22 de marzo de 1938 era nombrado presidente de la Diputación, un cargo que desempeñó apenas 11 meses ya que el 23 de febrero del año siguiente la institución buscaba sustituto “por haberse incorporado al Ejército el compañero Gregorio Tobajas que lo desempeñaba”, según consta en la documentación que se conserva.

 

Durante su tiempo como presidente, en plena Guerra Civil, dos fueron sus preocupaciones principales: la gestión del Hospital Civil y el Hogar de la Infancia. Respecto a su interés en mejorar el funcionamiento del primero, queda para la historia el agradecimiento expresado el 12 de mayo de 1938 por el pleno de la Diputación al presidente Tobajas por ceder las 500 pesetas que le correspondían por gastos de representación para la instalación de una clínica para heridos de guerra en el hospital. En cuanto al hogar de la infancia, donde se recogían a niños huérfanos y los hijos de padres que estaban o iban al frente, procuró hacer “un lugar para alejarlos de la guerra para que no vieran las barbaridades que se estaban cometiendo”, en palabras de su nieto.

Al finalizar la guerra civil Gregorio Tobajas, como tantos otros republicanos, intenta salir de España pero es apresado en Alicante y recluido en la prisión del Castillo de Santa Bárbara en mayo de 1939. A finales de junio o primeros de julio de ese año fue trasladado, junto con 40 presos, a la prisión militar de Guadalajara. Durante su estancia en ella empleó su tiempo en enseñar a los presos a leer. Según el testimonio de un compañero de celda “todo su interés era que aprendieran a leer para que no los engañaran”. De aquella época queda también un puñado de cartas enviadas a sus familiares y que sugieren “viendo como su letra va perdiendo firmeza, que estaba enfermo y quizá había sufrido torturas”. También una recomendación a su mujer: impedir como fuera que sus hijos Francisco y Aída, a la que obligaron a cambiar el nombre por el de Ana porque el primero “sonaba mal”, se acercaran a la política.

Finalmente en enero de 1940 la Auditoría de la Guerra de Guadalajara le juzgaba y condenaba por adhesión al Frente Popular y por, según recoge la sentencia, “participar en actos políticos en los que se incitaba al asesinato”. Durante este tiempo su mujer se movió entre la gente a la que Gregorio había ayudado mientras Guadalajara fue republicana y destacados nombres del bando vencedor como Enrique Fluiters enviaron cartas en su defensa que, finalmente, de nada sirvieron. Antes de ejecutarle, le ofrecieron conmutar la pena si renegaba de su mujer y sus hijos y volvía a ser cura algo a lo que se negó. “Lo tenía tan claro que dio la vida por lo que pensaba, lo llevó hasta las últimas consecuencias. Tenía claro que lo único que él había hecho fue intentar ayudar a la gente que prescindió de abogado defensor en el proceso y se defendió el mismo”, apunta su nieto. El 3 de mayo de 1940 Gregorio Tobajas Blasco era fusilado en el cementerio de Guadalajara y enterrado allí mismo en un ataúd que costó 60 pesetas. Tenía 32 años.

 

Muerte y olvido

Una carpeta con algunos recortes de prensa, varias cartas, papeles de cuando estuvo en la carcel y cinco fotos es todo lo que conserva la familia de Gregorio. Tras su muerte se intentó borrar su figura de una manera sistemática: su nombre desapareció de los anales y actas de la propia Diputación, de hecho alguna que ha sobrevivido lo ha hecho por estar traspapelada, se destruyeron las fotografías que había y cualquier referencia a su paso por la institución. También la placa instalada en la Catedral había desaparecido hace tiempo y su nombre y figura fueron ejemplo “de lo que no había que ser” resume Francisco.

Su familia también sufrió represalias. “Mi abuela” recuerda el nieto, “llegó a ser como una apestada, en las tiendas la despachaban la última, le impidieron ejercer de maestra y no pudo hacerlo hasta que murió Franco y acabó la dictadura”. “También a mi padre, y esto lo he conocido hace poco porque él nunca dijo nada, le cerraron las puertas. Con 17 años hizo unas oposiciones para trabajar en un banco y, a pesar de que él creía que las había hecho bien, no le llamaban para trabajar así que fue con mi madre a ver que había pasado y el director los recibió y les dijo “no solo está aprobado sino que es el número uno con gran diferencia sobre los demás, pero hay clientes que han dicho que si Tobajas entra a trabajar aquí retiran el dinero. Así que estuvo toda la vida de dependiente en Robisco”.

Cuadro con la imagen de Gregorio Tobajs que ha sido colocado en la Diputación junto a los demás presidentes de la institución.

Cuadro con la imagen de Gregorio Tobajas que ha sido colocado en la Diputación junto a los demás presidentes de la institución.

 

Figura recuperada

Hace años la Diputación editó un libro en el que se reproducían retratos de todos los presidentes menos de Gregorio Tobajas, “entonces me dije que ya era hora de devolverlo a su sitio, porque yo sabía que mi abuelo había sido presidente pero que habían querido eliminar cualquier recuerdo suyo”, dice Francisco.

Tras unos años de espera, “se ha hecho el reconocimiento que debía tener que no es ni más ni menos que ocupar el lugar que le corresponde como presidente de la Diputación y aparezca en los archivos en los que ha de estar” y añade “con este homenaje no se abre ninguna herida, en todo caso se cierra”. Parece que pronto se le tributará otro en su ciudad natal, Sigüenza, concediendo su nombre a una calle. Para la familia, lo único que queda, “es revisar la sentencia por la que le fusilaron para eliminar el ‘si condenado’ y ya no queremos nada más”.

Actos de desagravio para un alcarreño “que hizo lo que pensó que había que hacer, que tenía unos ideales y luchó por ellos y al que las cosas le salieron así”, según su nieto; “cuya actuación fue ejemplar y del que debemos sentirnos orgullosos todos”, en palabras de la presidenta de la Diputación y que había pasado 70 años en un oscuro rincón de nuestra historia que ahora empieza a ver la luz.

 

http://elafilador.net/2009/12/gregorio_tobajas_blasco

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