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victimas

Publicado por: Ana María Ruiz

04/05/2025 08:00 AM

Imagen: Foro por la Memoria Guadalajara.

Este año se cumple el 80 aniversario de la liberación de Mauthausen el 5 de mayo de 1945. A pesar de ello, todavía queda mucho camino por recorrer para que las víctimas salgan del olvido institucional

Este 2005 se cumplen 80 años de la liberación del campo de concentración de Mauthausen (Austria), el 5 de mayo de 1945. Una fecha que debe quedar en la memoria para recordar uno de los capítulos más negros de la historia mundial: el horror al que se vieron sometidas miles de personas -hombres, mujeres y niños- en los campos de exterminio nazis.

El genocidio cometido por la Alemania de Adolf Hitler contó con la connivencia del Gobierno francés y del Gobierno de Franco, que nunca reconoció como compatriotas a los guadalajareños y al resto de españoles que padedieron lo indecible en los campos. La razón: poseer una ideología diferente a la del Régimen, su origen étnico, su religión, sus creencias políticas o su orientación sexual.

Precisamente, mañana lunes, la Delegación de Castilla-La Mancha de la Asociación Amical de Mauthausen y Otros Campos, presentará el Proyecto ‘Castellanomanchegos deportados a los campos nazis 1940-1945’ en la Biblioteca de Castilla-La Mancha, situada en el Alcázar de Toledo. Para dotar de contenido a esta iniciativa, en la que también han colaborado el Foro por la Memoria de Guadalajara y la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Cuenca, se ha llevado a cabo una exhaustiva búsqueda por archivos españoles, franceses, alemanes, austríacos, mexicanos y estadounidenses con el objetivo de obtener todos los datos posibles de los deportados castellanomanchegos a Mauthausen, así como a otros campos de concentración nazis.

Entre otras cuestiones, se han buscado datos que corroborasen cuándo salieron de su domicilio, su militancia política o sindical -si la tuvieron- si pertenecieron a alguna unidad militar, su estancia en campos de refugiados en Francia, su paso por las Compañías de Trabajadores, el ejército francés o la Resistencia, su detención y encarcelamiento, su traslado a los campos de concentración y, finalmente, su asesinato o puesta en libertad y, en este último caso, su vida tras la liberación.

Según se afirma desde Amical de Mauthausen, “en la actualidad se tiene un conocimiento bastante exacto del número de españoles que sufrieron deportación a los campos nazis durante la Segunda Guerra Mundial”. Así, de los más de 9.000 nombres registrados, la mayor parte -unos 7.000- corresponden a deportados al campo de Mauthausen a partir del mes de agosto de 1940. Otros 2.000 -hombres y mujeres- lo fueron por haber participado en la Resistencia. De todos ellos, algo más de 5.000 hallaron la muerte durante su deportación”.

Hubo castellanomanchegos deportados originarios de todas las provincias de la Comunidad Autónoma. La mayor parte procedían del exilio republicano y unos pocos eran emigrantes económicos afincados en Francia que fueron deportados como resistentes. Como se ha documentado en este estudio, el número supera los 800, de los cuales dos tercios no resistieron su internamiento y fallecieron antes de la liberación de los campos en 1945. Un total de 543 murieron y 315 fueron liberados.

En el caso de Guadalajara, un total de 132 vecinos de la provincia -todos hombres- fueron deportados a estos recintos del horror: 88 de ellos fallecieron y 44 fueron liberados. 

Xulio García, portavoz del Foro por la Memoria de Guadalajara, ha puntualizado a El Decano de Guadalajara que, no obstante, estas cifras no son ni mucho menos definitivas: “Estos datos son provisionales por varios motivos. Las investigaciones siguen abiertas y se han ido desvelando identidades. Pero es difícil porque en los listados existen apellidos dudosos, personas que eran originarias de poblaciones que tienen el mismo nombre en distintas provincias o que ya no existen y además hubo algunos que se nacionalizaron franceses. Es una labor muy difícil. Hay que seguir investigando en las listas oficiales para corregir errores que se cometieron entonces”.

De hecho, esta misma semana, se ha incorporado un nuevo nombre a la lista, Felipe López del Amo, en cuya documentación aparecían las letras ‘Brh’, lo que hizo pensar al Foro que se trataba de un vecino de Brihuega. Finalmente pudieron descubrir que estaba domiciliado en la calle Brihuega de Guadalajara capital. 

132 deportados de Guadalajara. La mayor parte no sobrevivió

Según los datos que manejan el Foro por la Memoria de Guadalajara, de los más de 800 castellanomanchegos republicanos que fueron deportados a los campos de concentración entre 1940 y 1945, un total de 132 eran guadalajareños. La cifra asciende a 178 si tenemos en cuenta los datos del Portal de Archivos Españoles del Ministerio de Cultura. De ellos, 88 perdieron la vida en condiciones infrahumanas. Los 44 restantes fueron liberados por el ejército aliado. 


En esta última base de datos consta que las localidades que más víctimas del terror nazi acumularon fueron la capital, con 12 deportados -13 tras el reciente descubrimiento-, de los que ocho fueron liberados y cinco fallecieron; Sacedón, con siete deportaciones (dos fallecidos y el resto liberados); Sigüenza, con nueve (siete asesinados y dos liberados) y Tartanedo, con 4 víctimas (tres fallecidos y uno liberado).  En los listados no aparecen ni mujeres ni niños.


Cabe destacar que, según se refiere en el portal del Ministerio, uno de estos republicanos deportados, un vecino de la capital llamado Jorge Martínez, de 53 años, hecho prisionero por medidas de represión, fue deportado al campo de Aurigny el 17 de abril de 1944 y se evadió el 3 de septiembre de ese mismo año, tras cinco meses de calvario.  

Todos los españoles que acabaron en los campos de concentración nazis se habían exiliado a Francia tras la victoria franquista de 1939. La mayoría de los deportados sirvieron en las filas del ejército francés durante la Segunda Guerra Mundial o fueron destinados a los llamados Grupos de Trabajadores Extranjeros. 


Cuando Francia cayó en manos de los alemanes y se hicieron prisioneros, Alemania informó al Gobierno de Franco sobre la existencia de un tren con 927 refugiados españoles capturados preguntando si querían reclamarlos: “La respuesta que envió el entonces ministro de Exteriores, Serrano Suñer, fue que no eran considerados españoles, por lo que fueron señalados como ‘apátridas’. Se convirtieron en los primeros españoles en llegar al campo de Mauthausen en mayo de 1940. La mayoría de ellos murieron”, señala el portavoz del Foro por la Memoria de Guadalajara. 

Actualmente hay identificados 7.533 españoles deportados republicanos a Mauthausen. De éstos, unos 5.000 hallaron la muerte durante su deportación, la mayor parte en el campo de Gusen; 457 fueron gaseados en el castillo de Hartheim; otros 339 fallecieron en el campo central; 58 en Steyr, y el resto en diferentes campos externos. 

El colectivo de los republicanos españoles fue identificado en Mauthausen con un triángulo azul que les clasificaba como apátridas, ya que ningún Estado les reclamaba como propios. Sobre el triángulo aparecía escrita una “S” que les definía como spanier, es decir, españoles. En los libros de registro del campo la definición era un poco más amplia: todos los recién llegados eran ‘rotspanier’ (rojos españoles).


Precisamente este campo y el subcampo de Gusen, situado a 5 kilómetros de Mauthausen, fueron los destinos de la mayor parte de los guadalajareños deportados. El resto se repartieron entre DachauBuchenwald y Aurigny

Los españoles fueron identificados con el triángulo azul de los apátridas, con una S de sparnier//Imagen: Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica.
Los españoles fueron identificados con el triángulo azul de los apátridas, con una S de sparnier//Imagen: Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica.

Casi todos fueron esclavizados en la cantera de Mauthausen, un trabajo agotador al que se añadía la tortura de los 186 peldaños que los prisioneros tenían que subir y bajar varias veces al día cargados con pesadas piedras de granito de 20 kilos. Incluso a veces con sus compañeros muertos. “El listado de métodos de tortura y asesinato es interminable. Los españoles perdieron la vida de todas las formas imaginables: fusilados, apaleados, gaseados, ahorcados… Sin embargo, la mayoría de ellos perecieron por un triángulo de amenazas: hambre, trabajo esclavo y unas condiciones sanitarias deplorables que provocaban todo tipo de enfermedades”, se denuncia en la web deportados.es.


El subcampo de Gusen fue, si cabe, más inhumano. Y también el fatal destino de muchos guadalajareños. En el complejo de Gusen también se utilizaba el trabajo forzado de los presos. Esto, junto a unas condiciones de vida extremadamente duras, la alimentación insuficiente y todo tipo de malos tratos, llevó al exterminio de la mayoría de los presos.

Además se practicaron distintas formas de asesinato directo, tanto en el propio recinto de Gusen como mediante selecciones de presos débiles o enfermos para su muerte por gaseamiento en las instalaciones del Castillo de Hartheim o bien en vehículos adaptados para dicho gaseamiento. “La principal diferencia con el campo del que dependía no era otra que la mayor crueldad que caracterizó tanto al trabajo como a las torturas y experimentos que allí se practicaron, lo cual se tradujo en la existencia de aterradoras tasas de mortalidad”, se afirma en la publicación ‘Rotspanier: españoles en el complejo concentracionario Mauthausen-Gusen’, de Gutmaro Gómez Bravo (Universidad Complutense de Madrid) y Diego Martínez López (Universidad Francisco de Vitoria), del Grupo de Investigación de la Guerra Civil y el Franquismo, editada en 2022 por en Ministerio de la Presidencia y Memoria Democrática.

Resistencia clandestina
 

Cabe destacar que a pesar de las terribles condiciones de vida de los españoles, éstos tuvieron una vida muy activa en los campos y fueron los impulsores de un movimiento de resistencia clandestina: “No sólo fueron víctimas, fueron pioneros en la resistencia, pioneros en la organización interna de los campos para resistir contra el nazismo”, señala Xulio García. Añade que, “al fomentar la solidaridad y la resistencia, sus verdugos fracasaron en uno de sus objetivos: deshumanizarlos”. 


Uno de los más destacados fue precisamente un vecino de Sacedón, Manuel Razola, liberado de Mauthausen y uno de los coautores del libro ‘Triángulo Azul’, que constituye una verdadera fotografía del horror de aquellos campos de exterminio. “Los testimonios nos hablan de ejemplos de solidaridad colectiva, y una potente organización clandestina como clave de la supervivencia de los españoles que sobrevivieron a la muerte en Mauthausen y sus subcampos”, reza su sinopsis. 


Según palabras de Razola, “nuestra dignidad de combatientes de una causa justa nos impedía ceder”. Razola perteneció desde su creación al Comité Clandestino de Mauthausen organizado fundamentalmente por miembros del PCE. Tras la guerra, fue además uno de los organizadores y fundadores de la Asociación de Deportados Internados Españoles Antifascistas y, posteriormente, de Amical Mauthausen.

Manuel Razola en 1975. Imagen, Familia Razola

Según explica Xulio García la primera organización interna se produce en una reunión clandestina cuando varios españoles fueron enviados a ser desparasitados a las cocheras. “Se organizan para repartirse la poca comida que tienen, para ayudar a los más necesitados. Los españoles intentaron ayudar a los españoles y colocar a personas de confianza en puestos de responsabilidad como al famoso fotógrafo de MauthausenFrancesc Boix, quien se hizo ayudante del fotógrafo del campo y consiguió guardar copias clandestinas de terribles imágenes que después se usaron como pruebas en los Juicios de Núremberg”. 


Es más, cuando se produjo la liberación de Mauthausen el 5 de mayo de 1945, fueron los propios presos encabezados por los españoles, los que lideraron el levantamiento y se hicieron con el control del campo unos días antes de la llegada de las tropas aliadas, a las que recibieron con una enorme pancarta en español, colocada sobre las puertas del campo que rezaba: “Los españoles antifascistas saludan a las fuerzas liberadoras”. 


“Los españoles fueron pioneros también en la recuperación de la memoria a través de estos testimonios”, afirma el portavoz del Foro. De hecho, la Asociación Amical se fundó por deportados españoles en Francia que decidieron volver a España en el año 1962, en plena clandestinidad, y ocuparon puestos en el Comité Internacional de Memoria de los Deportados de Mauthausen. “Los españoles siempre han estado a la cabeza, tanto durante la existencia de los campos como en la posguerra. El monumento español que existe en Mauthausen fue costeado por los deportados y es el único que no pertenece a un estado porque el Estado español les había declarado apátridas”.

Asociación para la recuperación de la Memorira Historica AMRH.
Los deportados españoles junto a la pancarta de bienvenida a las tropas aliadas tras la liberación del campo//Imagen: Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica.

Reparar el olvido. Conservar la memoria
 

Y a pesar de tanto sufrimiento, tanto dolor y tanto horror, las instituciones de Guadalajara parecen haber olvidado que todavía tienen una deuda pendiente con estos convecinos y con sus familias, que merecen que se les haga justicia.  

A pesar de que el Consejo de Ministros instauró el año 2019 el 5 de mayo como ‘Día de Homenaje a los españoles deportados y fallecidos en Mauthausen y en otros campos, y a todas las víctimas del nazismo de España’. Xulio García lamenta que, desde ese año, “hemos sido las asociaciones en solitario, con el único apoyo de IU, los que hemos hecho homenaje en solitario en Guadalajara”.

Recuerda que en la ciudad sólo se ha celebrado este acto institucional en 2021, año en que se inauguró la placa de la Concordia, en un acto organizado por el Ayuntamiento y la Diputación con la colaboración del Foro y Amical, al que acudieron como representantes institucionales el entonces alcalde, Alberto Rojo; el presidente de la Diputación Provincial, José Luis Vega; la subdelegada del Gobierno, Mercedes Gómez, y el presidente de las Cortes de Castilla-La Mancha, Pablo Bellido. “Nunca más se ha vuelto a hacer. Desde entonces lo han hecho IU, el PCE, el Foro, Amical, Sumar, Alianza Verde y Podemos, pero no se ha sumado nadie más”.  

El portavoz del Foro por la Memoria explica que esta conmemoración se acordó tras una moción presentada por Ahora Guadalajara en enero de 2018, aprobada por unanimidad en los ayuntamientos de GuadalajaraSigüenza y Sacedón y en la Diputación Provincial. En ella se acordaba textualmente: “Expresar el reconocimiento y homenaje a las víctimas del nazismo que sufrieron el horror de los campos de concentración y, en particular, a los y las guadalajareños; reconocimiento y homenaje que debe ser extensible a sus familiares”. 


Esta primera parte de la moción se cumplió con la instalación de la placa en su honor en la Concordia. En 2022 se colocó otra en el cementerio de Sacedón en recuerdo de sus siete vecinos asesinados en los campos de concentración. Un parque de Alovera también recuerda a Victoriano Sánchez Moreno, asesinado en Mauthausen en 1942, a los 33 años. La alcaldesa fue invitada a asistir al acto por el Foro de la Memoria, pero declinó participar. 


La moción incluía una segunda parte en la que se acordaba que las autoridades viajarían al campo de Mauthausen para colocar una placa en honor de los deportados guadalajareños. Concretamente se aprobó por unanimidad en los tres ayuntamientos citados y en la Diputación: “Impulsar cuantas acciones y actos se consideren oportunos para promover la memoria de estas víctimas. En concreto, la colocación de un monolito o escultura en memoria y reconocimiento a los hombres y mujeres de Guadalajara deportados a los campos de concentración nazis entre 1940-1945. La presencia institucional en los actos internacionales de conmemoración que se celebran en el campo de Mauthausen con ocasión del aniversario de su liberación, colocando una placa que deje constancia del reconocimiento de la provincia de Guadalajara”. 

Pasados siete años, ni el viaje ni el homenaje en Mauthausen se han llevado a cabo: “No se ha cumplido. Nosotros pedimos que se intervenga en este sentido. Es un acto de justicia”, reclama Xulio García. 

Precisamente el Foro por la Memoria, que ya ha realizado varios actos de dignificación en la provincia, se trasladó a Austria en 2020, coincidiendo con el 75 aniversario de la liberación de Mauthausen, para colocar en el crematorio del campo un diploma en recuerdo de los guadalajareños allí deportados que reza: “A los 130 guadalajareños deportados a los campos de exterminio. A todos los españoles asesinados por la barbarie nacionalsocialista”.  

Diploma
Diploma colocado en el año 2020 en el crematorio de Mauthausen por el Foro de la Memoria de Guadalajara//Imagen: Cortesía Xulio García.

No obstante, en el Pleno celebrado el pasado viernes 25 de abril, en el Ayuntamiento de Guadalajara, se aprobó una moción del Grupo Municipal del PSOE por la que los 13 guadalajareños deportados a campos de concentración nazi recibirán la concesión, a título póstumo, de la Mención Honorífica Especial. Esta inciativa de los socialistas contó con los votos a favor del Partido Popular y de Aike. Este último, pidió la inclusión de una enmienda transaccional en la que se pedía además la colocación de las llamadas ‘piedras stolpersteine’, unos adoquines dorados que se ponen en el suelo, en las calles en las que nacieron o vivieron las víctimas.

Juan Flores, concejal socialista en el Ayuntamiento, agradeció, en nombre del Grupo Municipal, que esta moción saliera adelante, “porque es de justicia; se cumplen 80 años de la liberación del campo de Mauthausen y trece guadalajareños sufrieron esta dramática experiencia, algunos de ellos perdieron la vida. Es el momento de rendirles homenaje y la aprobación, hoy, de esta iniciativa, refuerza nuestra posición como demócratas, y hace mejor nuestro Ayuntamiento como institución”.

La moción del PSOE no sólo tiene “un significado histórico, sino que también representa un ejercicio de justicia, memoria y dignidad”. Flores recordó que en la anterior legislatura “se dieron pasos importantes, con la instalación del monumento en el parque de La Concordia, junto a la Diputación Provincial, a partir de una moción que se aprobó por unanimidad del Pleno en el año 2018”, ha recordado el concejal socialista.

Otro de los acuerdos aprobados contempla el compromiso del Ayuntamiento de Guadalajara para seguir promoviendo actividades educativas y de divulgación sobre la deportación de españoles a los campos de concentración nazi, “a fin de mantener viva su memoria, y el respeto por los derechos humanos”.

Cabe destacar que la ultraderecha de Vox se abstuvo en la votación porque pretendía que se incluyera también en el texto “homenajear por igual a todas las víctimas del nazismo y del comunismo”. Su portavoz, Víctor Morejón, llegó incluso -en un total desconocimiento de la historia mundial- ha hablar de “dos bandos” en los campos de concentración. Una postura lamentable que ni siquiera fue refrendada por sus socios de Gobierno, ya que el Partido Popular apoyó la moción del PSOE por su apoyo “a la defensa de los derechos humanos”, tal y como manifestó su portavoz, Alfonso Esteban.  

Desde el Foro por la Memoria de Guadalajara valoran “positivamente” la moción, “pero lamentamos que no fuera por unanimidad”.

Respecto a los stolpersteine, Xulio García afirma que “puede ser un homenaje individual que puede estar bien, pero en ningún caso puede sustituir al verdadero homenaje que debe ser colectivo, porque hay muchas víctimas que no tienen familiares, y como dijo el fiscal de los juicios de Nuremberg, Robert Jackson, ‘todavía ni siquiera sabemos todos sus nombres’. “Los homenajes deben ser a todos -añade- y eso sólo se consigue con estelas de homenaje colectivo, como la que hay en La Concordia. Hay familiares que opinan también que las placas deben estar a la altura de los ojos, donde no puedan ser pisadas”.

Cabe destacar que este año el Foro por la Memoria de GuadalajaraIzquierda Unida Guadalajara y la Asociación Amical de Mautahusen relizarán el 5 de mayo un sencillo homenaje a todos los guadalajareños deportados a los campos de concentración nazis colocando un ramo de flores a los pies de la placa en su recuerdo en la Concordia.

El guadalajareño Pedro Díaz Moreno, asesinado a los 37 años en la cámara de gas del Castillo de Hartheim, tiene su piedra stolpersteine en Madrid. No se pudo poner en su pueblo natal, Santa María de los Poyos, sumergido bajo las aguas del embalse de Buendía//Imagen: Cortesía Foro por la Memoria de Guadalajara.

El guadalajareño Pedro Díaz Moreno, asesinado a los 37 años en la cámara de gas del Castillo de Hartheim, tiene su piedra stolpersteine en Madrid. No se pudo poner en su pueblo natal, Santa María de los Poyos, sumergido bajo las aguas del embalse de Buendía//Imagen: Cortesía; Jorge Díaz

Fuente: Ana Ruiz / El Decano de Guadalajara.
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Contacto: foroporlamemoriaguadalajara@gmail.com

Acto por la República en Guadalajara
14 de abril de 2014

Agrupación Republicana de Guadalajara, ARGU
Foro por la Memoria de Guadalajara
Izquierda Unida
PCE
CCOO


José Morales por el PCE e IU

Xulio García por el Foro por la Memoria

Miguel Ángel Fernández , de Agrupación Republicana de Guadalajara (ARGU)

Pedro A. Garcia Bilbao, ASR
Javier Morales, secretario de CCOO

Pancarta del PCE

Acto en Guadalajara por la III República

Fuente: Carlos Hernández @eldiarioes
Ha fallecido Agustín López, uno de los últimos supervivientes de los campos de concentración franquistas. Agustín pasó por 3 campos y un durísimo batallón de trabajos forzados en Siguenza. 

Su historia incluyó años de sufrimiento, castigos y trabajos forzados, pero no rencor: Agustín ha muerto a solo un mes de su 104 cumpleaños sin conseguir que respondieran a su pregunta: “¿Por qué nos trataron como animales?”

Agustín (segundo por la izquierda) con otros miembros de su batallón de trabajos forzados en Sigüenza. cortesía de la familia López

“Me gustaría encontrarme con alguno de nuestros guardianes y preguntarle: ¿Por qué nos tratabais tan mal? ¿Por qué nos tratabais como si fuésemos animales?”. Ese era siempre el único deseo que salía de la boca de Agustín López Montoro cuando se le preguntaba si guardaba rencor o quería vengarse, de alguna manera, de quienes tanto le hicieron sufrir. Nunca respondió con odio, insultos o anhelos de violencia. Solo quería tener un último cara a cara con aquellos militares que le explotaron, humillaron y torturaron en tres campos de concentración franquistas y en un terrible batallón de trabajos forzados. Solo deseaba poder mirarles a los ojos para intentar averiguar el porqué de tanto ensañamiento y tanta crueldad. A solo un mes de su 104º cumpleaños, Agustín ha muerto sin ver cumplido ese sueño. 

Una juventud entre la guerra y los campos de concentración

“Mi padre era republicano y yo, aunque solo tenía 16 años, también lo era. Por eso quisimos defender la República”. Agustín recuerda los momentos de zozobra que se vivieron en su pueblo, Santa Cruz del Retamar (Toledo), tras el golpe de Estado perpetrado en julio de 1936. Militante de UGT y de las Juventudes Socialistas, sus paisanos le llamaban “Remolino”, por el rebelde flequillo que despuntaba en su frente durante la niñez. Su extrema juventud hizo que Agustín no fuera llamado a filas hasta 1938, durante la fase final de la guerra en la que combatió defendiendo la capital del asedio franquista. “Cuando entraron en Madrid las tropas de Franco, yo ya me había vuelto a mi pueblo”, recordaba Agustín.

La debacle republicana precipitada por el golpe de Estado del coronel Casado permitió al futuro dictador ocupar la ciudad sin apenas oposición. La mayoría de los soldados leales al gobierno democrático habían regresado a sus hogares o escapaban hacia Alicante para tratar de abordar algún barco que les sacara de España. “Yo estaba en mi casa, pero enseguida hicieron un llamamiento, a través de la radio y los periódicos, para que quienes habíamos pertenecido en el ejército republicano nos presentáramos en el campo de concentración más cercano”.

“Nos echaban agua en un abrevadero para el ganado… Tuvimos suerte porque llovió y bebíamos de los charcos porque el agua estaba más limpia que la del abrevadero”

Agustín no se atrevió a desobedecer la orden y se dirigió hasta el campo de concentración que los franquistas habían habilitado en el barrio madrileño de Campamento. “Estábamos allí miles de hombres… muy asustados. El primer día recibimos una lata de sardinas, pero luego nos tuvieron cinco o seis días sin comer. Fue terrible. Luego nos dieron una lata de cocido y un chusco de pan que teníamos que repartirnos entre varios, pero había tanta hambre y tanta desesperación que el que tenía que dividir la ración salió corriendo y se perdió entre la muchedumbre. También teníamos mucha sed. Nos echaban agua en un abrevadero para el ganado… No queríamos beber de ahí. Tuvimos suerte porque llovió y bebíamos de los charcos porque el agua estaba más limpia que la del abrevadero”.

La documentación que se conserva del ejército franquista apunta a que este recinto, ubicado en la actual confluencia de la Avenida de los Poblados con el Paseo de Extremadura, llegó a albergar a más de 5.000 prisioneros. 

Aquel abril de 1939 había 16 campos de concentración en el actual territorio de la Comunidad de Madrid en los que se hacinaban decenas de miles de cautivos. Además del hambre y la sed, los prisioneros se enfrentaron a malos tratos, falta de higiene, enfermedades y a la amenaza permanente de ser asesinados. En toda España hubo 303 campos de concentración franquistas que, junto a los llamados Batallones de Trabajadores, conformaron un vasto sistema concentracionario por el que pasó cerca de un millón de prisioneros, en su inmensa mayoría hombres. El primero de estos campos abrió sus puertas en julio de 1936, unas horas después de iniciarse el golpe de Estado, y los dos últimos no fueron clausurados hasta 1947. Agustín tuvo suerte y fue liberado a finales del mes de abril de 1939, con la condición de regresar a su pueblo y presentarse ante las nuevas autoridades municipales.  

Segundo cautiverio y trabajos forzados

‘Remolino’ se sintió afortunado porque en su pueblo ni los falangistas ni la guardia civil tomaron represalias contra él. Pero su felicidad duró poco tiempo. Unos meses después fue llamado a filas por el ejército de la recién inaugurada dictadura. Franco ordenó que aquellos jóvenes que habían servido a la República debían hacer nuevamente el servicio militar. Fue la mal llamada “mili de Franco”.

Aquellos mozos que eran avalados como “afectos al Movimiento” por algún gerifalte de la “Nueva España” cumplían un servicio militar “normal”, en alguna unidad del ejército franquista. Sin embargo, quienes no lograban ese aval y eran considerados “desafectos” eran enviados a campos de concentración para, desde allí, engrosar los llamados Batallones Disciplinarios de Soldados Trabajadores: unidades dependientes de la Inspección de Campos de Concentración en las que los prisioneros realizaban trabajos forzados.

“Me enviaron primero al campo de concentración que había en el colegio Miguel de Unamuno de Madrid. Tuve que dormir en la escalera, en el suelo, porque aquello estaba atestado de prisioneros”, relataba Agustín. De allí fue trasladado al campo de concentración de Miranda de Ebro, en la provincia de Burgos, donde pasó el tiempo justo para integrarse en un batallón de trabajos forzados. “Ahí empezó lo peor. Nos mandaron a Sigüenza para trabajar en la vía del ferrocarril. Estábamos llenos de mugre, siempre cubiertos de piojos y de pulgas. Casi no nos daban de comer y, aún así, estábamos todo el día con el pico y la pala…”.

Agustín fue testigo de la muerte de varios compañeros por hambre, enfermedades y malos tratos. “Nos daban una paliza con cualquier excusa. A uno casi lo matan por robar una remolacha porque tenía hambre. Otro castigo muy frecuente era hacerte cargar todo el día con un saco lleno de arena o de piedras… tenías hasta que dormir con él. Nos trataban peor que a los animales”.

Fueron muchos meses de una macabra rutina que comenzaba cantando el Cara al sol y continuaba con horas y horas de durísimo trabajo, sin nada que llevarse a la boca, sin posibilidades de asearse y con los constantes malos tratos a los que les sometían sus guardianes. “Cuando ahora veo en la tele algún reportaje sobre el Holocausto —afirmaba con tristeza Agustín— me pregunto por qué no se habla ni se conoce lo que sufrimos aquí. Porque lo que pasó aquí también fue terrible y yo viví algunas escenas muy parecidas a las que ahora veo en la tele”.

Libertad y Memoria

Tras la pesadilla de Sigüenza, Agustín fue enviado a una unidad militar en el Norte de África donde las condiciones de vida eran mucho mejores: “Allí cambió todo porque me trataban como a un soldado más”. En total pasó tres años fuera de su casa y, cuando por fin le permitieron regresar, la vida siguió sin ser fácil: “No encontraba trabajo porque había sido republicano. Los puestos de trabajo eran para los suyos”.

El tiempo fue pasando y, no sin dificultades, Agustín logró ir construyendo una vida y formar una familia. El pasado, el miedo y el silencio siempre estuvieron ahí, hasta que, muchos, muchos años después, su hijo, José María, le animó a contar públicamente todo lo que había sufrido.

Agustín publicó primero un pequeño libro con sus memorias y, desde 2019, participó en diversos actos y concedió algunas entrevistas para levantar el manto de olvido que, en nuestro país, ha cubierto la represión franquista, en general, y los campos de concentración de Franco, en particular. Con la cabeza lúcida y un estado físico envidiable para sus casi 104 años de edad, Agustín hizo una confesión hace solo un par de meses: “Tengo que ir pensando en marcharme”. Dicho y hecho. El entrañable ‘Remolino’ se ha marchado rodeado del cariño de toda su familia y con la satisfacción de haber recibido algunos –menos de los debidos, pero más de los que hubiera podido imaginar– merecidos homenajes. 




Agradecimientos, Carlos Hernández
https://www.eldiario.es/sociedad/sueno-cumplir-agustin-lopez-ultimos-supervivientes-campos-concentracion-franquistas_1_10897887.html

27 de enero 2024

DÍA INTERNACIONAL EN MEMORIA DE LAS VÍCTIMAS DEL HOLOCAUSTO

Manifiesto

La Declaración Universal de los Derechos Humanos (DDHH), aprobada por la Asamblea General de la ONU el 10 de diciembre de 1948, fue una respuesta internacional a las dramáticas consecuencias de la Segunda Guerra Mundial sobre millones de personas en todo el mundo. Entre ellas, fue determinante la barbarie ejecutada por el Tercer Reich vulnerando los derechos básicos de millones de personas y cometiendo los crímenes más abyectos con el propósito de exterminar a la población judía y al resto de colectivos estigmatizados.

No nos puede sorprender que aquella Declaración se inspirase en los juramentos de Buchenwald y de Mauthausen en los que los supervivientes de los campos nazis reafirmaban su compromiso en la construcción de un mundo mejor que el que dejaban atrás. Eran conscientes del precio que pagó su generación por su posicionamiento crítico y su activismo contra los regímenes nazi-fascistas y esa conciencia les interpelaba, de nuevo, para garantizar un futuro de Justicia y de Paz para las siguientes generaciones.

En noviembre de 2005, la Asamblea General de la ONU estableció el 27 de enero, aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz, como Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto (DIMVH). Ambas resoluciones tienen objetivos que se complementan y retroalimentan año tras año.

El mensaje propuesto para la próxima conmemoración del DIMVH, es el de la “Fragilidad de la Libertad”. Una fragilidad que constatamos, día a día, ante la terrible repercusión de los conflictos bélicos sobre la población civil (Palestina y Ucrania como ejemplos) o por la sistemática vulneración de los DDHH en diferentes partes del mundo, afectando a diversos colectivos ya sea por razones de género, políticas, religiosas, económicas, medioambientales …

Ante este panorama desolador de los DDHH en la actualidad, no cabe ni el silencio cómplice ni la melancolía contemplativa. El deber de memoria hacia todas las personas que sufrieron aquella ignominia, hace ya tantas décadas, lo es también para reivindicar los valores de justicia, de solidaridad internacional y de paz por los que se comprometieron dando todo lo que tenían, incluso su vida.

Una vez más, al celebrar este Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto hacemos un llamamiento a la participación en los diversos actos convocados. Manifestamos nuestra empatía colectiva y solidaria con las víctimas del pasado, pero también reconocemos las vulneraciones presentes de los DDHH y proclamamos la necesidad de garantizarlos para todas las personas en todos los lugares del mundo.

Amical de Mauthausen y otros campos y de todas las víctimas del nazismo de España

#FragilidaddelaLibertad

#MemoriaDignidadJusticia

#RecuerdoVíctimasHolocausto

#AmicalMauthausenRedNuncaMás

Protesta contra exhibición de símbolos nazis en una exposición
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Carta al Sr. Obispo de Sigüenza-Guadalajara
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De: Xulio García Bilbao. Dni: xxxx , portavoz de la asociación cultural Foro por la Memoria de Guadalajara. Registro Nacional de Asociaciones nº 21102 sección primera.

A: Reverendísimo señor d. Atilano Rodríguez Martínez, obispo de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara.


Estimado señor:

Desde el Foro por la Memoria de Guadalajara, asociación cultural dedicada a la defensa de los derechos humanos y la memoria democrática de nuestra provincia, nos dirigimos a Vd. para exponer lo siguiente:

En la exposición religiosa con motivo del 75 Aniversario de la Cofradía del Cristo Yacente, expuesta en la Iglesia del Fuerte de San Francisco de Guadalajara, que recordemos tiene lugar en un espacio de titularidad municipal que fue cedido por el ayuntamiento al obispado de Sigüenza-Guadalajara por 75 años exclusivamente para “uso religioso”, se exhiben diversos objetos religiosos y hábitos relacionados con la historia de esta cofradía católica que sale durante la celebración de la Semana Santa de Guadalajara.

Entre los objetos mostrados se exhiben varios símbolos de ideología nazi-fascista, como la camisa azul de Falange que usaron los cofrades durante años, que incluye un parche con el águila de la wehrmacht con la esvástica nazi. Aparte se exhiben otros símbolos de la División 250 de la wehrmacht, conocida como “División Azul”. (Ver foto adjunta).

Como asociación de defensa de los derechos humanos, hemos protestado públicamente por lo que consideramos una ofensa pública a las víctimas del nazismo. A través de los medios de comunicación hemos pedido públicamente que dichos símbolos sean retirados.

Dicha cofradía religiosa, que en 1990 ya cambió su nombre de “Hermandad de Caballeros Excombatientes Cruzados” por “Cofradía del Cristo Yacente”, y ante nuestra protesta, ha respondido por medio de su cofrade Mayor, D. Miguel Pradillo que dichos objetos forman “parte de la historia” de dicha cofradía y que “no es apología de nada”.

Consideramos necesario recordar que la llamada División Azul participó en una guerra de agresión en Europa y que sus miembros, junto al resto de soldados del Tercer Reich hicieron un juramento de lealtad a Adolf Hitler y ayudaron a esclavizar a Europa bajo la bota del nazismo, colaborando en crímenes de guerra, como el cerco de la ciudad de Leningrado, en el que murieron por hambre y frío casi un millón de sus habitantes, muchos de ellos cristianos. Recordemos también que 130 guadalajareños fueron deportados a los campos nazis de los cuales murieron 91 y que en el año 2021 fue instalada una placa en su honor en el parque de La Concordia. Nuestra ciudad fue bombardeada por la Legión Condor alemana varias veces causando numerosas víctimas por aviones que llevaban esa misma esvástica.

Los símbolos expuestos, en lo que recordemos, es pretendidamente una exposición religiosa, son simplemente exhibidos sin ningún tipo de aclaración o distanciamiento moral sobre su significado. Tan sólo se describe lo que es cada objeto en cada caso.  

Desde el Foro por la Memoria compartímos la idea de que efectivamente, dichos símbolos son parte de la historia, pero exhibirlos sin contextualizarsin ningún tipo de aclaraciónsin ningún descargo de responsabilidadessin ningún distanciamiento ideológico ni moral, representa una afrenta a las víctimas del nazismo y se puede interpretar sencillamente como apología. Necesitamos saber si esta Cofradía comparte los valores que representan esos símbolos, y se sienten orgullosos de la afrenta que representan para muchas personas con sensibilidad democrática. No se incorpora a la exposición ningún tipo de reflexión moral por parte de la cofradía sobre ese pasado y el sufrimiento causado por el nazismo. Queremos llamar la atención del obispado sobre esta grave contradicción.
Creemos sinceramente que esconderse tras unas muy respetables creencias religiosas o una tradición no es excusa para despreciar los valores democráticos. 

A los fieles que con ilusión exhiben estas imágenes de su pasado, les solicitamos que muestren un gesto de piedad y buena voluntad y los dejen de exhibir, o al menos no lo hagan sin ningún tipo de cartel explicativo, sin ningún distanciamiento moral ni ideológico de lo que representan esos símbolos de los criminales de la segunda guerra mundial. Una esvástica como la mostrada impúdicamente, es en nuestro contexto democrático, totalmente inaceptable, sin ni siquiera una explicación que le acompañe, más allá de decir que es “el uniforme que usaban los cofrades”.
No se puede aducir ignorancia, pues sólo es un gesto de desprecio a los 130 guadalajareños que murieron en los campos nazis de Gusen y Mauthausen por su compromiso con las libertades.

Por otra parte, la cruz de Malta que figura en el estandarte exhibido, y que era el símbolo de la División 250 (División Azul), no era exhibida como un símbolo cristiano por el ejército del tercer Reich. Como no era el Dios cristiano el que figuraba escrito en las hebillas de sus cinturones, “Gott mit uns”. (Dios con nosotros). Para los guadalajareños muertos en la deportación nazi, esa cruz nunca fue la cruz del perdón, nunca puede simbolizar los valores cristianos de paz y salvación, sino que es el símbolo de tortura de los romanos, la cruz de Espartaco.

Consideramos importante no confundir la cruz del nacionalcatolicismo con la del cristianismo. Para miles de demócratas, esa cruz en concreto que figura en el escudo de la División Azul, nunca será un símbolo de redención sino un símbolo de esclavitud de millones de hombres, mujeres y niños. Y la iglesia católica de todo el mundo, así lo ha reconocido en todo el mundo. Algo opuesto y contradictorio con las creencias religiosas,

Le agradecemos su atención y esperamos que pida a la Cofradía que retire esos símbolos, especialmente la esvástica, o al menos se haga acompañada de una correspondiente explicación que aleje a la Cofradía de la ideología criminal que representa.

Por último, opinamos que el ayuntamiento de Guadalajara, titular del inmueble, debería velar por el cumplimiento del convenio de cesión del espacio, que es para fines religiosos y no para apología del nazi-fascismo.

Enviamos copia de este comunicado a los señores embajadores de Israel y Alemania, para pedirles que soliciten oficialmente que los emblemas del ejército nazi que figuran en la cofradía sean retirados.

Sin más, se despide con un afectuoso saludo:

Xulio García Bilbao
Portavoz del Foro por la Memoria de Guadalajara
foroporlamemoriaguadalajara@gmail.com

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In einer katholischen Religionsausstellung in Guadalajara (Spanien) sind einige Symbole der Nazi-Ideologie wie das Hakenkreuz deutlich zu sehen. Diese Symbole sind eine Beleidigung für die Opfer des Nationalsozialismus. In meiner Stadt gibt es 129 Opfer des Nationalsozialismus, die in den Lagern Mauthausen und Gusen ermordet wurden. Diese Symbole werden ohne Begründung, ohne Distanzierung oder ideologische Klärung präsentiert und wir verstehen sie als Apologie des Nationalsozialismus. Wir bitten Sie, diese Nachricht zu verbreiten, Wir bitten den katholischen Bischof, diese Symbole zu entfernen.

בתערוכה דתית קתולית בגוודלחרה (ספרד) מוצגים בבירור כמה סמלים של האידיאולוגיה הנאצית כמו צלב הקרס. סמלים אלו הם עלבון לקורבנות הנציונל-סוציאליזם. בעיר שלי יש 129 קורבנות של הנאציזם, שנרצחו במחנות מאוטהאוזן וגוזן. סמלים אלו מוצגים ללא כל הצדקה, ללא התרחקות או כל הבהרה אידיאולוגית ואנו רואים בהם התנצלות על הנציונל-סוציאליזם. אנו מבקשים מכם להפיץ את הבשורה הזו,

אנו מבקשים מהבישוף הקתולי להסיר את הסמלים הללו.



ULTRAJE A VÍCTIMAS DEL NAZISMO EN UNA EXPOSICIÓN DE GUADALAJARA

Guadalajara, 24-11-2023

Desde Izquierda unida de Guadalajara y el Foro por la Memoria denunciamos un ultraje a las víctimas del nazismo en una exposición presuntamente religiosa.

En la exposición del 75 Aniversario de la Cofradía del Cristo Yacente, expuesta en la Iglesia del Fuerte de San Francisco, que recordemos es un espacio de titularidad municipal, que fue cedido por el ayuntamiento al obispado de Sigüenza-Guadalajara por 75 años para “uso religioso”, se exhiben diversos objetos religiosos y hábitos relacionados con la historia de esta cofradía religiosa de Guadalajara.

Entre los objetos mostrados se exhiben impúdicamente varios símbolos de ideología nazi-fascista, como la camisa azul de Falange que usaron los cofrades durante años, que incluye un parche con el águila de la wehrmacht con la esvástica nazi. Aparte se exhiben otros símbolos de la División 250 de la wehrmacht, conocida como “División Azul”.

Pedimos a esta cofradía religiosa, que en 1990 ya cambió su nombre de “Hermandad de Caballeros Excombatientes Cruzados” por “Cofradía del Cristo Yacente”, que retire esta simbología nazi-fascista, petición que hacemos extensiva al obispado de Sigüenza-Guadalajara por considerar la exhibición de estos símbolos como una afrenta a las víctimas del nazismo.

Es necesario recordar que la División Azul participó en una guerra de agresión en Europa y que junto al resto de soldados nazis hicieron un juramento de lealtad a Adolfo Hitler y ayudaron a esclavizar a Europa bajo la bota del nazismo, colaborando en crímenes de guerra. Recordemos también que 120 guadalajareños fueron deportados a los campos nazis de los cuales murieron 90 y que en el año 2021 fue instalada una placa en su honor en el parque de La Concordia.

Opinamos que el ayuntamiento de Guadalajara, titular del inmueble, debe velar por el cumplimiento del convenio de cesión del espacio, que es para fines religiosos y no para apología del nazi-fascismo.

El hermano mayor de la cofradía, Miguel Pradillo, dice que esos símbolos son “son parte de la historia de la cofradía”.

Desde el Foro por la Memoria respondemos que efectivamente, son parte de la historia, pero exhibirlos sin contextualizar, sin ningún tipo de aclaración, sin ningún descargo de responsabilidades, sin ningún distanciamiento ideológico ni moral , representa una afrenta a las víctimas del nazismo. Queremos saber si esta Cofradía comparte los valores que representan esos símbolos, y se sienten orgullosos de esa afrenta.

Nosotros no queremos que se borre la historia, al contrario , queremos que se sepa y conozcan los crímenes cometidos por el nazismo, y por eso no entendemos que esa cofradía los exhiba orgullosamente. Exhibirlos sin distanciamiento ideológico ni aclaración de ningún tipo es apología. No se incorpora en la exposición ningún tipo de reflexión moral por parte de la cofradía sobre ese pasado y el sufrimiento causado por el nazismo
Queremos llamar la atención del obispado sobre esta grave contradicción.


Durante décadas, las familias no tuvieron acceso al patio del cementerio civil, cuya puerta permanecía cerrada 364 dias al año. Foto: Nacho Izquierdo

Una ruta por la memoria en el cementerio

Henares al Día. Por Gloria Magro -31 octubre 202

Con motivo de la festividad de Todos los Santos, la visita nocturna de fantasmas y leyendas al cementerio de Guadalajara es una ruta que tiene una gran acogida. Fuera de estas fechas, el cementerio no suele formar parte de la oferta turística de la ciudad aunque su recorrido se puede solicitar a demanda a los guías locales. Sin embargo, y aunque no cuente entre los programas turísticos o históricos, los episodios de la Guerra Civil y la posguerra en Guadalajara se pueden conocer también a través de las lápidas, monumentos funerarios y fosas comunes.

La historia reciente de España está escrita entre los muros de cementerios como el de Guadalajara. Fechas, sucesos, episodios atroces, indiscutibles e incontestables están no solo en los libros y en los archivos sino también grabados en las lápidas, sepultados bajo tierra, muchas veces en un intento por ocultarlos y sustraerlos a la memoria.
A través de los ojos expertos del documentalista Xulio García Bilbao es posible atravesar la profusión de tumbas y pasillos que aparecen una vez traspasada la puerta principal del cementerio de Guadalajara y descubrir esos testigos mudos de nuestro pasado más inmediato.

Tras el primer patio, el más noble, García Bilbao dirige la atención el monumento de la Hermandad de los Caídos (por Dios y por España) erigido en 1941, nada más acabar la Guerra Civil, con la colaboración económica del Ayuntamiento y la Diputación de Guadalajara. García Bilbao, responsable del Foro por la Memoria de Guadalajara, explica que el amplio memoria en mármol contiene los cuerpos de fusilados por tribunales republicanos, soldados caídos en el frente y también de los 302 asesinados en la cárcel de Guadalajara tras el bombardeo de la ciudad por tropas franquistas el 6 de diciembre de 1936. Sus familias, indica éste experto, en muchos casos se beneficiaron posteriormente de las prebendas que el régimen repartía entre los herederos de sus adeptos fallecidos en la contienda.Fueron desenterrados a cargo del Estado en verano de 1940, trasladados a ese espacio y una parte de ellos identificados con los medios de la época y entregados a sus familiares. Varios reposan en la sepulturas que rodean al monumento, terminado en 1941.

Plano del cementerio de Guadalajara en 1943. Marcadas en rojo, las fosas comunes de la represión franquista. Archivo Mpal de Guadalajara

Los restos depositados bajo el mármol ocupan un lugar preferente en el camposanto de Guadalajara desde hace más de ochenta años, bien visibles y cerca de otros fallecidos ilustres, como los militares de la antigua Academia Militar, los recintos de las monjas de distintas órdenes religiosas y los panteones de familias de renombre que componen una ruta distinguida en el pasillo principal del cementerio, con el encanto decimonónico de las tumbas arañadas por el paso del tiempo. Sin embargo, hay una ruta alternativa que cuenta una historia distinta y menos visible; una historia de sufrimiento y represión que está ahí pero que resulta más difícil de visualizar.

A escasos metros del memorial de la Hermandad, en una sepultura de la época, señorial pero sin nombre, se encuentra Antonio Cañadas, fusilado en julio de 1939. Su delito, ser alcalde de Guadalajara democráticamente elegido, de Izquierda Republicana, y también gobernador civil de la provincia. Su historia es a día de hoy tan anónima como su tumba.

Tras su condena y fusilamiento, la familia de Antonio Cañadas fue multada y desposeída de sus pertenencias. Aun así, pudieron hacerse cargo del cuerpo y pagar una sepultura individual y digna de Categoría 1, algo fuera del alcance de las familias de otras víctimas en su misma situación. Su hija, Emilia Cañadas Dombriz (95 años) es aún hoy, en 2023, ante la ley la hija de un criminal pues la condena a muerte de quien fuera alcalde en dos ocasiones durante la Segunda República no ha sido revocada.

Avanzando por el cementerio de Guadalajara, el responsable del Foro señala donde hay más represaliados del régimen franquista en los primeros meses tras la Guerra Civil, cuyos cuerpos pudieron ser rescatados por sus familias previo pago para después ser modestamente enterrados. Esas tumbas, diseminada, son aún testigo de aquellos años de fusilamientos indiscriminados, aunque para la memoria colectiva estén perdidas pese a que en ningún caso sean enterramientos anónimos.

Los registros del cementerio, los extractos del Tribunal Especial de Ejecuciones, los libros municipales de la época, los de las instituciones que ejecutaron el expolio derivado de la Ley de Responsabilidades Políticas y los procesos de Incautación de Bienes dan nombres y apellidos bajo una única acusación: la adhesión o auxilio a la rebelión, o en otras palabras, la fidelidad al régimen legal imperante, la República española. En esas tumbas hay maestros, guardias civiles, militares, concejales, alcaldes de pueblo y sobre todo, campesinos caídos por la España salida de las urnas en marzo de 1936.

Siguiendo esta particular ruta histórica, los espacios cobran un significado distinto, siempre que se sepa dónde buscar. Hoy resulta difícil identificar la parte civil del cementerio de Guadalajara, apenas diferenciada del resto del recinto a un costado del Patio 4 aunque no siempre fuera así. Uno de los derechos que durante décadas les fue negado a muchas familias fue el de honrar a sus muertos. Bajo la dictadura este espacio permaneció oculto a la vista, cerrado a cal y canto tras un muro interior y al que solo se podía acceder un día al año: el primero de noviembre, Día de Todos los Santos. Era entonces cuando se abría la puerta y se permitía entrar a los familiares. Quienes acudían entonces se arriesgaban a ser vilipendiados, señalados con el dedo como familiares de republicanos represaliados, así que muchas familias optaban por tirar las flores a través de la tapia.

Hasta los años 1970 no se derribó ese muro interior, a instancias de Francisco Borobia, concejal del último ayuntamiento franquista, y los partidos y sindicatos de izquierda empezaron a reivindicar la visibilidad del recinto y de aquellos enterramientos. Un monumento recuerda desde 1979 a las víctimas que yacen en esas fosas comunes. A su alrededor, lápidas colocadas por las familias en estos últimos años y también recientes de quienes reivindican así su compromiso con ese espacio histórico.

El recinto civil cobró relevancia internacional en 2016, cuando los periódicos de todo el mundo se hicieron eco del caso de Ascensión Mendieta, la hija de Timoteo Medieta, un sindicalista represaliado en 1939 y que se vio obligada a recurrir al amparo de la justicia argentina para recuperar los restos de su padre, enterrado en una de las fosas. Las imágenes de aquella octogenaria imbuida de dignidad observando día tras día los trabajos de exhumación pasaron a formar parte del proceso de recuperación de la memoria colectiva que ha vivido España estos últimos años. Y también Guadalajara.

El entonces ayuntamiento popular de Guadalajara pidió a la familia Mendieta la tasa municipal de exhumación, dos mil euros, en un último intento por entorpecer su derecho a recuperar los restos.

En varias de las fosas del recinto civil la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica ha llevado a cabo en los últimos años trabajos de exhumación. Los últimos esta pasada primavera, cuando se localizaron los restos de Domingo Écija Buendía, un jornalero de Sacedón afiliado a UGT y fusilado hace 83 años tras el final de la guerra.

A pesar de la Ley de Memoria Democrática son entidades privadas las que sacan los restos, se hacen cargo de ellos y llevan a cabo las exhumaciones. Los que se han extraído hasta ahora han sido devueltos a los suyos una vez identificados, a excepción de 22 cuerpos cuyas familias no fueron localizadas o que directamente no quisieron hacerse cargo. Su sepultura, en octubre de 2021, corrió a cargo del Ayuntamiento de Guadalajara en una ceremonia solemne en presencia del entonces alcalde, el socialista Alberto Rojo.

Sus nombres se pueden leer desde entonces en un panteón ubicado en ese recinto.
Bastante más abajo, al final del Patio 4 y sobre la fosa común del cementerio, se erige desde 2021 un memorial en mármol con los nombres de las 977 personas cuyos restos ya no pueden ser recuperados. Tras años de desidia y olvido institucional consciente, la fosa se había convertido en un vertedero donde iban a parar los deshechos de las sepulturas pese a que se conocía la existencia de cientos de cuerpos bajo aquel espacio alargado que separa dos de los patios. El ayuntamiento del Partido Popular, en la alcaldía durante tres legislaturas seguidas, llegó a plantear la desaparición de la fosa y su saneamiento para acabar con aquel basurero, algo que no llegó a suceder.

Una vez la zona fue finalmente adecentada y ajardinada, las familias de los represaliados depositaban flores y placas, en muchos casos después de que las pesquisas de la asociación Foro por la Memoria les hubieran conducido hasta allí en la larga búsqueda de sus familiares desaparecidos.

Acabada esa etapa municipal, en noviembre de 2021, el nuevo ejecutivo del partido socialista levantó un memorial de más de cuarenta metros de largo en mármol con los nombres en relieve de los casi mil sepultados de cuyos nombres se tiene constancia, 822 de los cuales fueron asesinadas allí mismo, según Xulio García Bilbao.

Con este acto de reparación “saldamos una deuda histórica, y no lo hacemos desde el rencor, sino desde el respeto a quienes fueron asesinados durante la dictadura franquista”, decía entonces en palabras del entonces alcalde de Guadalajara, el socialista Alberto Rojo al inaugurar el memorial sobre la fosa común: “Hoy es un día para el recuerdo; un día para acabar con una deuda histórica con las víctimas de la dictadura franquista en nuestra ciudad, en el conjunto de la provincia, y como este gesto es universal, en el conjunto del país”.

Bajo ese mármol también hay cuerpos irrecuperables procedentes del Hospital Militar, como en el de Emeterio Sanzo Urbón. Este soldado guipuzcoano hizo el número 977 de los localizados, el último en ser incluido en el listado. La suya es una historia que se repite por toda España, la de una familia que después de más de ochenta años pudo por fin cerrar un capítulo que permanecía inconcluso desde la Guerra Civil.

La memoria de la guerra en mi familia, es una historia que se cuenta en silencio, el silencio de no poder hablar, el silencio guardado debido al miedo y la represión impuesta y padecida”, explica Gotzon Sanzo, su sobrino. Tres de los hermanos de su padre se alistaron en distintos batallones y sindicatos vascos al inicio de la contienda, pero sólo uno volvió después de la guerra, muy enfermo tras caer prisionero y ser obligado a realizar trabajos forzados. De los otros dos se perdió el rastro en la guerra. Tras la muerte del padre y el descubrimiento de sus memorias, donde expresaba el pesar familiar por la ausencia de sus hermanos y el desconocimiento de su paradero, la familia comenzó la búsqueda. Con ayuda de Xulio y Pedro García Bilbao, Sanzo consiguió localizar a su tío Emeterio en la fosa común de Guadalajara.

La causa de la muerte escrita por sus captores fue “endocarditis y [h]emiplejía” (sic), uno de tantos eufemismos usados por los franquistas para camuflar las terribles condiciones a que eran sometidos estos presos, llevados hasta el agotamiento. Emeterio tenía 26 años”, se puede leer en la web del Foro por la Memoria. La suya no fue una muerte anónima, estaba perfectamente registrada y sin embargo, nadie se ocupó de hacerlo llegar formalmente a la familia.

El régimen franquista condenaba así doblemente a sus opositores: primero con la muerte y después con la desazón del desconocimiento. Mientras en la posguerra se abrieron las fosas y cunetas en busca de los caídos de un bando, al resto se le condenó al olvido. Cementerios como el de Guadalajara son testigos fidedignos de aquello.

En mayo de 2021 y en presencia de su sobrino y de un txistulari, a Emeterio Sanzo Urbón se le hizo un homenaje póstumo a pie de fosa “por su entrega y su lucha por la libertad y la democracia”. La familia colocó entonces una placa individual y tiempo después, una vez erigido el memorial, solicitaron al ayuntamiento de Guadalajara su inscripción en el monumento. Los Sanzo siguen buscando a su hermano, aún desparecido.

Como cada primero de noviembre, muchas familias se acercarán al cementerio a honrar a los suyos y en el recinto del cementerio civil y ante el memorial sobre la fosa común los partidos y sindicatos de izquierdas organizarán el tradicional homenaje a los caídos por la República y en la represión tras la Guerra Civil.

El acto debería de ser institucional, al igual que lo es en el resto de Europa donde todos los gobiernos sin importar su signo político conmemoran cada año la victoria contra el fascismo. En España, sin embargo, parece que ese homenaje solo cae de una parte de la historia. No obstante, la verdad y la memoria permanecen vivas en el cementerio de Guadalajara, solo hay que saber leerlas.

Fuente: https://henaresaldia.com/una-ruta-por-la-memoria-en-el-cementerio/


Una historia del cementerio. La memoria silenciada de los hermanos Sanzo Urbón

El Decano. por Gloria Magro.- 01/11/2023.- Como cada primero de noviembre, Día de Todos los Santos, los familiares de los represaliados republicanos tras la Guerra Civil y prisioneros fallecidos en el Hospital Militar de Guadalajara, junto con partidos políticos de izquierda y sindicatos, acudirán a homenajear a los caídos en defensa de la República española, la legalidad vigente en España hasta 1939.

Al final del patio 4 del cementerio de Guadalajara, sobre la fosa común, se erige desde 2021 un memorial en mármol con los nombres de los 977 maestros, concejales, campesinos y militares cuyos restos ya no pueden ser recuperados pero que los registros oficiales sitúan allí. 

En un principio, eran 976 los cuerpos que la documentación aportada por el Foro por la Memoria de Guadalajara ubicaba allí. Un soldado guipuzcoano fallecido en el Hospital Militar de Guadalajara en 1940 y añadido con posterioridad a petición de la familia haría el número 977. Su nombre, Emeterio Sanzo Urbón, y su lugar de origen, Basain, está escrito en el mármol desde entonces.

“Quiero narrar parte de la historia de mi familia, narrar las vicisitudes de una familia obrera en el periodo de la Guerra Civil y la represión franquista; el sufrimiento de personas sencillas, de ausencias y de palabras sin cerrar. La búsqueda de mis tíos desaparecidos durante la Guerra Civil, porque el olvido es precisamente eso, ausencia de todo”, explica Gotzon Sanzo, sobrino de aquel soldado cuyos pasos se perdieron en la Guerra Civil y que ha puesto por escrito la historia familiar. Su objetivo, “dar voz a los que ya no la tienen. Homenaje, paz y reposo para buscadores y buscados. Pese a las dificultades para llevar a cabo la búsqueda de los restos de mis tíos fallecidos, recuperar la memoria de la familia, de un dolor instalado”.

Jesús, Manuel y Mariano Sanzo Urbón eran los hijos de un ferroviario que al principio de la guerra se alistaron voluntarios en batallones republicanos combatiendo por todo el frente norte, como se puede leer en la web del Foro por la Memoria de Guadalajara. Su periplo como soldados fue en un principio conocido por la familia hasta que dos de ellos desaparecieron sin dejar rastro.

El tercero de los hermanos, Manuel, combatiente con la UGT, fue detenido en Santander y obligado a unirse a un Batallón Disciplinario de Soldados Trabajadores, donde trabajó como forzado en carreteras y fortificaciones en el Pirineo. “Regresó a casa al cabo de los años gravemente enfermo por las condiciones de esclavitud que tuvo que soportar. Como consecuencia, padeció continuos problemas de salud hasta su fallecimiento en 1965”, explica su sobrino. De los otros dos hermanos nada más se supo.

Tras la muerte del padre en 2018, la familia encontró sus escritos, donde se reflejaba el trauma familiar por la ausencia de los dos hermanos desaparecidos. “En dichas memorias relata las penurias que tuvieron que pasar tras la guerra. Ahí supimos que tres de sus hermanos fueron a la guerra y solo uno regresó al cabo de muchos años. Los otros dos desaparecieron, sin que se supiera cuándo y dónde.  Mi padre, consciente de que no le quedaba mucho tiempo de vida, reflejó su pena por morir sin saber dónde estarían sus hermanos Manuel y Emeterio”, cuenta Gotzón Sanzo.

Comienza la búsqueda

Los Sanzo empezaron entonces una búsqueda que concluyó parcialmente tres años después, en 2021, de la mano del Foro por la Memoria de Guadalajara y a cientos de kilómetros del lugar de origen de la localidad guipuzcoana de donde partieron los hermanos: en la fosa del cementerio de Guadalajara, un espacio entonces recientemente ajardinado. El Ayuntamiento del Partido Popular había renunciado a su plan inicial de hacerlo desaparecer bajo el pretexto de sanear lo que consideraban era poco más que una escombrera pese a saberse que se asentaba sobre cientos de cuerpos entonces sin identificar. De haber conseguido su objetivo, el rastro de esas vidas y de ese lugar se hubiera perdido para siempre, pese a que los nombres de quienes allí yacen siempre estuvieron escritos en los registros del cementerio.

Allí encontraron a Emeterio, Xulio y Pedro García Bilbao, investigadores y responsables del Foro por la Memoria de Guadalajara. “La causa de la muerte escrita por sus captores fue endocarditis y [h]emiplejía (sic), uno de tantos eufemismos usados por los franquistas para camuflar las terribles condiciones a que eran sometidos estos presos, llevados hasta el agotamiento. Emeterio tenía 26 años”, explicaban en su día.

El 23 de mayo de 2021 sus sobrinos, Gotzón y Juanma Gotzón  Ollakarizketa, se desplazaron desde Guipuzcoa para asistir a pie de fosa al homenaje que se realizó en memoria de los hermanos Sanzo Urbón. Con la asistencia del presidente de la Asociación por la Memoria de Madrid, que consideró que “debía estar presente ya que era el primer homenaje a un vasco enterrado en fosa común”, y de un  txistulari, se interpretaron himnos vascos y se descubrió una placa. En el acto se usaron los símbolos que representaban tanto los batallones a los que pertenecían los hermanos -en cumplimiento de la resolución de la ONU que así lo establece- como la legalidad republicana vigente en el momento de su desaparición. El Foro por la Memoria hizo entrega a los familiares del diploma honorífico en el que simbólicamente en nombre de la República española se reconocía la lealtad de los combatientes.

A la fosa común cubierta de hierbín verde se le ha bautizado como el ‘Jardín de la Memoria’, es donde se permite colocar las placas. En ese acto, en medio de la emoción, Gotzon Sanzo manifestó que “recuperar un familiar es volver a tener una dignidad, es una conquista a un poder que se estableció por la fuerza, es darle una sepultura digna para que su nombre no se pierda en el anonimato”. El acto les reconfortó, “la pena que nuestro aita falleció sin saber nada de ellos”, recogía en aquellas fechas El Diario Vasco. La noticia apareció también en varios medios de comunicación nacionales.

“Tras cuatro años de investigación por archivos particulares, militares, históricos y asociaciones memoristas, hoy conocemos parte de la historia silenciada de nuestra familia, a falta de saber dónde se encuentra enterrado uno de sus hermanos, Manuel”, afirma Gotzon Sanzo.

Las familias de las víctimas republicanas de la Guerra Civil  y de la represión posterior fueron doblemente castigadas. Primero, con el oprobio público por su filiación política y, después, con el silencio y la desaparición de los suyos pese a que en muchos casos su muerte había quedado registrada en las actas de los tribunales militares, en los libros de los cementerios o en los registros civiles de los ayuntamientos.

En noviembre de 2021, varios meses después del homenaje a los hermanos Sanzo Urbón, el ayuntamiento socialista de Guadalajara, en cumplimiento de uno de sus compromisos electorales, levantó sobre la fosa común del cementerio un memorial en mármol con los nombres de los 977 cuerpos que se hayan en la fosa. En ese espacio ocupa su lugar el último enterrado allí en ser identificado, Emeterio Sanzo Urbón.

A varios cientos de kilómetros de Guadalajara, los suyos cerraron así un capítulo inconcluso durante décadas de su historia familiar, aunque no pierden la esperanza de encontrar al hermano que les falta, más de ochenta años después. “Sigo investigando y buscando pese a los problemas y trabas que ponen las instituciones y gobiernos. Ya no son unos desaparecidos. Aunque no sabemos dónde fue enterrado Manuel, no perdemos la esperanza de encontrar su cuerpo y reponer su memoria y su dignidad”, explica Gotzón Sanzo, que sabe que por toda España hay muchas familias que, como la suya, siguen a día de hoy buscando a sus familiares desaparecidos. Muertos que nunca fueron anónimos pero cuyas huellas se intentó ocultar y hacer desaparecer.

Por Gloria Magro
https://eldecanodeguadalajara.com/index.php/news/4564/una-historia-del-cementerio-la-memoria-silenciada-de-los-hermanos-sanzo-urb%C3%B3n/

COMUNICADO DEL FORO POR LA MEMORIA DE GUADALAJARA SOBRE LAS DECLARACIONES DEL Vte DE LA JUNTA DE C-LM

El Foro por la Memoria de Guadalajara , asociación miembro del Consejo Asesor de Memoria Democrática de Castilla-La Mancha, desea responder el vicepresidente del Gobierno regional de Castilla-La Mancha, José Manuel Caballero, respecto a sus declaraciones realizadas en el seno de la reunión del Consejo Asesor de Memoria Democrática  sobre la intención del Gobierno regional de exhumar fosas “de un bando y de otro” . 

El Foro por la Memoria le recuerda al señor vicepresidente que las víctimas asesinadas en la retaguardia republicana, de lo que él llama “bando” sublevado, ya fueron exhumadas en la postguerra gracias a una orden aprobada por la dictadura franquista en el BOE del 1 de mayo de 1940. El Foro recuerda también que no habia “dos bandos” , porque a un Gobierno Constitucional no se le puede llamar “bando”. En todo caso habia un gobierno, y enfrente, una “banda” de golpistas alzados contra la legalidad.  

Por otra parte, en constestación a la intención del vicepresidente de darle un sentido “apolitico” y sin partidos, a la memoria de la región, recordamos que la memoria democrática, que es, recordemos, la de los que defienden los valores democráticos, no puede ni debe ser “apolítica”, ni puede ser de lo que el vicepresidente llama los “dos bandos”, Porque precisamente las víctimas de la dictadura lo fueron por su compromiso político y con la justicia social, Fueron víctimas por pertenecer a partidos y sindicatos que entonces eran legales, Y ese hecho no puede ser ignorado, No ha lugar por tanto a ninguna “equidistancia”  Además no se debe ignorar que todas las víctimas franquistas fueron exhumadas en la postguerra a cargo del Estado, recibieron pensiones, y recibieron todo tipo de homenajes. Incluso el único enterramiento que quedaba de personas asesinadas en la retaguardia republicana, la fosa de Camuñas (To), ha sido investigada por el CSIC. No nos oponemos a que se intervenga por motivos humanitarios en las fosas de cualquier tipo, pero repetimos que las franquistas han sido todas exhumadas en la inmediata postguerra, E insistimos que considerar que la memoria democrática es ajena a la política es sencillamente un nuevo insulto a las victimas de la dictadura, pues todas ellas sufrieron represión por su compromiso político y social precisamente. Creemos por ello que los partidos y sindicatos a los que pertenecieron deberían poder dar su opinión en un órgano consultor como el Consejo Asesor. Incluso el Consejo Asesor equivalente que existía en Castilla y León, hasta que ha sido eliminado por el actual gobierno regional PP-VOX, incluía a representantes  del sindicato UGT en su seno, cosa que no ocurre en el castellanomanchego. ¿Acaso UGT, organización a la que pertenecían el 60% de las víctimas de la represión franquista, no tiene derecho a tener una opinión sobre la actuación que un Consejo Asesor haga con sus afiliados represaliados por la dictadura? ¿Cuantos muertos deberia tener la UGT, en opinión del señor vicepresidente para poder ser escuchado en materia de memoria?  

No se ha pedido anular sentencias, porque sencillamente, no eran sentencias. 
Ante la petición de la asociación Foro por la Memoria de Guadalajara de que se incriba la anulación de las sentencias represivas franquistas en los expedientes judiciales, en cumplimiento del artículo 5 de la Ley de Memoria Democrática, el vicepresidente ha indicado que es un tema en el que “no está claro desde el punto de vista legal” a quién corresponde la anulación de determinadas decisiones administrativas políticas tomadas durante el régimen franquista. E incluso ha recordado que “la propia comunidad autónoma no existía en ese momento”. Dichos expedientes judiciales están conservados en los archivos históricos provinciales dependientes de la Consejería de Educacion y Cultura de Castlla-La Mancha

Ante estas declaraciones del vicepresidente segundo del Gobierno de Castilla-La Mancha,  el Foro por la Memoria reconoce que ciertamente el gobierno regional no puede anular nada, ni tampoco el gobierno central, ni nadie pretende que lo haga. De hecho la nueva Ley de Memoria no anula nada ni tampoco pretende ni puede anular nada. Lo que recuerda esta asociación es que tal y como dice la propia ley, es que esos documentos, sólo tienen “apariencia judicial” y que nunca fueron verdaderas sentencias, sino “aberraciones jurídicas”, llevadas a cabo sin garantías, sin legitimidad, por organismos que se autoproclamaron Tribunales y que un Estado de derecho moderno no puede seguir convalidando esas condenas como si tuvieran valor jurídico. Nadie tiene que anular esas sentencias, que se anulan por si mismas, porque no fueron verdaderas sentencias. La petición de inscripción en los expedientes sólo significaría simplemente constatar ese hecho. Y tiene valor testimonial, Significa una reparación moral.

Reunión del Consejo Asesor de la Memoria Democrática de Castilla-La Mancha
Foro por la Memoria pide inscribir la anulación de las sentencias del franquismo.

Toledo 16/10/2013 .- Se ha celebrado en Toledo la reunión del Consejo Asesor de la Memoria Democrática de Castilla-La Mancha, encargado de coordinar el impulso y la promoción de los derechos humanos en torno a la recuperación de la memoria democrática y cuyo objeitvo es “el reconocimiento institucional y social de las personas desaparecidas y represaliadas, mejorando  el conocimiento de la reciente historia regional en la lucha por las libertades democráticas”. 


En este órgano están representadas las Universidades de la región (UCLM y Universidad de Alcalá de Henares); las entidades locales con la presencia de las cinco diputaciones; los ayuntamientos, a través de la FEMP, y la sociedad civil, a través de las asociaciones memorialistas, en concreto dos: el Foro por la Memoria de Guadalajara y la Gavilla Verde de Cuenca.

El Foro por la Memoria va a solicitar formalmente a este organismo que incluya la anotación de la declaración de anulación de las sentencias represivas franquistas en los expedientes judiciales, y se haga en cumplimiento la Ley de memoria democrática. 

Tal y como señalan, los archivos históricos provinciales, competencia del Gobierno Regional, custodian miles y miles de expedientes carcelarios y sentencias de los Consejos de Guerra, de los Tribunales de Responsabilidades Políticas, de la Masonería y el Comunismo, Tribunal de Orden Público, y cualesquiera otros tribunales relacionados con la represión de la Dictadura franquista. Dichos fondos documentales fueron trasladados desde los archivos judiciales a los archivos históricos tras cumplirse el plazo legal para que las sentencias pudieran ser consultadas.


La petición del Foro se fundamenta en la Ley 20/2022, de 19 de octubre, de Memoria Democrática, que declara en su artículo 5 la ilegalidad e ilegitimidad de los órganos represivos de la dictadura y la nulidad de sus resoluciones. En cumplimiento de dicha Ley, la entidad memorialista solicita la inscripción de oficio de dicha nulidad en todos y cada uno de los expedientes y sentencias dictados por dichos órganos represivos. 

En opinión del Foro, “la inscripción material y expresa de la nulidad es indispensable para la plena restauración de la dignidad y el honor de las víctimas, y coadyuvará, sin duda, a procesos de memorialización en el contexto de violaciones graves de derechos humanos y del derecho internacional humanitario. Consideramos inaceptable que, cuando en el futuro las víctimas del franquismo o sus familiares, historiadores o cualquier ciudadano interesado en el pasado colectivo común acceda a esos expedientes y sentencias, éstos permanezcan inalterados tal y como los elaboraron los organismos civiles, policiales, militares y judiciales, entre otros, que dirigieron la política de represión sistemática contra el adversario político durante la Guerra Civil y el régimen franquista, como si tales sentencias siguieran siendo firmes y justas”, argumentan.

El vicepresidente segundo del Gobierno de Castilla-La Mancha, José Manuel Caballero, ha asegurado en este encuentro que el Gobierno de Castilla-La Mancha aborda las políticas de memoria democrática “como defensa de los derechos humanos y del firme compromiso de no repetición; y lo hacemos sin sectarismo, buscando el consenso con el conjunto de la sociedad y de sus fuerzas políticas y escuchando todas las opiniones y las distintas sensibilidades”.

Caballero ha expresado el compromiso de abordar esta materia “desde el estudio, la investigación científica y el conocimiento académico” por lo que la dirección de los trabajos corresponderá al ámbito de la Universidad de Castilla-La Mancha, con la que volverá a firmar próximamente un convenio para transferirle la mayor parte de los recursos económicos asignados por la Conferencia Sectorial de Memoria Democrática para financiar proyectos incluidos en el plan regional de estudios sobre la memoria democrática.

En esta primera reunión de la legislatura se ha expuesto ante los miembros del Consejo Asesor el aumento de los fondos del Gobierno de España a Castilla-La Mancha. La región tendrá disponibles 323.711,95 euros, siendo la tercera Comunidad Autónoma con mayor inversión asignada. Con estos fondos se llevará a cabo la localización, exhumación e identificación de personas desaparecidas durante la Guerra Civil y la Dictadura.

También se desarrollarán actividades de divulgación de trabajos y resultados, de dignificación de lugares de enterramiento y promoción de los lugares de memoria, así como de homenaje a víctimas y las actividades de conmemoración sobre la Constitución Española y la Transición y las de dignificación y recuperación de campos de concentración de la Guerra Civil y la Dictadura y la II Guerra Mundial.

Los objetivos de trabajo que se han marcado en esta reunión abarcan las actuaciones de indagación, estudios documentales y localización de fosas; el análisis y exhumación de las fosas donde pudiera hallarse un número elevado de personas, vinculadas a uno u otro bando contendiente; la elaboración de un censo de víctimas en todo el territorio de Castilla-La Mancha y la investigación, identificación, elaboración de inventario, estudio y señalización de los ‘Lugares de Memoria’ para que la ciudadanía pueda comprender la historia de aquellos espacios donde tuvieron lugar hechos de singular relevancia por su significación histórica. En este sentido, también se continuará con la promoción de la conservación de estos ‘Lugares de Memoria’ por medio de su protección e inclusión en el Catálogo de Patrimonio Cultural de Castilla-La Mancha.

Además, se procederá al mantenimiento y actualización de mapas interactivos para divulgar las principales investigaciones generadas en el ámbito del Proyecto de Memoria Democrática de Castilla-La Mancha sobre la guerra civil y el franquismo en Castilla-La Mancha, así como a revisar y actualizar el Mapa Regional, en materia de Memoria Democrática y coordinar su integración en el Mapa Integrado de Fosas a nivel estatal.

Renovación de miembros del Consejo Asesor de Memoria Democrática

En esta primera reunión de la legislatura del Consejo Asesor de Memoria Democrática de Castilla- La Mancha se ha procedido a la renovación de sus miembros tras los cambios acaecidos tras las últimas elecciones locales y autonómicas. Este es un “órgano plural y representativo”, tal y como ha explicado Caballero, que asesora al Gobierno de Castilla-La Mancha en materia de memoria democrática.

En este sentido, también está presente el Gobierno regional con las viceconsejerías de Relaciones Institucionales, de Cultura y de Administración Local y Coordinación Administrativa. Además, en él participan la Universidad de Castilla-La Mancha, la Universidad de Alcalá y la Universidad Nacional de Educación a Distancia; las diputaciones provinciales de la región y la FEMP de Castilla-La Mancha, así como las asociaciones Memoria Histórica de Manzanares y La Gavilla Verde y el Foro por la Memoria de Guadalajara. Estos colectivos van cambiando cada dos años.

Las nulidad de actas de sentencias franquistas, a estudio

Preguntado por el hecho de que la asociación Foro por la Memoria de Guadalajara haya solicitado al Gobierno regional que declare la anulación de las sentencias represivas franquistas en los expedientes judiciales, Caballero ha respondido que es un tema en el que “no está claro desde el punto de vista legal” a quién corresponde la anulación de determinadas decisiones administrativas políticas tomadas durante el régimen franquista. Según ha explicado, no queda claro, porque “la propia comunidad autónoma no existía en ese momento”.

Si, finalmente, el Gobierno regional tuviese el poder de declarar nulas esas actas franquistas, el vicepresidente segundo ha insistido en que “habría que estudiarlo”.

Ante estas declaraciones del vicepresidente segundo del Gobierno de Castilla-La Mancha, José Manuel Caballero, el Foro por la Memoria afirma que ciertamente el gobierno regional no puede anular nada, ni tampoco el gobierno central, ni nadie pretende que lo haga. De hecho la nueva Ley de Memoria no anula nada ni tampoco se pretende. Lo que recuerda esta asociación es que tal y como dice la propia ley, es que esos documentos, sólo tienen “apariencia judicial” y que nunca fueron verdaderas sentencias, sino “aberraciones jurídicas”, llevadas a cabo sin garantías, sin legitimidad, por organismos que se autoproclamaron Tribunales y que un Estado de derecho moderno no puede seguir convalidando esas condenas como si tuvieran valor jurídico. Nadie tiene que anular esas sentencias, que se anulan por si mismas, porque no fueron verdaderas sentencias. La petición de inscripción en los expedientes sólo significaría constatar ese hecho. Y tiene valor testimonial, Significa una reparación moral.

Respecto a la declaración del vicepresidente Caballero sobre exhumar fosas “de un bando y de otro” , el Foro por la Memoria le recuerda que las víctimas asesinadas en la retaguardia republicana ya lo fueron exhumadas mayoritariamente gracias a una orden aprobada por la dictadura franquista en el BOE del 1 de mayo de 1940. La entidad memorialista recuerda también que no habia “dos bandos” , porque a un Gobierno Constitucional no se le puede llamar “bando”. En todo caso habia un gobierno, y enfrente, una “banda” de golpistas contra un gobierno constitucional.

La memoria democrática, que es, recordemos, la de los que defienden los valores democráticos, no puede ni debe ser “apolítica”, ni puede ser de lo que el vicepresidente ha llamado “dos bandos”, Porque precisamente las víctimas de la dictadura lo fueron por su compromiso político y por la justicia social, No ha lugar a ninguna “equidistancia” y tal supuesto es un nuevo insulto a las victimas de la dictadura, además sería como pretender ignorar que todas las víctimas franquistas fueron exhumadas en la postguerra a cargo del Estado, recibieron pensiones, y recibieron todo tipo de homenajes. Considerar que la memoria democrática es ajena a la política es un insulto a las victimas de la dictadura, pues sufrieron represión por su compromiso político y social precisamente. Creemos por ello precisamente que los partidos y sindicatos a los que pertenecieron deberían poder dar su opinión en un órgano consultor como el Consejo.