Una de estas marchas tendría que exigírsele a todo aspirante a cargo público y dirigente de la izquierda. Nadie que no haya pasado frio en un piquete, que no haya marchado por las trincheras, cantado Somos la Joven Guardia o no haya compartido unas migas milicianas debería poder ser elegido.
Una de estas marchas tendría que exigírsele a todo aspirante a cargo público y dirigente de la izquierda. Nadie que no haya pasado frio en un piquete, que no haya marchado por las trincheras, cantado Somos la Joven Guardia o no haya compartido unas migas milicianas debería poder ser elegido.